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5. Discurso para el progreso ético


No es de sorprender que los conocimientos científicos modernos, son un espacio semántico insondable aún para los propios egresados del posgrado cuando se experimentan fuera de sus nichos de especialidad. Hay un campo que en el pasado se resistió para la ciencia, sus pasos fueron muy lentos, pero recientemente ha dado grandes éxitos en los dilemas de los valores humanos y bases a la biología de la moral, para explicar cómo ciertas moléculas son fuente de amor y prosperidad en la colaboración social sobre objetivos comunes. La neurociencia nos dice acerca de la moralidad[1], la ética del cerebro[2] y las moléculas en la moral[3]. Esto parece que hace cambiar un “es” por un “debe”. El objetivo desde esta ciencia es revelar la neuroquímica debajo de la moralidad y las formas de debilidad racional que dejan vulnerable al individuo frente a sus juicios de valor.


Cuando todo comenzó se investigó intentando descubrir el bien en lo real. La nueva ciencia de la moral, en un distinto camino, nos dice cómo obtenemos lo que queremos. Con este cambio, la nueva ciencia de la moral ha producido una imagen del mundo que simplemente, no puede soportar el peso de la amplia carga moral de nuestro tiempo. ¿La ciencia puede ser el fundamento de la moralidad? Vivimos un tiempo de enormes conflictos, violencia y relatividad de los conceptos hasta que los diluimos a todos en la reflexión de que son válidos. La idea del bien misma, crea grupos de choque, ¿es posible resolver estos desacuerdos con algún árbitro? ¿Existirá alguna lógica convincente que podría proporcionar una base común para la creencia moral y el compromiso? En esta era la ciencia intenta proporcionar claridad y penetrando en las cuestiones morales. Estas cuestiones no tienen repuestas fáciles y muy a menudo su intento genera desacuerdos fundamentales sobre lo que es correcto e incorrecto, bueno y malo, justo e injusto. Y por debajo de las preguntas específicas están las estructuras racionales que constituyen la vida justa, la sociedad y el mundo moral. Todo lo que nos motiva al progreso ético, resulta en un costo de atender fuertes y tensas discrepancias, a menudo más allá de la verdad de diccionario.

 

La saturación de información y la baja competencia para procesar lo que en ella hay de verdad, solo agrega más confusión para la enorme complejidad del mundo. La generación de conocimiento entre los años 1500 y 1560, se traduce en 150,000 nuevos libros publicados en Europa. Esto es por lo menos, cuatro veces tanto como lo creado durante el siglo XV. Ahora, es fácil notar que en los últimos 30 años se ha producido más conocimiento que en los últimos 5 mil años. Alrededor de mil libros se publican internacionalmente cada día, en total cada cinco años se remplaza todo el conocimiento[4]. El mundo, produce sobre Internet de 1 a 2 exabytes de información por año[5]. Esto es al día unas 7000 horas de video en YouTube, 85 mil horas de programas de televisión original; 300 billones de correos; 200 millones de tweets; 250 megabytes por hombre. En medio de este Big Data se pierde claridad, sabiduría y verdad en medio de la complejidad de procesar esta información. En medio del conflicto, el desorden, la confusión y el sufrimiento humano que siguen la estela de esta saturación de información y conocimiento, surgen preguntas, sobre cómo traducir este mayor conocimiento en justicia, equidad, una vida en paz y sustentable con el medioambiente.


Los hombres creativos del conocimiento, ven a la ciencia como el único método que ofrece alguna esperanza de ser un árbitro racional para la justicia. La observación, la justificación, y la teoría han entregado una imagen persuasiva del universo físico muy convincente. Esto ha traído un consenso en las ciencias físicas que contrasta con el desorden moral en el tumulto de desencantos expresados por la opinión pública. En cambio, los científicos de culturas como la china, arábica, nórdicos o latinoamericanos se han puesto de acuerdo sobre la química, la astronomía, la biología, las matemáticas, en una forma civilizada de cooperación para crear progreso ético. El estilo del pensamiento científico, sus modos de racionalidad y justificación de la verdad, esconden la respuesta para la armonía moral. Es decir, es el estilo de pensamiento científico, como lenguaje de comunicación del conocimiento, representa el fundamento de para la paz.


Detrás del estilo del pensamiento científico, ¿hay un fundamento?, ¿la ciencia como actividad social puede por encima de nuestros conflictos morales crear un orden social justo y humano? La última esperanza para superar la pobreza, el sufrimiento, la guerra, la violencia y el miedo paralizante, es crear una “sociedad científica”, esto lo aseguró así Bertrand Russell[6].


