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3. Lo literario 

 


La lectura en silencio es como la melodía que se toca dulcemente en sintonía. Desde que comenzó la civilización, las personas han anhelado comprender lo que significa el ser humano. Para algunos esa búsqueda los llevó a la religión, la poesía, la ciencia, las matemáticas, la literatura, el lenguaje. Pero los que buscan en el arte, incluyendo el arte de pensar en la ciencia y la arquitectura de metáforas en la poesía, un investigador así puede recorrer caminos múltiples, pero sin duda el movimiento romántico en la poesía que surgió de la mano de la psicología del siglo XIX, se adentró más que muchos otros en lo humano. La poesía abrazó la empresa de revelar el conocimiento de lo humano al hacer su objeto de estudio el amor y las emociones en general. El campo de la mente y el comportamiento en el campo de la psicología, mantiene hasta nuestros días una conexión con la poesía desde el psicologismo, subcampo del estadio de la psicología de la literatura[1]. 


El Psicologismo es un movimiento moderno, un marco de referencia donde las verdades lógicas y matemáticas, deben explicarse en términos de verdades psicológicas[2]. Uno de los problemas modernos que atiende es el del sesgo cognitivo[3], expresado como una corrupción de la razón que justifica la verdad, sesgo inducido por las emociones.  Es un campo definido por la “teoría del significado”, incluye más que solo a la lógica silenciosa que constituye la base de la acción axiomática de la razón, es decir, en la acción de pensar hay filtraciones emocionales. Para los matemáticos Frege y Gödel consideran al psicologismo como la suerte de encontrar significados fuera de términos puramente lógicos, es una visión del significado de las palabras y su comprensión, donde el lenguaje sustituye a la idea de mente[4]. El psicologismo es un punto de vista según el cual las expresiones individuales son únicas, hace énfasis en la importancia del significado de los significados asociados a la expresión. Es un tema de conjetura o especulación sobre cómo son las cosas en un ámbito de lo privado oculto detrás de su comportamiento y, sobre cómo funciona la comprensión en lo más individual, tal como lo hace en su oficio el poeta que encuentra significado desde sí mismo. Desde luego, el punto de vista de cada poeta es original e incompatible, pero, es una forma de conocimiento de lo humano más que válida para la sociedad, podemos decirlo, es un arte de expresar la vida humana.


El psicologismo, utilizado por la ciencia cognitiva para el análisis de un número diferente de puntos de vista en la investigación científica, centra sus esfuerzos sobre el fenómeno mental de la lectura de literatura. El psicologismo, estudia el comportamiento interno de la inteligencia literaria que depende del procesamiento de proposiciones, metáforas, frases y sentencias; son informaciones internas que producen la base de la imaginación y comprensión constitutiva de la salud mental[5]. Además, explora lo que sucede con la autogestión de emociones en los escritores y, argumenta que algunos que no logran regresar de sus viajes emocionales autogestionados; este impedimento de retorno a su realidad podría explicar el suicidio de muchos de estos escritores a lo largo de la historia (Kaufman, S. B., & Kaufman, J. C. (2009)). 


La metáfora, es esa misteriosa capacidad humana que une el pensamiento y a la emoción con el lenguaje, no se pretende reducir a una descripción científica de su lectura o escritura, es algo más que la experiencia de ver una mariposa reducirse a ecuaciones. En este sentido, tenemos la intención de hacer dentro de la psicología literaria conexiones con la psique original del símbolo, como sustancia que toma la mariposa como un emblema. Gran parte de la investigación se centra en la comprensión del pensamiento humano y en particular el pensamiento por analogía, un proceso íntimamente ligado a lo literario y en particular a la metáfora.


¿Por qué abordar a la metáfora?, porque gira dentro de uno de los estilos de pensamiento más desarrollados, el conocer por analogía. Después de todo, la analogía está en todo tipo de prosas. La metáfora tiene muy buenas razones para ser considerada una fuerte conexión entre el lenguaje, emociones, razones y el cerebro. La literatura es una forma especial de lenguaje en el que el significado simbólico es sonido e imagen. Harold Bloom refiere a la literatura como lenguaje figurado, concentrando su forma en lo expresivo y lo evocador[6]. La metáfora es una variedad especialmente importante de lenguaje figurado, común en el lenguaje coloquial y prosas, pero particularmente esencial en la poesía. La literatura emplea el pensamiento por analogía para crear nuevos conceptos. La ciencia ha identificado de manera peculiar, que la rítmica que produce la metáfora desencadena la actividad de regiones del cerebro que apoyan el lenguaje, la razón, la emoción y aprendizaje de la música[7]. En definitiva, un poema pone a bailar a las neuronas dentro de un lenguaje rítmico.


