Texto académico
Autores
Eduardo Ochoa Hernández;
Nicolás Zamudio Hernández;
Gladys Juárez Cisneros;
Filho Enrique Borjas García;
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan;
Pedro Gallegos Facio;
Gerardo Sánchez Fernández;
Rogelio Ochoa Barragán
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7. Crear cadenas de razonamiento
Argumentación y argumentar, son dialéctica y retórica respectivamente, juntas son el mejor medio para alcanzar la paz, la justicia y la verdad científica. La intersección de estos dos mundos, es la persuasión, el efecto humano de la seducción de la razón. Campos que extienden el poder de nuestra voz para ser escuchada y tomada en cuenta en las interacciones sociales. El lenguaje y la comunicación en su poder disuasivo, en muchos grados, dependen del estilo de pensamiento que justifica, demuestra, fundamenta, calcula, explica, discute…, este aprendizaje es un arte especialmente interesante y vital, para la fortaleza racional de los estilos de pensamiento.
Argumentar como arte de persuasión (retórica) tiene su origen en Sicilia unos 466 A.C., atribuible a Corax, este personaje fue el primero que educó a sus aprendices, el propósito, crear una ciudadanía con el poder de hacer frente discursivamente a la tiranía, ser el medio para la justicia y las instituciones democráticas que en sus orígenes crearon a la cámara de senadores como el espacio para que la razón empleada en la retórica de sus miembros, permitiera lograr inteligentemente los mejores acuerdos. Argumentar es el arte de producir objetividad, no son trucos verbales para engañar, son ideas cuidadosamente razonadas y convincentes en sus fundamentos de verdad. Argumentar con uso jurídico emergió hasta el siglo V en Grecia, con una enseñanza que asesoraba la estructuración de los discursos, inclusive exhibiendo los errores más comunes en el razonamiento de ideas[1].
En algún momento, la academia de Platón atendió la educación de la competencia de argumentar y la argumentación. Se dirigía al arte de hablar en público, a la maestría de conferencias y discursos con independencia individual para el cuestionamiento socrático. Con Platón la retórica es una práctica que se produce para el arte de hablar en público, una especie de encantamiento del alma a través del discurso lógico. Esta enseñanza es una clara intención de oponerse a los llamados sofistas, personas ignorantes de la verdad justificada que tienen como estrategia memorizar con deslumbrantes frases y estrategias de trucos para manipular verbalmente y oscurecer la lógica para hacer pasar como convincentes, algo que claramente no es fruto de la investigación de la verdad. Sofista, es un conocedor de potentes instrumentos del engaño y la manipulación emocional que corrompe la razón humana[2].
Por otro lado, para Aristóteles, la dialéctica es el arte que refiere a un cierto tipo de argumento lógico, haciendo de este un ejercicio que adopta un argumento de tesis y es la definición de los hablantes en cuanto a su posición dentro de una discusión. El objetivo es realizar preguntas y responder con cadenas de razones, para contradecir (refutar) y aceptar la demostración de la tesis. Las premisas, las evidencias y toda referencia de testimonio son consideradas de un valor capital para dirimir toda discusión de la tesis.
Al argumentar (retórica) se trata de crear un discurso extendido, sobre cuerpos de argumentos que intentan ganar profundidad en su verdad y, la dialéctica, trata de un ir y venir entre interlocutores en una clase especial de debate sobre proposiciones de tesis, sobre asuntos de los que se requiere producir un consenso. El propósito de Aristóteles, era la búsqueda de una sociedad civilizada, con la paz generada por el consenso racional entre los ciudadanos de una sociedad. Para Platón, el propósito fue la búsqueda del conocimiento verdadero en la certeza científica. En este texto retórica la referimos al arte de escribir como modo de pensar y generar conocimiento. Y la dialéctica al modo discursivo entre conversadores que debaten en un determinado espacio social.