Si el estilo de pensamiento científico como medio de comunicación para la paz puede demostrar ser la base de la moral que necesitamos, entonces existe la posibilidad que al aprender a comunicarnos con maestría en su estilo, podremos formar nuevas generaciones de hombres que reduzcan el conflicto, que las discusiones argumentales sean la diplomacia cotidiana, porque  si hay una auténtica comunicación de ideas justificadas, entonces, la buena vida se puede encontrar y a la vez, demostrar que fortalecer la competencia de la  razón, equivale a la naturaleza del bien y el acuerdo justo, construyendo un orden social pacífico. Solo una comprensión social del bienestar humano cimentado en la razón permitirá convivir en paz. Siendo los hombres de ciencia de identidades culturalmente distintas, es claro que colaboran por el bien común, se reconcilian con el medio ambiente y, en la esgrima racional de las ideas justificadas, se animan como árbitros de la paz a consensuar todo dentro del discurso objetivo.


La ciencia en su éxito de crear comunidades sin fronteras, nos enseña el estilo para la armonía y el progreso ético. Cualquier persona con curiosidad intelectual, podría sí está interesada, reconocer en la historia del intercambio de conocimientos científicos, un comportamiento civilizado, solidario, generoso y de gran cooperación en objetivos comunes. Por ello, se vuelve relevante aprender para las nuevas generaciones, el estilo de racionalidad que construye los consensos sistemáticos de lo que es verdadero y justo en las grandes discusiones de las ideas en las comunidades de conocimiento.


Generalmente este punto de vista de ver a la ciencia como un estilo de pensamiento moral, pareciera que desplaza a otras formas de pensamiento epistemológico acerca de su efecto virtuoso en el progreso ético de la sociedad. Si bien, el marco de este texto está en la argumentación dentro del texto académico, es oportuno expresar, que otras formas de conocimiento como el musical, poético, matemático…, también tienen efectos morales deseables para una sociedad justa y en paz. Lo que aquí está en juego, es la viabilidad de una cierta visión integral de la realidad llamada humanismo, puede ser entendido en términos ilustrados por el estilo del pensamiento científico.


El conflicto social marcado por la irracionalidad, el dogma y el fanatismo, pueden encontrarse por todos lados, afirmando una debilidad lingüística como el corazón problemático de la tensión de violencia e injusticia. Educar en este estilo de pensamiento científico, es enfrentar poderosos intereses en juego, el cómo se contestan las preguntas para la paz, va a decir mucho acerca de la asignación de poder y privilegio en la estructura de comunidades y sus roles dentro de la economía. Algunos responden al implementar leyes de cero tolerancia y fuerzas policiacas con enorme músculo tecnológico; otros, prefieren educar a los jóvenes con el poder lingüístico necesario para la creatividad de las ideas en cooperación solidaria y compasión en respuesta al bien común.


La ciencia como producto, no dice qué es bueno o malo en la ética, sino que el proceso de su estilo de pensamiento nos impulsa al progreso ético. El poder lingüístico de la razón, define al hombre como un ser activo dentro de un universo moral, capaz de las más nobles hazañas y los más apreciables actos de cooperación para el bien común. 


No es nuestro enfoque que la evidencia empírica resuelva las diferencias en conflictos violentos, al modo en que ocurre en las discusiones dentro de las comunidades de la química o la física, sino en definitiva, la evidencia histórica de los efectos del estilo de pensamiento científico, en su esencia demuestran su poder para promover la paz y la cooperación solidaria. Claro está, la ciencia no puede decirnos cómo vivir, pero puede decirnos al practicar su estilo de pensamiento, que el amor por la verdad, es un poder moral que, dentro de nuestras experiencias ordinarias, fortalece nuestra conciencia introspectiva y la comprensión de nuevas experiencias en el progreso ético de la humanidad. El objetivo de estudio aquí, es el tipo de discurso que rodea la relación lingüística del logro de los acuerdos de las comunidades de conocimiento, que motivan la cooperación solidaria, que defiende la justicia de que todos somos importantes, que integra a las culturas respetando sus diferencias y, sobre todo, promueve que la juventud se le regale la medicina contra los sofistas de la pos-verdad,  fue Sócrates con su propia vida quién promovió esta lucha.  


El discurso del estilo científico es universal a las profesiones. Porque considerar en sí mismo al discurso académico multidisciplinario, es decir, universal para disciplinas como la medicina, la biología, las ingenierías…, desde una perspectiva histórica del conocimiento y la cultura filosófica de las disciplinas, los profesionales de cualquier esfera de especialización, todos ellos son practicantes predominantes del discurso académico cuya naturaleza objetiva solo cambia en los códigos propios de cada disciplina. La tarea es desarrollar cuerpos de conocimiento desde el punto de vista de las disciplinas en su identidad teórica y práctica. Pero, esto no modifica el estilo del discurso académico, solo los tópicos sobre los que refiere y crea para construir la identidad. 