Los efectos de la literatura tienen una consecuencia en la conciencia, en la propia naturaleza de una trascendencia de un fuerte sentido de amor universal y particular solidaridad con los semejantes. La ciencia ha mostrado fuerte interés por el estudio de lo literario, dado que abre una ventana de observación para el estudio de la mente, muestra las complejidades con las que un cerebro construye el mundo y unifica el pensamiento, lenguaje, emociones e imágenes en un juego de placer racional y emocional[8]. La literatura no es sólo de interés en su propio espacio académico, también puede servir como un microcosmos de la creatividad humana, con su poder de pensamiento por analogía.


La comparación por analogía es un modo de conocimiento objetivo y subjetivo. Cuando lo hacemos en modo objetivo, actuamos como observadores del mundo incluidos nosotros mismos. En esta refinada forma de visión objetiva, nos asumimos como científicos, obteniendo conocimiento derivado de observaciones compartidas, sistemáticas y verificables. En el extremo subjetivo, cada uno de nosotros ve al mundo desde nuestro punto de vista interior, haciendo referencia a un sentido interno de sensaciones, percepciones, sentimientos y pensamientos. Es decir, nadie comparte nuestra experiencia personal de vivir. Hay una soledad irreductible en la base de la condición humana. 


Para leer la metáfora (a menudo decimos), es decir una cosa para significar otra cosa. ¿Cómo lograr esto? ¿Por qué es algo valioso? Nos parece algo muy extraño. La metáfora desde la antigüedad es reconocida como señal de personas con dotes de genio, especialmente por Aristóteles. Es la marca del genio que desarrolló una investigación por semejanzas, hablando con su propia existencia singular. Pero, otros refieren la expresión con analogías como una forma confusa de pensamiento, consideran a la metáfora un análisis crítico inapropiado[9]. Es decir, consideran a la metáfora una forma de sustituir la verdadera incertidumbre de la existencia con ambigüedad semántica. Pero el error es descalificar esta forma de conocimiento, dado que la metáfora es un descubrimiento que plantea un problema y desarrolla una tesis en forma de poema[10].


La ambigüedad es generalmente menospreciada por los que practican el discurso práctico y objetivo. Incluso Wittgenstein advirtió a las personas a hablar con claridad o bien mantenerse en silencio[11]. Pero, para bien o para mal, la poesía nunca tomó la posición de cancelar otras formas de conocimiento como el estilo objetivo de la ciencia. Ciertamente, cualquier estilo de pensamiento, definirá sus propósitos, lo literario refiere a lo humano y lo científico a la verdad objetiva. Pero, los lenguajes naturales que hablamos son generados y renovados en el espacio social por todo tipo de metáforas y ambigüedades. La definición matemática es clara, pero es apenas un mundo muy limitado por su rigor en la conversación cotidiana.


En matemáticas una línea curva, puede ser una línea continua que en un espacio geométrico, cada punto de ella es parte de un círculo. Pero en la poesía sus significados sustantivos, pueden ser verbos. Por ejemplo, el camino más corto para nuestro retorno; podemos leer entre líneas; poner todo en línea con nuestro futuro; preocupación por el delineado de la muerte. Estas ambigüedades parecen ampliar las múltiples posibilidades semánticas del lenguaje literal y dentro del metafórico. De hecho, podemos decir que la metáfora juega a abrir nuevas posibilidades de significado. Shakespeare en su soneto 18 refiere “cuando en eternas líneas tu tiempo es crecer”. Desde luego que, esta metáfora tiene poco sentido fuera del contexto del texto, pero su significado crece orgánicamente dentro del poema de Shakespeare. El poeta está hablando de su propio ser que será recordado para siempre. Las líneas de tiempo son el poema mismo una vez terminado, después consignado al tiempo. Sin embargo, otra sugerencia es que el poema es eterno, al seguir creciendo como una línea de linaje que se extiende a través del tiempo, así como resuena entre generaciones venideras. Hasta ahora, se mantiene la promesa audaz que su poema recorrerá una infinidad de líneas de tiempo. 