No hay ningún campo particular del conocimiento para dejar fuera a la retórica y al debate de las ideas dado por la dialéctica. La retórica emplea progresiones de argumentos lógicos y adhiere pasos de mayor profundidad para sacar rigurosas conclusiones lógicas; mantiene controladas las emociones mediante un estilo de investigación que está centrado en justificar la verdad de todo argumento. Una comparación antigua, decía que la retórica es un puño abierto a nuevos conocimientos y la dialéctica es un puño cerrado a un espacio tiempo en el que se desarrollan las discusiones de las tesis. Para la dialéctica se implica a interlocutores en un proceso activo, racional y reflexivo, como participantes de una discusión. La retórica implica una actitud de curiosidad radical dentro de un sistema de escritura; sus protagonistas, tienen la convicción del cambio flexible de sus posturas en los pasos sucesivos de revisión crítica de argumentos a favor de ganar profundidad y coherencia, desde el marco de la tesis discutida estableciendo criterios sobre lo verdadero.
Persuadir es la actividad de producir un cuerpo de razonamientos en el intento de justificar, explicar o demostrar que las estructuras argumentativas en favor o en contra de una tesis son objetivas. Una tesis, la referimos como un argumento central que intenta convencer sobre su verdad en términos teóricos y con referencias a los hechos. De modo que, convencer es crear un apartado de argumentos que organizan las razones y las inferencias. A diferencia de la propaganda que produce también persuasión, la argumentación científica es una práctica racional que intenta dos vías simultáneas, eliminar toda contradicción lógica del discurso y, en su práctica racional objetiva, lograr reconciliar sus referencias (evidencias) con la realidad en cada nuevo conocimiento (tesis). Conforme hacemos crecer los cuerpos de creencias justificados, demostrados, explicados, fundamentados…, estas tesis, son propuestas hipotéticas deductivas que afectan a todo su sistema de conocimiento sobre lo real.
Un argumento, es un sistema de dos o más proposiciones que forman una cadena de razonamiento, que finalmente alcanza la inferencia de producir la proposición de conclusión. Debe ser coherente, es decir, sin contradicción lógica, consistente en la verdad que sustentan sus premisas, racional de acuerdo con la lógica de inferencia y debe guardar referencia con la evidencia de sus premisas. La argumentación es referida a la acción formal rigurosamente racional del habla en la dialéctica. Argumentar es producir cuerpos escritos de argumentos en torno a problemas y tesis de solución (retórica). La argumentación es la habilidad de discutir en un espacio de debate social para producir un consenso, definir las posturas intelectuales y ganar para una audiencia persuasión.
Ser persuasivo en la retórica, es emplear con maestría argumentos de tesis, mecanismos que van más allá del debate verbal. Es decir, la retórica es una disertación al modo de Sócrates, es el desahogo profundo de lo que hay de verdad en los argumentos de tesis, mediante la construcción de preguntas como medios para ganar profundidad, se gestiona la composición de argumentos que intentan apoyar una postura en la frontera del conocimiento. Argumentar produce ensayos, revisiones, marcos teóricos, planteamientos de problemas, elaboración de hipótesis, metodologías, ensayos experimentales y discusión de resultados.
Al argumentar la competencia de escritura es proceso de pensamiento, una habilidad de investigación. En la dialéctica distinguimos a la argumentación, como la habilidad pública dentro de una audiencia particular, para lograr ser convincentes y obtener adhesión racional de los individuos del público. Al argumentar se crea la literatura del texto objetivo, representando el medio de comunicación de las ideas. En la dialéctica la habilidad de comunicación (argumentación) está dirigida a convencer a una audiencia, piénselo como una esgrima de ideas entre los debatientes, produce imposturas de ira, se crean adversarios, se hacen de simpatizantes, se reconocen colegas de la misma escuela intelectual, se crean consensos…, y muchos más modos de disputas se aprenden. Los propósitos de las disputas son incontables, son necesarios en estas luchas argumentales para la paz y el progreso ético de las sociedades que reconocen en la razón, el medio más eficaz para alcanzar la verdad, la justicia y el bien común.
