Texto académico
Autores
Eduardo Ochoa Hernández;
Nicolás Zamudio Hernández;
Gladys Juárez Cisneros;
Filho Enrique Borjas García;
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan;
Pedro Gallegos Facio;
Gerardo Sánchez Fernández;
Rogelio Ochoa Barragán
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Introducción
"Leyendo sentí lo lejos que estoy de saber pensar bien, amplia y justamente; de saber construir las frases; de tener una inventiva enérgica y feliz [...] el libro es la sombra de algo que está en la mente del autor y que el autor no conoce claramente: esa sombra llega a ser y lo otro desaparece. La obra llega a ser lo real y la idea va quedando como un vestigio de la obra, progresivamente más irreal".
Adolfo Bioy Casares (2006) Borges
"Convertirse en diseñador requiere una gran cantidad de tiempo y educación. Con tantas habilidades para aprender, muchas personas nunca tienen la oportunidad de dominar la única habilidad que les puede dar una ventaja real en la academia: nunca aprenden a escribir bien”.
Ursula K. Le Guin (2018) Contar es escuchar
Escribir argumentos. Esta actividad puede resultarle extraña, es como pedirle que camine en la oscuridad de la ignorancia, navegar sin un mapa conceptual y sin un sistema de escritura para ello. Usted podría decir, no sé a dónde me invitan a ir. Esto es cierto, y manifiesta la verdad en el inicio de aprender a crear ideas objetivas dentro del espacio académico. Nos encontramos en la misión de formar un camino original para nuestros estudiantes. Escribir arquitecturas de sentencias, le llevará por un primer paso en el arte de pensar al escribir dentro de un sistema de toma de notas. Este es un discurso creado para discutir con intensidad las ideas esenciales para crear un momento de creatividad crítica. Esta actividad de la razón es necesario sea educada, más allá de los axiomas innatos que nuestra especie nos heredó.
Un principio para este camino, es la necesidad de conocer el sistema de escritura en su morfosintáctica, ortografía, puntuado, estilo y tipología de textos. Cada acto de escritura, cada sentencia compuesta, simple o compleja va a llevarnos en sus arquitecturas hacia la escena imaginada, y entonces, la escritura con voluntad dirigida al arte de la razón crea al argumento. Es necesario iniciarnos en el heroísmo de investigar toda palabra que no reconozcamos en su significado, esta honradez es insalvable para el aprendizaje del estudiante. Vamos a ser complejos, concretos y a provocar profundas discusiones, porque estamos seguros de que no hay un solo camino específico en el arte de pensar con argumentos. Escribir nuestro primer párrafo al modo de cadena de razón, ese que logre alcanzar a ser argumento, depende en mucho de comprender el estilo de escritura partiendo del acto búsqueda de objetividad. Quizá sus sentencias oscilen entre 8 y 15 palabras, sus párrafos entre 60 y 170 palabras, pero lo relevante es que expresen originalmente su creatividad en el acto de pensar.
Un argumento es definido por Perelman, como dos o más premisas (proposiciones) encadenadas con operadores modales y, que infieren una proposición de conclusión[1]; no es un hecho que dependa de una intuición que surja de la nada. No es un entendimiento convencional de solo aprender la gramática. Argumentar es un arte de la lógica modal, que emplea conjunciones y conectores lógicos discursivos como enlaces. Entre las cosas más difíciles de enseñar a escribir el argumento, destaca el lograr concebir al acto creativo de pensar con objetividad. ¿Cómo se da en la mente el razonamiento? Mediante la reflexión en la redacción, sintaxis, vocabulario, ortografía, puntuado…, todo ello construido en coherencia dentro de un discurso que demuestra, justifica, fundamenta, explica, describe y calcula.