En una metáfora poética, no necesariamente elegimos entre interpretaciones diferentes. De hecho, es mejor dejar que resuenen entre sí, una metáfora actúa como una unidad de combinación de significados posibles[12]. Paul Ricoeur refiere a leer metáforas como lo opuesto al discurso científico y técnico; el lector no está obligado a elegir entre dos significados que son igualmente probables de ser admitidos en el contexto. Sería la ambigüedad la que se honra como plenitud de significados de un pluralismo[13]. En contraste, el neurólogo Semir Zeki, ha descrito que la actividad neuronal en las  metáforas es más intensa que cuando se le exige una sola interpretación, la fluidez neuronal del arte plástico, la poesía, la música, contribuyen en un fuerte impacto en  potenciar la imaginación, del mismo modo una metáfora trasmite sensaciones similares a visiones multidimensionales[14].


La fuente de creatividad de las metáforas surge de la vida de la experiencia humana y de su uso frecuente convencional, tanto en poesía como en la comunicación cotidiana. En metáforas, casi cualquier cosa puede aludir a una persona, transformar la personificación. Por ejemplo, la muerte es vista como la parca que cosecha una flotación, como un vagabundo humano, una gota de rocío que cae de una flor y se convierte en lágrima[15]. Las metáforas se tejen de conexiones recurrentes entre conceptos que se manifiestan como frases, similares a ríos que fluyen por el tiempo, ojos que pueden mirar hacia abajo en nosotros mismos y así hacer estrellas, sueños de descensos al Yo y también a la muerte[16]. 


La ciencia cognitiva en su estudio de las metáforas, esta visión parece ir tan lejos como para negar la distinción entre el lenguaje objetivo y lo literario[17]. Lakoff y Johnson logran asociar a la metáfora dentro todos los estilos de pensamiento que buscan crear nuevos significados. La palabra en el cerebro, es entendida en términos de una red de otras palabras en una correspondencia conceptual o mapeo por analogía[18]. 


Si bien las metáforas abundan en la poesía, esto quiere decir que, el estilo científico recupera sus significados en la red cerebral al modo de analogía. La vida es camino, sus tropiezos son estaciones del año y la salida, la muerte como flotando fuera del tiempo. Estas metáforas requieren conexiones objetivas (lo literal), para que su comprensión sea legitima. Lo literario en nuestra opinión, es la creación del imaginario construido con metáforas sobre la base de un lenguaje literal. La metáfora y lo literal son interdependientes no se necesitan enmascarar una a la otra. 


Las fuentes metafóricas, especialmente las utilizadas en lo literario, tienen esfuerzos que crearon lazos con la percepción, la acción y las emociones. Por ejemplo, “el estudiante es una primera floración no malgastada”, los seres humanos no somos plantas, para comprender esta metáfora, hay que sentir los ciclos de impacto emocional en la vida humana. La poética simbólica es a menudo una fuente de trasferencia de emociones, que convierten por asociación un objeto en una emoción o pensamiento. Un símbolo poético es una metáfora que actúa como una especie de algo concreto, simultáneamente emocional y cargado de abstracciones. Este símbolo es de carácter multidimensional, dado que simultáneamente conecta lo objetivo con lo subjetivo. Lo que lo hace interpretable al símbolo poético, es que estas estructuras lingüísticas conservan lo universal para referir a lo íntimo de la existencia del poeta. En otras palabras, la simbolización literaria es individual e interpretable por ser construida sobre lo universal. En lugar de volver lo literario irracional, el escritor forma abstracciones sobre el discurso objetivo y lo hereda dentro de la carga emocional, en el diseño de símbolos poéticos o metáforas con conexión a tierra.


Lo literario, está basado en símbolos poéticos especialmente poderosos, que al producir organismos emocionales estructurados en versos, un escritor puede aumentar su potencial de impacto emocional y racional para la experiencia del lector. Por ejemplo, Jean-Paul Sartre habló de las protestas de obreros en París como “el tiempo que fluye suavemente, como una confusión calentada por el sol[19]”. Víctor Hugo refiere a la oscuridad como símbolo poético, al referirla como “La ignorancia, el mal en las naciones, como estrellas que tienen derecho al eclipse. Todo está bien, siempre y cuando la luz regrese del eclipse de una noche sin fin”.