Construir explicaciones, marcos teóricos y prácticos, dentro de las tareas de fundamentar, justificar, calcular, demostrar, explicar y describir, son actividades del intelecto académico que podríamos decir, son transversales a las profesiones. Desarrollar el estilo de pensamiento científico para cualquier profesional, no solo supone una estrategia pedagógica, sino un objetivo central en el desarrollo de la competencia de investigación, todo ello, como una habilidad  lingüística universal en la búsqueda de soberanía intelectual de los estudiantes. 


Hablamos de que, en su totalidad, la literatura académica, el debate, la discusión, la demostración y la explicación son agentes que promueven el fundamento moral del estilo del pensamiento científico. Dentro de las diferentes profesiones, el estilo de pensamiento científico es una nueva manera de promover la moral de la tradición de la ciencia. Esto no corrompe al sistema disciplinar inscrito en el currículo de las diferentes profesiones, dado que el sistema disciplinar materializado en el objetivo del perfil profesional, se construye dentro de la fortaleza intelectual de los egresados.


En otras palabras, nos referimos a que el estilo de pensamiento científico no es exclusivo para formar únicamente investigadores; la vida intelectual y moral de las comunidades científicas, va más allá de cualquier disciplina académica en particular. Este tipo de práctica discursiva modal y narrativa del habla académica, no solo es un sistema de escritura o epistemología, es un estado de ánimo, de actitud, de disposición, de perseverancia, de valores epistémicos en general, es decir, un universo moral con fines y colecciones de marcos disciplinares y símbolos en la vida social[7]. Ahora, sinteticemos algunos conceptos esenciales del aparato lingüístico para argumentar. 


¿Se confía en la escritura del estilo del pensamiento científico?


Sí, sin duda alguna, sin embargo, es común que en la educación se dedique a transferir información más que aprender por la vía  de su construcción; no es de extrañar que una sociedad así, sus profesionales especializados se divorcien del ciudadano sin preparación en el discurso académico o científico.  Se confía demasiado en esta forma pasiva y receptiva, en lugar de la inventiva imaginación justificada del texto argumental. Tendemos a pensar en que profesores y expertos saben lo que muchos de nosotros no, por ello no pedimos que se demuestre y justifique lo verdadero dentro de sus discursos. Intentamos luchar contra esta actitud y decir al estudiante lo mucho que puede aprender al conseguir la comprensión de los procesos intelectuales que sobre cualquier tema, por sí mismo es capaz de producir pensamientos sofisticados a través de ser imaginativo en el acto de investigar y la escritura creativa, esto tensa el rigor de nuestros estilos de razonamiento. Le aseguramos que al aprender de este modo, se hará de una gran gama de competencias intelectuales para mirar en los cimientos de los argumentos. La confianza en el propio juicio procesado como argumento, le habilita para no ser engañado y en deliberados actos tendenciosos conducido a falsas esperanzas.


Así como andar en bicicleta, usted tendrá algunas caídas en el camino, una vez que domine el estilo de pensamiento científico, se dará cuenta de lo apasionante de caminar por ese sendero. Le sorprenderá cuanto se puede llegar a saber por el camino de la escritura creativa, en el sentido de ganar virtuosos deseos y soberanía intelectual.


Las hermosas piezas de razonamiento, ilustran lo que puede ser descubierto por pensamientos, a través, de interrogar y razonar examinando las premisas. Un argumento es una pieza muy compleja del razonamiento entrenado en la lógica modal y las inferencias. Estructurar nuestro pensamiento es justificar cada una de nuestras creencias en el razonamiento correcto del estilo científico. Llegar a conclusiones de esta manera, tiene importantes implicaciones para la paz y el progreso ético de las sociedades. Pero un primer paso en este mundo, ocasiona que las personas se sientan incapaces de interpretar y construir. Los novel, muestran a nuestro juicio, tendencias a renunciar en ese primer paso, sino se les apoya con un marco conceptual claro y profundo sobre el estilo del texto objetivo, sin este lograr avances significativos no es viable, además, debe dominar el sistema de escritura en sus apartados gramática, ortografía y puntuado. 



 

Referencias


[1] Harris, S. (2011). The Moral Landscape: How Science Can Determine Human Values (Reprint ed.). Free Press

[2] Gazzaniga, M. S. (2006). The Ethical Brain: The Science of Our Moral Dilemmas (Reprint ed.). Ecco.

[3] Zak, P. J. (2013). The Moral Molecule: How Trust Works (Reprint ed.). Plume.

[4] The Reuters Guide to Good Information Strategy. 2000 http://jmab.planetaclix.pt/GesInf/Aula5/The_Reuters_Guide_to_Good_Information_Strategy.pdf

[5] Schwarz, T., Amer, A., Kroeger, T., Miller, E., Long, D., & Pâris, J.-F. (2016). RESAR: Reliable storage at exabyte scale.

[6] Russell, B. (2016). The impact of science on society. Routledge.

[7] Goffman, E. (1974). Frame analysis: An essay on the organization of experience. Harvard University Press.