La clave para escribir argumentos, no es esperar que las ideas surjan de la nada, debemos leer sobre los asuntos de los que nos interesa realizar una actividad racional creativa. No hay que esperar más, leer es el músculo de las ideas que surgirán. Los profesores y estudiantes practican el texto argumentativo, con él evocan al mundo como lo ven objetivamente, tal como es ante cada nuevo dato. Entender el mundo en lo más profundo usando argumentos, es asumir que el universo es algo cognoscible en su totalidad por la razón. Al decidir escribir este texto nos preguntamos: ¿cómo motivar a los estudiantes a seguir este camino sin forzar el paso para ellos? Necesitan de alguien inspirado sobre los hombros de tantos gigantes del pensamiento, para orientar en esta materia, es necesario ser usuario realmente aterrizado en el discurso académico.
Un programa de escritura creativa en su corazón, resuelve las bases rotas del conocimiento de los estudiantes en materia del sistema de escritura y, justo antes de comenzar a escribir argumentos, de no estudiar al sistema de escritura, se promueve la frustración de intentar producir discurso que endurece y fomenta que se abandone la escritura justo antes de conocer la arquitectura de la proposición, en su lugar nuestra propuesta es el arte de pensar como un modo creativo para formular la proposición, un tipo de sentencia que resulta fundamental para escribir premisas, sí, esas piezas en las cadenas de razonamiento fundamentales en el estilo del pensamiento objetivo.
El silencio de pensar al escribir
Lo que más nos intrigó, sin embargo, fue el entorno bizarro que rodea al conocimiento de lo verdadero. La escritura en el estilo científico es una de las glorias de nuestra época. A decir verdad, en la universidad nunca comprendimos totalmente cómo se elabora el conocimiento científico. Siempre sentimos algo así, hacinamos las tareas, y sí, nos dábamos cuenta decentemente, que solo ejercitábamos lo que no comprendíamos con plena conciencia de las formas de razonamiento que aplicábamos. Ecuaciones, discursos teóricos, herramientas estadísticas y discusiones de las ideas; todo estaba tan lejos de conocerse en sus principios, el error es trágico, memorizar procesos debidamente irreflexivos. Nos gustaría entender los elementos del estilo del pensamiento científico. La memorización y la práctica de resolver problemas nos hizo ir pasando los cursos, nos llevó hasta un título y certificado universitario. Al largo plazo, nos instauramos en un cierto grado de necesidad de comprender los diversos nichos de los estilos de la razón, que se aplican en la caza de la objetividad. Todos menos uno. Todos menos la escritura creativa. Ese tema que no descubrimos en los años de licenciatura. Desde el principio, sabíamos que uno de los temas que estarían en nuestro camino era el de producir discursos escritos rigurosos, elegantes, coherentes y de rebeldía original. Para ser honestos, sentimos temor de llegar a las profundidades y particularidades del tema del discurso objetivo. Una y otra vez tratamos de descifrar el sistema de escritura, el sistema de pensamiento y el sistema de toma de notas. De hecho, recordamos desear en un momento que pudiéramos evadir toda esa complejidad.
Descubrimos la lógica modal, las cadenas de razón, la arquitectura de proposiciones, metáforas, frases, sentencias, cláusulas…, argumentos; y notamos la sensación que detrás de nuestros pensamientos más sublimes en la ciencia, algo está mal en nuestra educación que nos conduce al cortar y pegar, a memorizar procesos y ejercicios y, a no escribir para pensar. Algo está mal, algo nos estaba aturdiendo. Y un día, miramos cara a cara nuestro perfil intelectual frente al espejo que construyó William Shakespeare para Hamlet. A medida que los años pasaban, una voz baja desde la literatura surgió, permitimos un grito de confesión a nuestra reflexión, “es tiempo de que en mi universidad tengamos una época exitosa de resurgimiento de la tradición intelectual, es tiempo de ponernos en marcha para formar a la juventud y esta alcance su soberanía intelectual”. Así es como resultó este libro.
Referencias
[1] Ribeiro, H. J. (2009). Perelman and Toulmin as philosophers: On the inalienable connection between philosophy, rhetoric, and argumentation. Rhetoric and Argumentation in the Beginning of the XXIst Century, 33-54.