La literalidad, es un estilo de discurso en que se pretende lograr la objetividad y reducir hasta donde sea posible la ambigüedad. Pero, la propia literalidad enmascara la complejidad cognoscitiva de los procesos intelectuales involucrados en su creación. Cada lector, tiene una vista totalmente diferente de lo que está sucediendo en la interpretación, su conocimiento está necesariamente determinado por sus experiencias lingüísticas, en el discurso del tipo que se trate, en la profundidad y rigor de la semántica y, en la lógica modal con que interroga al texto. Y sin embargo, en el transcurso de intercambio al lector del texto la vida cambia, cada participante adquiere comprensión suficiente dependiendo de su apertura a investigar todo lo que en el texto le es desconocido. Esto es lo que se conoce como cognición distribuida[20]. 


El proceso de cognición distribuida es similar al de la metáfora, los distintos lectores participantes de un texto objetivo, en cada uno, la actividad lectora provoca diferentes tomas de notas, reflexiones, inferencias y el esquema general que conecta a las piezas de conocimiento[21]. Pero, considerando que la metáfora conecta dominios muy radicales, podríamos decir que, lo literal es una forma muy estrecha de la metáfora. Lo literal depende de un esquema de estilo objetivo convencional a base de proposiciones, operadores modales, inferencias, referencias y propósitos de cálculo, justificación, demostración, descripción, explicación y discusión.


La metáfora es una forma de semántica, que transgrede los límites entre categorías convencionales en el discurso literal. “Un escarabajo que se pasea entre párrafos, cantando en sus maderas en el bosque”, el escarabajo personifica a un humano lector, que realiza intertextualidad entre diferentes textos a la vez. Es un ejemplo, por analogía, una relación entre múltiples entidades con correlaciones distantes. Así que, una metáfora es un conjunto de asignaciones entre dominios distantes. La metáfora se usa para crear un imaginario de algo que es muy complejo y supera los límites que intenta poner lo literal. Sin duda podemos imaginarlo. Una vez más, el escritor crea una situación literaria conforme aborda desafíos de complejidad. Las probabilidades del mundo real no son importantes, pero nos ayudan a darle un sentido a lo desconocido. 


La interpretación de un texto varía de un lector a otro. Lo literario permite al lector crear una red rica en significados y alusiones, interpretaciones distintivas de la conformación del discurso crean interrelaciones en las inferencias, y mejor aún, mantienen resonancia en el imaginario de algo que es muy abstracto. Una metáfora es un texto que compara en la línea discursiva el origen y el destino entre dominios del saber. Una analogía es un modo de conocer considerando un sistema de creencias entre elementos constitutivos y desconocidos, es escribir entre lo literal y lo teórico[22]. La combinación conceptual de estos, es un proceso cognitivo que los científicos emplean para potenciar la imaginación donde se les presentan callejones sin salida[23]. 


Una metáfora poética, es un solo verso o un poema entero. Cuando una palabra o palabras específicas cambian radicalmente de significado, se ha logrado una metáfora. El significado individual de las palabras importa, pero, no es un enfoque en el sentido de la red del cuerpo del texto. La metáfora extiende la analogía a lo que hay de individualidad en nosotros. Encuentra hacia el extremo del lenguaje lo que en realidad se ancla dúctil en nuestros amores. Hay razones para pensar que las metáforas procesan la analogía vital de nuestra forma única de sentir y pensar la vida. Dibujan y distinguen las relaciones situadas en nuestra condición humana. Niños, jóvenes y ancianos, pueden a través de ella estar en el mismo plano de honesta y clara inocencia. 


Uno podría preguntarse, si la definición de metáfora ha adoptado restrictivamente al conocimiento de lo humano. La analogía, es un estilo de pensamiento que aplica imágenes y otros medios lingüísticos, como pinceladas del arte más abstracto y sensible a la piel mortal humana. La imagen para el científico se convierte en fuente de conciencia que le guía por las tormentas más feroces de la ignorancia. Observe que aprender por analogía es un arte visual de emociones y razones, que interactúan con la lingüística proporcionada por el título de cada pieza poética. 