Aristóteles reflexionó sobre retórica y dialéctica, son semejantes en que ambas son esfuerzos realizados por las personas para tratar de probar y mantener una discusión (dialéctica), y para defender y/o atacar una tesis (retórica). Son una actividad en el arte de la razón, se traducen en innovaciones en los modos de pensar flexiblemente las ideas y, se gana experiencia en nuevos estilos de pensar, así, se fortalece la inteligencia del individuo. Cada ser humano es capaz de pensar, articulando premisas, inferencias y cuerpos de argumentos; inevitablemente el motor de esta tarea es la emoción que producen las preguntas como medio de motivación de la curiosidad. Es un arte importante y en última instancia un valor ético, que Aristóteles afirmó, porque alcanzar lo verdadero, lo estético y lo justo, es la naturaleza más fuerte que nos hace humanos[3]. Un individuo necesita hacer progresos significativos en su poder de argumentar con eficacia para llegar a la verdad y a la justicia.
Reiteramos que para Aristóteles argumentar en lo persuasivo, es un camino para hacer aritmética, medicina y justicia en el espacio social. Es sorprendente que la intelectualidad propuesta por este gigante del pensamiento, pusiera las bases del discurso científico moderno, que más tarde Descartes consolidaría con su propuesta de un discurso objetivo, si, ese dotado de instrumentos más sofisticados como: el planteamiento del problema, el argumento de tesis, el método y las inferencias de conclusión. Aristóteles dirigió nuestra atención intelectual hacia el conocimiento interno, ese mismo que posibilita persuadir el modo de ganar con el lenguaje inteligencia, la posibilidad de una sociedad más justa y tolerante.
En términos modernos, la teoría aristotélica de la retórica antigua, es lo que se refleja en un debate de opiniones de consenso. Pero es hasta el siglo XX que cobra atención académica como forma de aprendizaje, por ejemplo, en los modernos seminarios que se desarrollan en las aulas centradas en el aprendizaje. Volvemos a la influencia de Aristóteles como gama de producir significados justificados, esencialmente coherentes en su lógica académica del aprendizaje. Útiles todos los debates, siempre y cuando, se hablen en un intercambio de premisas y argumentos. Persuadir a la razón, es una forma flexible de la mente, necesaria para el aprendizaje más complejo. Cuántas veces dominamos un discurso sobre algún asunto, lo sentimos sólido y perdemos en las discusiones. Una situación es que exista un ambiente de autoritarismo y no se permitan réplicas de un ir y venir de ideas. Otra situación, es que los interlocutores con los que se discute tomen posturas irracionales. Necesitamos conocer a nuestro público, su nivel de léxico y posible experiencia en el conocimiento. Piénselo así, el que no comprendamos las premisas de la teoría de la relatividad especial de Einstein, no quiere decir, que esta se impone a la teoría clásica de Newton. Los interlocutores deben asumir que la ignorancia es una salida al final de un camino de argumentación, no es para que nadie se ofenda, todavía no existe una persona que domine todo conocimiento sobre alguna parcela de la realidad.
En resumen, la argumentación se refiere a la instrucción práctica en cómo hacer un argumento para persuadir a un público en un espacio de ir y venir de argumentos orales, que seguramente fueron justificados en un medio argumental escrito. Se refiere a las estrategias que aprenden las personas para elaborar un discurso para fines particulares. Estas estrategias pueden ser el resultado de aprender en la práctica de los debates en el día a día, o en modo formal, al recibir instrucción sobre estilos de razonamiento para justificar, probar, explicar, calcular, fundamentar.
Para entender cómo se generan y perciben las ideas, es necesario estudiar el lenguaje aplicado al discurso objetivo. En él, es fundamental comprender el concepto de lo que es teoría.
Teoría
Dentro del ámbito académico, pocos términos son tan relevantes como el de Teoría. Una teoría trata sobre modos de explicar por qué las cosas funcionan de la manera en que lo hacen, así como suelen hacerlo a través de identificar y examinar las relaciones entre las cosas del mundo[4].
