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9. ¿Cómo reinventarnos para un mundo en cambio constante?

 


Siempre hay un espíritu para cada época, el nuestro es uno de fuertes y profundos cambios que conducen a las élites del poder económico a valorar la rentabilidad de sus empresas en términos de reinventarse constantemente. En las prácticas de todas las profesiones ocurre lo mismo, así como la renovación de los conocimientos de todas las áreas del saber, cada tres años se renuevan en su totalidad. Las técnicas de ingeniería cambian al ritmo de actualizaciones de software, cada cuatro meses. Pero y, ¿la educación por qué no lo hace? 


En la antigüedad pasó algo similar, quizá a un ritmo más lento, pero, igual de impactante. El contacto de conocimientos entre griegos, babilonios, Indus y Chinos, ocasionó una revolución del conocimiento matemático, astronómico, agrícola, filosófico, geográfico. La educación fue el proceso de empoderamiento de los pueblos, por el cual la civilización y las mentes que la mueven disfrutaron de estos cambios, los respiraron y se inspiraron a vivir los cambios de la revolución del conocimiento. Pero un hombre sobresalió de todos, Sócrates, gracias a su poderoso intelecto y todavía más a la forma en que lo empleó, ideó hacerse para sí mismo, su pasión por la educación, le dedicó su vida. Ella debería ser lo más valioso de su sociedad. Pero más allá del conocimiento, la educación es un proceso por el cual un individuo adquiere la virtud o capacidad de llevar una vida digna. Sócrates no dudó de que la educación, es la virtud de una sociedad para que, en el camino de los cambios de la época, sea el motor de adaptación más seguro para encontrar una vida digna en medio de una revolución de cambios. Fue el primer gigante de la reflexión profunda que se rebeló para adaptar a la educación a los tiempos de los cambios acelerados.


Sócrates es un filósofo por excelencia, el buscador y transportador de la sabiduría. Pero un aprendiz que penetra más allá de la superficie de su época es la esencia del hombre que se adapta al cambio, lo más difícil es hacerse de nuevos argumentos para renovar los conceptos  con que damos significado a los cambios de cada aspecto de los nuevos escenarios. Platón, fue el primer académico, instruido por Sócrates, el segundo fue Aristóteles, creador del Liceo en Atenas. En esa época, Sócrates desarrolló el estilo de pensamiento y método, la retórica y la dialéctica nacieron como la forma de educación para adaptarse a los cambios acelerados. Argumentar y la argumentación modernas, son la herencia de Sócrates como respuesta a una educación con el poder de reinventarnos, para adaptarnos a un ritmo acelerado de cambios que amenazan con hacernos obsoletos y marginales a nuestra propia época.


Sócrates como intelectual en medio de tiempos de cambios vertiginosos, fue un intelectual que formuló su propio sistema de ideas. Académico que miró en su juventud la mejor inversión para que su sociedad se adaptara a la nueva época. Pero es Platón quien escribe los pensamientos de Sócrates y sus diálogos, Platón era aún un aprendiz suficientemente receptivo del pensamiento y método de Sócrates. Método desarrollado para utilizar nuestra mente en el camino a la verdad. Juntos dieron más importancia a las ideas que a las personas. Platón más tarde desarrolló sus propias ideas. Como académico y como alumno de Sócrates comprende que la educación es la acción del propósito de germinar un cambio. Ser un académico, era tener como tarea formar mentes que nos dieran nuevas ideas. Ser intelectual es ser creativo de ideas que son piso firme para las nuevas generaciones que las renovarán. Así que el acto de transformar a los jóvenes en pensadores creativos, para Sócrates fue lo fundamental de la educación, quien aprende, debe escribir sus fundamentos y justificaciones para que las ideas se queden en su mente. El acto de justificar lo verdadero, lo ético, lo lógico, lo estético y lo justo, sin duda Sócrates lo consideró como el medio educativo más sólido para formar intelectuales. 


El espíritu de la época de cambios acelerados, Sócrates lo observó como una oportunidad de hacer de la juventud, espíritus competitivos en todos los aspectos de la vida griega: poesía, música, oratoria, retórica y arte. Es a partir de esta visión hasta aquí descrita, con la aparición del libro de Sócrates: “a man for our times” de Paul Johnson[1],  que se reconoce la habilidad de aplicación lingüística del estilo de pensamiento objetivo, desde hace 2400 años es el medio educativo más eficaz para que un ser humano se reinvente ante los cambios acelerados en sus sociedades. Esta misión educativa de aprender dentro de un sistema de escritura, tanto el arte de razonar, como las formas de validar el conocimiento objetivo, trajo como intención que la juventud se autorrealice, encuentre nuevos y más potentes significados en el flujo creativo de la vida emocional positiva[2]. La toma de decisiones, gestionar un proyecto, aprender modelos de explicación científica o técnica, donde quiera que estemos en la vida, Aristóteles considera que es una meta de lograr la felicidad, en términos de progreso ético para nuestra existencia en relación con los demás. Ser objetivamente feliz como individuo, insistió Aristóteles, es una responsabilidad única y transcendental[3]. 



Referencias

[1] Johnson, P. (2011). Socrates: A Man for Our Times., 226.

[2] Horney, K. (1991). Neurosis and Human Growth: The Struggle Towards Self-Realization: The Struggle Toward Self-realization (New Ed ed.). W. W. Norton & Company.

[3] Feser, E. (2019). Aristotles Revenge: The Metaphysical Foundations of Physical and Biological Science. Editiones Scholasticae.