No deseamos restringir el uso de la metáfora como definición básica que se extiende solo en lo poético. La metáfora trasmite la incertidumbre en la frontera de los hechos científicos, que están mutando debido a los audaces diseños experimentales del mundo moderno. Una metáfora como dibujo depende de la comparación guiada por el escritor, paso a paso la escritura que viene desde Aristóteles, él desarrolló conceptos subyacentes a las palabras y sus significados. Son extensiones para un medio de imaginación en la literatura más amplia, como en la música, la pintura, el descubrimiento científico y el más humilde pensamiento en la vida cotidiana. 


¿Cómo podemos encontrar esperanza en medio de la incertidumbre, el conflicto o la pérdida? Cuando sentimos que hemos perdido la esperanza, podemos encontrar inspiración en las palabras y los hechos de otros. La literatura es la esperanza, toma muchas formas: un camino abierto, una página sin curvas, un mapa hacia otro mundo, un arca, un infante, un guante perdido que regresa a su dueño. Usar metáforas para la esperanza parece apropiado, ya que el concepto de esperanza es difícil de describir. Es más profundo que el simple optimismo, y más misterioso, delicado y esquivo. Es un sentimiento que debemos desarrollar y cultivar, pero al igual que la fe, también es un estado con el que estamos agradecidos. La esperanza puede fomentar la determinación y la agilidad, la capacidad de recuperarse y permanecer determinados (a pesar de los fracasos y los reveses), cuando hacemos esfuerzos diarios para cambiar y mejorar lo que podemos controlar. La literatura habla de la importancia de la esperanza y la resiliencia de gigantes de las letras.


"Esperanza" es la cosa con plumas -

que se posa en el alma

y canta la melodía sin las palabras -

y nunca para - en absoluto -.


Y más dulce - en el vendaval - se oye -

y el dolor debe ser la tormenta ...

eso podría avergonzar al héroe 

eso mantuvo a muchos calientes.


Lo he escuchado en la tierra más fría -

y en el mar más extraño ...

sin embargo, nunca en extremidad,

pidió una migaja de mí.


En este punto, es necesario hacernos de una visión panorámica de lo que necesitamos para componer y responder a lo literario. En consonancia con nuestra tradición, la máxima preocupación es con el funcionamiento de la mente de un lector y escritor ideal, no es sobre un estudiante aburrido en clase obligatoria de física relativista. Para caracterizar estos ideales, debemos recurrir a cómo el poeta o el científico han pasado por este acontecimiento transformacional, un viaje psicológico que tal vez doloroso y peligroso, pero del que regresaron con un elegante poder de habla y, una compulsión para componer texto inédito que tendrá significado para alguien. En nuestra idealización, un texto está destinado a un lector preparado de alguna manera; que honradamente está dispuesto al esfuerzo de investigar todo aquello que le es desconocido en el texto, y que como un niño, tiene la energía de la voluntad de no traicionar su curiosidad.


Tengamos en cuenta que nuestro escritor y lector ideal, están hundidos en la tierra para hacer conexión verdadera con la realidad y el conocimiento de lo humano. Los lectores reales serios a veces se aproximan a sus contrapartes ideales[24]. El ideal, es más encarnado e intenso en las artes creativas del pensamiento, un lector serio que se dedica a investigar y escribir respuestas justificadas y emocionantes; estos individuos serios pueden de hecho, leer un mismo libro una y otra vez durante su vida. La evidencia psicológica apoya un estrecho vínculo entre los estados de la mente de los escritores y lectores. Si los escritores del pensamiento matemático se sienten inspirados por el texto que componen, los lectores de este texto son más propensos a encontrar inspiración en él[25]. 


¿Cómo se relaciona la psicología humana con lo literario? Lo literario surge de la experiencia interna del escritor, que tiene como objetivo impactar la experiencia interna del lector. O como diría Harold Bloom, “la conciencia es para la poesía, lo que el mármol es para la escultura: el material que se está trabajando[26]”. Podría objetarse, el mármol es una materia prima proporcionada por la tierra, mientras que las palabras tienen un origen muy distinto. Las palabras son lenguaje natural, producto de la conciencia distribuida a través de generaciones de hablantes humanos que moldearon sus significados. Pero lo común entre escultura y lo literario, es que la conciencia impacta en todas las artes, es su conexión con la ciencia, la matemática, la poesía y lo literario, que se profundiza con el paso del tiempo en nuestra civilización.