Por ejemplo, considere dos objetos dentro de su habitación, uno lo etiqueta con A y otro con B. Los une con una línea de hilo de sastre. La línea representa una relación de algún tipo. De esta manera, una teoría es un sistema de ideas compacto con forma y contenido. Los sistemas cuya estructura lógica no hacen referencia al mundo material, se les llama teorías lógicas, formales o matemáticas. A las que refieren a los hechos del mundo o eventos empíricos, son una teoría factual o con contenido. A los modelos ideales, la ciencia les llama teorías, refieren a un sistema de explicación a base de proposiciones y cadenas de razón los cuales desprecian algunas relaciones con la realidad material, con la idea de simplificar su concepto. Cuando un objeto real es representado por una estructura racional generalizada que lo explica, es decir, es representado por su modelo ideal se dice que su expresión es teórica[5].
Un sistema de explicación o teoría es una estructura de proposiciones o premisas encadenadas por operadores lógicos o partículas discursivas que infieren deducciones hipotéticas o conclusiones. Esta clase de argumentos son en buena medida el oficio de argumentar. Las proposiciones son piezas conceptuales, y a la estructura de proposiciones, es decir, cadenas de proposiciones y operadores discursivos ordenados lógicamente se les llama teoría[6]. Esta forma de ver a las teorías como conceptos y relaciones lógicas entre ellos se refiere como el postpositivismo[7], es un asunto candente en la discusión moderna del ámbito académico. Aquellos que escriben texto académico, profesores y estudiantes, si están comprometidos con su aprendizaje, deben plenamente dominar este tipo de argumentos. Argumentar, es crear cadenas de razón y si estas alcanzan una inferencia de conclusión, se les llama teoría, una forma de pensar acerca de un sistema de proposiciones o abstracciones.
La teoría se centra entre las relaciones sobre entidades (existenciales) y los eventos de interacción entre ellos o también llamados fenómenos. Las entidades para ser reales deben ser definidas por atributos medibles, tales como peso, masa, temperatura, densidad, entre otros. Pero la relación teoría-hombre, es una cuestión de un individuo que construye conocimiento a través de estilos de razonamiento y preguntas: epistemología. Teorizar es hacernos preguntas y construir sistemas de proposiciones. Además, postulando la relación pensador y pensamiento, nos referimos a la actividad crítica positivista y objetiva sobre un mundo racional en sus estructuras (cognoscible por la razón) y, observable por la propia razón[8].
Producir teoría es fundamentalmente en nuestro tiempo, una actividad de escribir para pensar a partir de recolectar información y analizar cuantitativamente (por ejemplo, datos de mediciones por instrumentos tecnológicos) y cualitativa (por ejemplo, entrevistas). Al procesar información, como producto de las reflexiones se recoge en un argumentario el parafraseo de las ideas en forma de proposiciones, se agrega valor a un estilo de aprendizaje; se permite comprender los resultados y las justificaciones sobre su estado de verdad. Al mejorar las preguntas en un orden de complejidad mayor en el estudio de los temas, nos permite ganar rigor y profundidad.
La manera de comenzar a argumentar, creemos es llegar a un entendimiento de las características básicas de la competencia de investigación. Es decir, reconocer las posturas metodológicas, epistemológicas y del sistema de escritura del discurso objetivo. La metodología es un proceso o estilo de pensamiento que extiende la interpretación y discusión de resultados de estudio. O puede colocarse dentro de una perspectiva transformadora del análisis de la colección de las informaciones y el análisis de las interpretaciones teóricas.
Los métodos para elaborar teorías, son métodos para fundamentar y justificar nuestras creencias. Detenernos a analizar el camino de estos procesos, más tarde nos acelera el progreso y entusiasmo por la competencia de investigación y sus productos. Construir teoría, es la aplicación lingüística a un proceso de producir discurso objetivo. En este camino, nos encontraremos ante la recolección de datos e ideas, y el análisis de estas. Debemos detenernos a pensar en cómo podemos estudiar las reflexiones de tantos científicos. Sin duda la historia comienza con la secuencia de eventos de dotar de significado a las palabras especializadas de la comunidad académica. Si usted, realiza una revisión de la literatura en lo más profundo de sus discusiones modernas, puede guiarle, le da enfoque y flexibilidad. Este método de construir un estado del arte sobre algún asunto, le ofrece la herramienta para realizar un exitoso primer paso en la competencia de investigación. Fundamentar lo que creemos, es un método que nos ayuda a iniciar, participar y delinear un proyecto de documentación. Este proceso de revisión del estado del arte, le traerá sorpresas sobre lo desconocido, le despierta ideas y perfecciona sus habilidades analíticas en el manejo de un vocabulario especializado.
Al revisar la literatura, se desahogan preguntas que guían su curiosidad sobre los cómo, por qué, quiénes, cuándo. Además, aporta nuevos datos y fundamentos teóricos promovidos por nuevas experimentaciones y exploraciones en las ideas acerca de modelos alternativos de explicación. Mediante la elaboración de argumentarios se adopta un método dirigido a recolectar datos, ideas, métodos, a través de la escritura creativa se construye la originalidad del análisis del observador.
Pensar al escribir como forma de estilo de pensamiento objetivo, ofrece un conjunto de principios generales de lógica modal, directrices epistemológicas y dispositivos heurísticos en lugar de prescripciones de información y exhaustivas jornadas de memorización de ideas. Los datos se generan desde los conceptos que dan forma a los hechos, pero los nuevos datos modifican a las ideas que tenemos de los hechos. La evidencia es presentada por proposiciones que están respaldadas en el comportamiento de los datos, escribir teoría (argumentar), es participar en una comunidad de conocimiento con cuerpos de proposiciones estructuradas como cadenas de razón y argumentos. Los estilos de pensamiento se reflejan en estos argumentos en su naturaleza por ser causales, de categoría, deductivos, inductivos, constructivistas, bayesianos, probabilísticos, entre otros.
Lo que constituyen nuestros datos son proposiciones de eventos estudiados, entrevistas, documentos o alguna combinación de estos. Los datos son procesados por una mente flexible a lo que está sucediendo dentro de esa realidad, son acerca del mundo y las personas que los estudiamos. Los argumentos fundamentados (teoría fundamentada), son piezas de pensamiento que recogen datos y se integran con reportes de investigación modernos. Como aprendices de la competencia de investigación, comenzamos recogiendo en argumentarios los datos. Las proposiciones que representan a los datos, son observaciones documentales e información experimental directa, se siguen intuiciones en un potencial analítico de las piezas de información. La mayoría de los métodos cualitativos, permiten a los aprendices dar seguimiento a la manera en que remiran a los datos por los muchos investigadores del mundo. Fundamentar nuestro discurso, tiene la ventaja de la objetividad y la adicional pauta explícita de que nos consideren serios para defender nuestras ideas.
La fundamentación refleja nuestro esfuerzo de comparar, calcular, recoger puntos de vista calificados y acciones emprendidas al respecto por la comunidad de conocimiento. Se plantean cuestiones que emanan de pensar los datos recogidos, seleccionados y clasificados que queremos darles forma de una verdad que gane profundidad y rigor. Como aprendices del proceso de argumentar, realizaremos una minería de datos sobre el objeto de estudio, es decir, clasificamos bajo algún criterio los datos, al separarlos sintetizamos y codificamos lo que expresan en un argumentario. A través del parafraseo (codificación objetiva), nos planteamos preguntas analíticas sobre nuestro universo de datos y se prosigue a nuevas revisiones en la literatura, para ganar más complejidad y rigor en nuestros datos disponibles. Lo analítico refiere a la habilidad de separar en piezas lo más individuales posibles y al mismo tiempo, mantener las relaciones lógicas entre las entidades de un objeto observado en alguna realidad. Parafrasear o también llamada la actividad de descodificar los datos, en esta se transforman analíticamente los énfasis y relaciones que suceden dentro de una explicación fundamentada en la validez de criterios consensuados por una comunidad de conocimiento.