El flujo de conciencia en el texto y en cualquier otro arte, William James lo describió como entrar en un río dos veces, y en la segunda ocasión no será el mismo río, ni el mismo yo de la persona. Nuestra conciencia de pensamiento y sentimiento, se expresa como un fluido continuo, interrumpido por intervalos de sueño y en casos de pereza extrema, pero con una unidad subjetiva que nos permite sentir que algo del primer río permanece en significado en nosotros[27]. Uno de los aspectos más notables de la conciencia, es que nos permitimos adoptar muchos puntos de vista diferentes, la perspectiva puede moverse como una cámara de cine, cortar y hacer zoom de un acercamiento a un estrecho nicho de la realidad, y de vuelta otra vez regresar a la visión panorámica. Y lo literario es ese movimiento de la conciencia, son percepciones y experiencias que pueden ser mezcladas con recuerdos y posibilidades imaginadas dentro de la razón más rigurosa.


Aunque la conciencia es continua, no es recurrente y confinada a un solo nicho, los humanos procedemos en consenso para extraer conceptos que pueden ser compartidos a través del lenguaje. El lenguaje literal es composición creativa, implica la aplicación de reglas sistemáticas de la gramática generativa y, la combinación de elementos conceptuales discretos encadenados a la lógica modal, con el fin de formar pensamientos completos, proposiciones, frases, metáforas, cláusulas que pueden ser objetivas o bellamente una ficción. La experiencia interna se altera en respuesta al contacto con los estilos de pensamiento, tal vez el efecto literario de visualizar escenas e imaginar ecuaciones fundamentales de la realidad, es sí, la sensación de domesticar y pacificar la violencia humana[28]. 


Si bien el flujo de conciencia se alimenta por la habilidad y la experiencia en la lectura, el sistema de escritura, lo ortográfico, el puntuado y el arte de crear sentencias, cláusulas y argumentos; aproxima la combinación de palabras, sentencias, párrafos al arte de razonar y sentir la solidaridad gratuita, es decir, lo literario es sentir el valor moral de traer virtud inédita al hombre sin más como propósito que la compasión. La brecha es particularmente evidente, la gramática y el sistema de escritura son aspectos de la experiencia interna relevantes para que el flujo creativo exista en el escritor. ¿Qué se puede hacer entonces, para comunicar la riqueza de las experiencias interiores que se hallan entre lagunas de notas y borradores? El arte ofrece alternativas, una que sugerimos nosotros es por un lado, leer los modos de pensamiento y tomar notas con maestría desde la literatura disponible. Por otro lado, interactuar con el entrenamiento y comprensión de los procesos de la escritura creativa que le ayudará a lograr la fluidez de su arte. 


Para comprender cómo el lenguaje puede lograr arte en la escritura, en cierto sentido, es trascender el lenguaje, tenemos que mirar un poco más de cerca los ingredientes que entran en juego, ya que estos determinan sus fortalezas y lo que podemos hacer con ellos. Podemos citar a cuatro componentes del lenguaje: sintaxis, semántica, pragmática y valores epistémicos. Estos componentes producen el significado en el sentido más amplio de lo literario. En su articulación, se está dominando colectivamente las bases del ritmo y el estilo del pensamiento. La prosodia a su vez está estrechamente ligada a la pragmática, que tiene el mayor potencial para expandir el poder literario del lenguaje, para transmitir matices estéticos y racionales de la experiencia interior. 


Una sentencia, es una expresión en contexto que se convierte en un acto de habla. Críticamente, en muchos casos la frase se entenderá más que en significado literal, en una clara insinuación a una ventana abierta de significado metafórico. Si la comunicación del texto fue satisfactoria, el agente lector habrá hecho una inferencia integrando lo que se dijo explícitamente con indicaciones gramaticales y contextuales pertinentes. El significado involucra a la experiencia del escritor y del lector, haciendo que este último reconozca la intención de cada sentencia.


Una forma útil de pensar a lo literario es relacionarlo con la metáfora. Entonces, es una extensión de la pragmática, y es guiada por el contexto del lenguaje literal. Las metáforas son lenguaje que en operaciones mentales crean formas particulares de pensar, como el razonamiento por analogía. Mediante la integración de dos objetos mentales o más, podemos relacionarlos entre sí, donde uno o ambos objetos pueden ser al menos parcialmente descritos en lo literal, así crear una metáfora, es innovar en las relaciones mentales y un juego literal que  se insinúa desde un contexto.


La metáfora genera un significado que va más allá de lo que el lenguaje literal puede decir. Son piezas cortadas de contextos distintos que logran ser relacionadas en el interior de la experiencia y, en unidad, estas pueden crear mundos nuevos. Sin duda hay misterio en el corazón de la metáfora, el valor emocional de su experiencia. El vínculo entre objetos mentales, la capacidad humana para pensarlos y sentirlos los entrelaza. T. S. Eliot consideró que la creatividad humana absolutamente original es absolutamente mala. Casi inevitablemente el texto depende de reutilizar las viejas ideas de nuevas maneras, lo original se define (desde este poeta excepcional), como una fuerza de destrucción y construcción creativa, donde el viejo mundo es cimiento de las nuevas ideas.


Observe la intrigante ambigüedad de la descripción de lo que la mente hace en las metáforas. Tal vez, la mente simplemente no se preocupa, es como un niño juguetón e irresponsable que descuidadamente rompió un florero y descubrió la ley de la gravedad física y en lo familiar por la pérdida de una reliquia.


Mientras leemos el cerebro se ocupa de construir un marco de ideas en las páginas, que evoluciona con los años de práctica. En este punto, cada palabra y cada obra son ladrillos de lo mental, con cada nueva lectura podemos hacer conciencia de lo que antes estaba bajo el radar. Nos lleva décadas averiguar la clase de lector que podemos ser. Nuestro cerebro se llena de ricas conexiones con cada reflexión e ideas surgidas de la lectura, afortunadamente, los placeres de la lectura superan su malestar. A nuestros cuarenta y ocho años, seguimos siendo jóvenes descubriendo los placeres de volver una y otra vez a una buena novela, el lector que aprendió que no tiene que ser niño para ser iluminado por Julio Verne, remedia su situación acelerando su lectura en diversidad. Como lector devoto, sabemos lo que significa que los libros nos moldeen: la persona que somos envejece, pero, nuestra lectura nos rejuvenece, a veces, nos hace mirar el mundo como un niño inocente que lo descubre todo. 


La retención de la lectura - la capacidad de recordar, articular lo que hemos leído- es algo que, en los jóvenes de educación media y superior, suele ser un problema para intensificar su educación. La capacidad de recordar las palabras y las ideas que leemos equivale a nuestra capacidad para ser moldeados, instruidos y guiados por los estilos de pensamiento. Los estudios sugieren que el cerebro retiene muy poco de lo que simplemente se lee, pero es instantáneamente capaz de recordar más de lo que ha sido subrayado, anotado o interactuado de alguna manera. Eugenio Peterson, dice que debemos “imaginar”, como proceso sobre lo que está escrito, de tal manera que, se quede en nosotros[29]. Contrario a leer como consumo de información, al leer debemos permitirnos que reavive nuestro ser, lo emocione y le seduzca en sus razones, se debe considerar todo libro una forma de virtud para nuestro ser. Si queremos retener debemos hacer que leer sea una conversación que considera tomar notas en un proceso de apropiación. Convertirse en lector perspicaz, marcado por una mente al modo libre en la disciplina, es hacernos de un ambiente para la discusión de los conocimientos, la exposición de ideas y la delicia de sorprendernos mutuamente con lo que otros leen. El compartir lo que nos excita o nos preocupa a cada uno de nosotros desde nuestra lectura, intensifica el impacto de las palabras elegidas a medida que conversar lo leído en compañía, nos une en amistad y deleite intelectual. 


No hay nada mejor que grupos de discusión como compañía para nuestro viaje de lectura. Personas con las que compartir el deleite o la perplejidad de los desafíos, consideran la posibilidad de formar compañerismo al ritmo de lo que se lee. Crear seminarios o círculos de lectura donde se dicten lecturas, es una forma muy productiva de generar aprendizajes complejos. 