Frente a una realidad del conocimiento más compleja, procesar más datos específicos de un objeto de estudio, intensifica la lucidez, atesora el momento de la reflexión, profundiza las conexiones entre teorías que explican al mundo y cambian los marcos de significado de los hechos. Al percibir el significado de los términos con que se habla en la frontera del conocimiento, nos permite caer en cuenta que se está en una revolución científica al modo que la observó Thomas Kuhn[9]. Haciendo y codificando numerosas relaciones entre los datos, nuestro alcance analítico comienza a tomar forma de un discurso potencial. Al escribir notas analíticas dentro de los argumentarios, estas ideas acerca de los datos nos ajustan la ventana de observación racional sobre el objeto de estudio. En cada ajuste de interpretación y categorización de los datos nuestro intelecto gana experiencia (intuición) y con ella, en cada nueva búsqueda de información, se agudiza nuestro sentido selectivo y llenamos vacíos de datos que en otros intentos no reconocimos por falta de criterio sobre lo valioso. Cada proceso de revisión de los datos en niveles sucesivos de análisis, perfecciona las categorías y relaciones que establecemos entre los datos, permitiendo un mejor manejo conceptual de las palabras especializadas con que se trata un objeto de estudio.
Nuestro viaje de aprendizaje culmina en esta etapa de revisión, con la generación de ensayos o revisiones de texto donde se fundamenta un discurso en el que nuestro conocimiento teórico abstracto inicia su progreso de objetividad en el tratamiento cognitivo de la realidad. En definitiva, el método de fundamentación es una conducta analítica y un valor epistémico que promueve ganar rigor y profundidad en la discusión de una realidad. Este método permite al aprendiz tomar control analítico e impulso intelectual sobre una parcela del conocimiento.
John Dewey consideró que esta metodología es de capital importancia para formar a principiantes en el campo de argumentar objetivamente las ideas sobre una realidad[10] y ganar soberanía intelectual en la ciudadanía, fortaleciendo la democracia. Esta metodología de argumentar con una observación sistemática de los datos, desarrolla el vocabulario, los estilos de razonamiento y la escritura del discurso objetivo. Glaser y Strauss consideran a la revisión del estado del arte de los datos, lo que da lugar a la experiencia de los noveles, de deducir hipótesis comprobables entre las conexiones teóricas existentes[11]. Es decir, los estudiantes que practican los argumentarios y su eventual alimentación de proposiciones que representan los datos, adquieren el dominio metodológico de argumentar al escribir texto académico. Esta es una forma de aprendizaje que permite ganar soberanía intelectual sobre el estilo de pensamiento objetivo, vital para que un aprendiz construya su conocimiento a partir de producir argumentos con sólidos fundamentos.
A diferencia de la tradición docente de exponer información en las aulas, este paradigma de argumentar, permite que en el aula se discutan las ideas, exponiendo los datos que cada cual dispone para fundamentar sus creencias. Este modo de aprendizaje, profundiza y cierra las brechas entre quienes justifican sus ideas y quienes solo comparten opiniones sin fundamento. Producir argumentos, es una disciplina que involucra conocimiento del sistema de escritura, los modos de crear conocimiento objetivo y el arte del razonamiento de estructuras de proposiciones y operadores modales del discurso objetivo.
Cada forma de conocer, tal como, la poesía, la música, la ciencia, la ingeniería, el diseño, son metodológicamente compatibles, en el cómo las personas se hacen de un estilo de razonamiento y desarrollan creativamente un discurso original. Las creencias en el método de argumentación, son observaciones sistémicas que ganan rigor en el vocabulario y en las estructuras de proposiciones. Experimentos replicables, nuevos significados para los hechos, definiciones operacionales de técnicas, hipótesis lógicamente deducibles y evidencia confirmada, forman a menudo parte del criterio de fundamentar las ideas.