Por lector, nos referimos a las personas que tienen el hábito alfabetizado e inteligente de comprensión del mundo literario de la palabra escrita. Hay en las aulas la sensación de que la lectura no es tan necesaria como lo fue en años atrás. Es debido a que, los nuevos medios de comunicación en red, están diseñados para hacer parecer que el acto de pensar ya no es necesario. El tomar posición y hacernos de puntos de vista intelectuales, es una empresa muy lejana al ser simples espectadores de las redes sociales en la web. Los mensajes en las redes se hacen a menudo tan eficaces para reducir al mínimo el esfuerzo de pensar. El lector no es un espectador, se inserta en la empresa de evaluar la justificación de todo pensamiento. Se aleja de la opinión que satura los medios de comunicación, y se instruye en un proceso virtuoso que evalúa evidencia, coherencia de argumentos, fundamentos, modelos de explicación y demostración. Un error en las aulas, es cuando el profesor intenta copiar el tipo de mensaje simple y reducido de las redes sociales, bajo la idea de captar la atención de espectadores y no de serios pensadores. La lectura pasiva es imposible que forme científicos, ingenieros, químicos…; una mente dormida, contrasta con una mente activa en todo su potencial de razonamiento.


Aunque, estrictamente no hay una lectura pasiva, en la vida actual de pos-verdad se intenta continuamente generar contenidos que impliquen el mínimo esfuerzo para su escucha o lectura. Un gato sufriendo un accidente chistoso; una fotografía que enseña piel de más; el morbo de noticias exageradas sin fundamento…; ¡sí que captan la atención de muchos! La lectura es el arte de reconocer el conocimiento verdadero, ético y estético; la habilidad del escritor y del lector converge en progreso intelectual como sinónimo de dignidad humana. Los escritores de todo tipo de literatura atrapan al lector desde esa dignidad humana, no como el salvaje control de manipulación y enajenaciones tan presentes en las redes sociales informáticas y en muchas aulas actuales. ¿Qué implica la lectura activa? Hacernos de un sistema de escritura, de toma de notas, de la arquitectura de sentencias, de la habilidad de la lógica modal en cadenas de razón y argumentos; pero ante todo, aprender los diferentes estilos de pensamiento: poético, literario, matemático, científico, de diseño, de ingeniería…


A menudo, se define leer, como un sistema de interpretación donde cerebro y libro tienen éxito en la medida que lector y texto lograron la plena trasferencia de sus mensajes. Esto es demasiado simple y erróneo, colocamos en un lugar al libro y en otro a la mente. Además, al terminar una lectura esperamos transferir la información a un lugar asequible en nuestra mente dejando de lado la comprensión de lo leído, este acto en apariencia inofensivo representa el extravió, es la pérdida de lo que nos impulsa a tomar una postura de lo abordado formando un discurso elaborado, el aumento de sensibilidad y descubrir con asombro lo que otros con maestría heredaron en sus escritos. Suponga que lee un libro del que casi nada comprende, por falta de vocabulario y capacidad racional para procesar los argumentos; usted aún consideraría que logró su lectura. Otra persona lee este mismo libro y logra explicar más profundamente su contenido. Esto nos dice que, no estamos haciendo bien nuestro trabajo intelectual de leer. Si al leer no distinguimos a las familias de palabras del español, las estructuras de sentencias, el tipo de sentencias, no manejamos los operadores discursivos con solvencia y carecemos de formación para analizar el discurso argumentativo; esto es una tormenta perfecta si tenemos la necesidad de leer literatura académica o científica. Por tanto, el arte de leer es el proceso de una mente entrenada para sortear los obstáculos de comprensión dentro de los textos. La mente lectora transita de menores grados de comprensión a mayores capacidades analíticas conforme se foguea dentro del sistema de escritura, la lógica modal, las arquitecturas de sentencias, la ortografía, el puntuado y la argumentación. En síntesis, una mente lectora de alto desempeño en la literatura, es formada en tres grandes dimensiones: epistemología, psicolingüística y escritura creativa. 


La distinción de leer, para transferir información y leer para ganar soberanía intelectual (comprensión). Tendremos que considerar que la primera, nos margina de la maestría del arte de pensar, y la segunda, posibilita el arte de pensar con fines creativos de excelencia entre las diferentes disciplinas. La innovación en la educación llamada “superior”, debe destacar la lectura con propósitos de soberanía intelectual, no solo por progreso social, sino también por justicia social. 



Referencias


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