El método científico es un estilo de argumentar subrayando la objetividad de las ideas, generalizando resultados de investigación y fortaleciendo en el estudiante la competencia de investigación. Es importante, precisar que esta competencia no es únicamente para formar científicos, ingenieros o diseñadores, es una competencia humanista que permite formar mentes que discuten flexiblemente las ideas, para crear consensos necesarios para las disciplinas profesionales y la vida social de las comunidades democráticas. En otras palabras, la discusión cotidiana de los hombres, si pretende ser un progreso ético en su colaboración, solidaridad y compasión, sin duda alguna debe tener el poder de un estilo de razonamiento objetivo; es casi como decir, que la mejor justicia social es alcanzable solo aumentando el poder racional de los ciudadanos.
Los métodos de aprender ideas sin observar intelectualmente sus fundamentos, supone un observador pasivo, aburrido y desinteresado por crear nuevas ideas. Un individuo que desconoce el estilo de pensamiento objetivo, no participa de la creación social de la realidad, a pesar de que acumule conocimientos de esta manera, no desarrollará la creatividad y un perfil individual en el estilo de razonar la realidad. Esto debilita la lingüística, genera violencia, desesperanza y formas de acceder al poder vergonzosas y poco dignas[12].
Estrictamente en la teoría de la ingeniería, el diseño y la ciencia a mediados del siglo XX, los positivistas rechazaron que hubiera otras maneras no cuantitativas de conocer la realidad, tales como la interpretación del significado de los hechos. La investigación cualitativa discute sobre el valor científico de la teoría, el método, los conceptos, los hechos y la evidencia; estos instrumentos tienen impacto directo sobre las observaciones cuantitativas basadas en entrevistas y pruebas experimentales. Desde la década de los sesenta, la investigación de la realidad hace énfasis en la producción de datos, esa creciente obtención numérica de la realidad provoca la permanencia en la ausencia del talento para interpretar estas mismas respuestas del mundo material. Cada vez, se complica más conectar datos numéricos con la teoría, debido a que herramientas estadísticas por sí mismas no conllevan a una interpretación teórica de la realidad.
La investigación cualitativa produce marcos de explicación, nuevos conceptos, pone al día las definiciones de la naturaleza de los hechos y, discute el valor de la evidencia dentro de cada nicho donde participa como referencia objetiva del pensamiento. El pensamiento cualitativo emerge en con más fuerza en los años noventa y se desarrolla con mayor vigor en este siglo XXI. La razón, es que el pensamiento cualitativo, es una habilidad de aplicación lingüística dirigida al fortalecimiento de las capacidades racionales acompañadas de valores epistémicos. Es decir, el pensamiento cualitativo es una habilidad que produce el argumento escrito, al escribirlo se está empleando a fondo en el individuo el acto de razonar, inferir y producir cadenas de razón. El creciente interés por el método cualitativo tiene que ver, con que los individuos que lo practican, fortalecen sus estilos de pensamiento y creatividad. El método cualitativo es por su naturaleza, intelectual. Esencialmente lo cualitativo une al sistema de escritura con la crítica epistemológica que resulta vibrante en la construcción de los argumentos, que de acuerdo con Thomas Kuhn es la estructura de las revoluciones del pensamiento.
Aprender a escribir cadenas de razón y argumentos, es realizar un análisis cualitativo de los datos, proponiendo la lógica de sus relaciones y generando teoría:
1. Se participa simultáneamente de la recopilación de datos y análisis.
2. Se escriben cadenas de razón analíticas y de categoría de datos, lógicamente deducidas por hipótesis.
3. Mediante la comparación constante, se organizan las etapas de análisis de datos: se producen revisiones del estado del arte.
4. Se promueve entre cada paso de recuperación de datos, nuevos cuerpos de argumentos.
5. La escritura creativa es por esencia el escritorio de trabajo de los diferentes estilos de pensamiento, especificando categorías, propiedades, relaciones e identificando brechas de ignorancia.
6. Más que representar la estadística de un universo o muestra, se interpreta la naturaleza de los datos.
7. Se publican las disertaciones producidas entre revisión y revisión de los datos.
Estas prácticas ayudan a los estudiantes a un control más preciso de sus aprendizajes, aumentando el potencial analítico de sus trabajos académicos[13]. El método cuantitativo es meramente descriptivo y tiene una debilidad clara, el proporcionar un entendimiento abstracto y conceptual de los fenómenos estudiados. La educación moderna, consciente de esto, desarrolla la escritura creativa del argumento, como una forma de abogar por impulsar el talento a través de la lente racional de observar a las ideas. El método cualitativo es sistemático, separa las fases de recolección de datos y el análisis del mismo, establece rigurosos argumentos y la construcción teórica es justificada con sólidas, referencias a las comunidades de conocimiento, expresadas a través de la literatura. La habilidad analítica tiene en el sistema de escritura, su mayor presencia en la segmentación del discurso, emulando operadores modales en sus cadenas de razonamiento. Así que, producir proposiciones y encadenarlas con operadores discursivos es la habilidad analítica de los diferentes estilos de razonamiento. En síntesis, el argumento es un instrumento lingüístico, que transformó la práctica del conocer, dotándola de descubrimiento por la vía de la teoría fundamentada y justificada; esto inspiró a muchos pedagogos a la idea de que formar la mente de los jóvenes con esta habilidad intelectual del análisis de datos, los hace competentes para aprender todo lo que desconocen[14]. Esta habilidad intelectual es esencial para el ser humano, de hecho, las personas que participan de esta habilidad destacan en la resolución de problemas y la transformación de la realidad. Al confiar en la habilidad de escribir para hacerse de estilos de pensamiento, se está en la perspectiva de enriquecer la voz de los jóvenes con más poder racional que justifique sus creencias.
Argumentar, es el enfoque dinámico de interpretación, modificación de los conceptos y acciones mentales y sus subsecuentes cambios en el lexicón y manejo de operadores modales en el lenguaje de los aprendices. Practicar esta escritura, nos adapta a los cambios mentales necesarios para lograr mayor abstracción y rigor dotando de creatividad a las ideas[15].
Referencias
[1] SCHIAPPA, E. D. W. A. R. D. (2017). THE DEVELOPMENT RHETORIC OF GREEK. The Oxford Handbook of Rhetorical Studies.
[2] Ballif, M. (2001). Seduction, sophistry, and the woman with the rhetorical figure. SIU Press.
[3] Aristotle. (1984). Complete Works of Aristotle, Volume 1: The Revised Oxford Translation: Revised Oxford Translation v. 1 (Bollingen Series (General)). Princeton University Press.
[4] Qualitative Research Design: An Interactive Approach (Applied Social Research Methods) (Third ed.). SAGE Publications, Inc.
[5] Bunge, M. (2009). La investigacion cientifica. Su estrategia y su filosofia (Spanish Edition) (#REF ed.). Siglo XXI.
[6] Anfara, V. A., & Mertz, N. T. (2014). Theoretical Frameworks in Qualitative Research (Second ed.). SAGE Publications, Inc.
[7] Anfara, V. A., & Mertz, N. T. (2014). Theoretical Frameworks in Qualitative Research (Second ed.). SAGE Publications, Inc.
[8] Rallis, S. F., & Rossman, G. B. (2012). The Research Journey: Introduction to Inquiry (1 ed.). The Guilford Press.
[9] Kuhn, T. S. (2016). The Structure of Scientific Revolutions.
[10] Dewey, J. (2018). Democracy and Education. CreateSpace Independent Publishing Platform.
[11] Glaser, B. G., & Strauss, A. L. (2017). Discovery of Grounded Theory: Strategies for Qualitative Research., 271.
[12] Pinker, S. (2019). Enlightenment Now: The Case for Reason, Science, Humanism, and Progress. Penguin.
[13] Bryant, A., & Charmaz, K. (2010). Grounded theory in historical perspective: An epistemological account. Handbook of grounded theory, 31-57.
[14] Abercrombie, N., Adorno, T. W., Althusser, L., Barrett, M., Benhabid, S., Bourdieu, P. et al. (2003). Ideología: un mapa de la cuestión. Fondo de Cultura Económica.
[15] Blumer, H. (1980). Mead and Blumer: The convergent methodological perspectives of social behaviorism and symbolic interactionism. American Sociological Review, 409-419.