Historia del Colegio de San Nicolás

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V LA GRAN CONMOCIÓN MUNDIAL 

V

LA GRAN CONMOCIÓN MUNDIAL

 

Los prolegómenos en España.—El cuarto centenario del Co­legio de San Nicolás.—-El escritor Ludwig Renn.—IV Con­greso Mexicano de Historia.—El Presidente Cárdenas en el Colegio.—La Universidad de Primavera ''Vasco de Quiroga".—Renuncia de Vázquez Paliares.—Designación de Anguiano.—El gobierno del general Ireta.—La segunda guerra mundial.—Cambio de política del Presidente Ávila Camacho.—Anguiano se une a los enemigos de la educación socialista.—Desacuerdos entre el gobernador y el rector.— Segunda y tercera sesiones de la Universidad de Primavera.—La obra de Anguiano.—México entra en la guerra.— Estalla la huelga de 1943.—Un manifiesto polémico.—Res­puesta de Anguiano.—-El Consejo Universitario apoya al rector.—Se divide la Universidad.—El profesor Romero Flores, rector.—El éxodo.—La sucesión del gobernador.— Un fallo presidencial: José Rubén Romero, rector provi­sional.—Su breve administración.

 

En 1936 se inició la guerra civil en España, sostenida desde el ex­terior, concretamente desde Alemania e Italia, cuyos gobernantes habían emprendido una cruzada contra el comunismo en Europa. Era sólo un pretexto que no lograba encubrir los verdaderos propósitos expansionistas y de dominio mundial de esos países. El derrocamiento de la Re­pública Española, restablecida apenas en 1931, fue la consigna que el nazifascismo dio a los jefes militares españoles que aceptaron el triste papel de verdugos de su propio pueblo. Ellos estuvieron de acuerdo en convertir sus ciudades en campo de experimentación de los ejércitos extranjeros, cuyas divisiones masacraron a los españoles patriotas, empeñados en la defensa de su suelo y su dignidad.

Nuestro país se solidarizó con el pueblo agredido, y fue el primero en mandar armas y ayuda a los republicanos; y cuando fueron vencidos (1939) recibió a las víctimas, a los intelectuales, obreros y agricultores a quienes brindó una segunda patria; a los niños castigados por la guerra se les acogió para que aquí vivieran sin sobresaltos ni temores, en un clima de trabajo y estudio. Se establecieron precisamente en Morelia (1937).

La Universidad Michoacana bajo la rectoría del licenciado Vázquez Pallares, se aprestó a celebrar dignamente el Cuarto Centenario del Colegio de San Nicolás, y se escogió como fecha central el 8 de mayo de 1940. En torno a ese acontecimiento se comenzó a trabajar, y ya en el acto alusivo al natalicio del Padre de la Patria, el 8 de mayo de 1939 se ini­ciaron los grandes festejos. En esta ocasión asistió a la ceremonia cívica en el ilustre plantel el gobernador Magaña, y como invitados especiales algunos miembros de la Casa de España en México, organismo creado por el gobierno mexicano y las asociaciones de refugiados españoles para impulsar la cultura. En el acto de 1939 habló su presidente, el escritor mexicano Alfonso Reyes, quien trazó una bella semblanza del Padre Hidalgo, a quien presentó como un héroe virgiliano.[1]

La guerra de España trajo a nuestro país un conjunto selecto de intelec­tuales que, de inmediato, se incorporaron al trabajo académico, docente y de investigación, principalmente en las Universidades mexicanas. La nuestra recibió a la doctora María Zambrano, al químico Ramón Xirau, al abogado Juan López Durá, a los filósofos Adolfo Sánchez Vázquez y Juan David García Bacca, entre otros maestros que a su debido tiempo habremos de mencionar.

En 1939 llegó también a la Universidad Michoacana el escritor alemán antifascista Ludwig Renn, quien dejó impresas sus opiniones sobre la ciudad y su principal centro de cultura, en un libro aun inédito en lengua española.[2]

El licenciado Vázquez Pallares tuvo la fortuna de contar con ese flujo de maestros extranjeros que dieron realce a su administración. Los problemas económicos de la Universidad eran graves. La población estudiantil había crecido y el presupuesto de auxilio, sumadas las aportaciones fede­ral y estatal, apenas llegaba a $ 250.000.00. El apoyo federal se dio a través de maestros comisionados por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior, donde se encontraba el doctor Enrique Arreguín.

Los actos de 1940 tuvieron un gran relieve, no sólo en el ámbito de nuestra Universidad sino en todo el país y aun en instituciones científicas del extranjero. La trayectoria gloriosa del Colegio de San Nicolás fue recordada y reconocida en todas partes, por ser la primera Casa de Cultura Superior fundada en el Continente Americano, que aún está en pie, airosamente. Importantes centros de nuestro país (Saltillo, San Luis Potosí, Monterrey, Chihuahua, Mérida) y del extranjero (Oxford, La Sorbona, Lovaina, Kiev, e] Instituto Rockefeller de los Estados Unidos) enviaron su saludo al centenario colegio fundado por don Vasco de Quiroga. El gobierno de la República expidió un decreto (20 de marzo) para la emisión de un timbre conmemorativo; y las autoridades de la Universidad Michoacana imprimieron unos bonos con el doble propósito de allegarse fondos y dejar en quienes los adquirieran un bello recuerdo de tan significativa fecha.

Con tan sonado acontecimiento, durante los días 21 a 27 de enero se reunió en el colegio el IV Congreso Mexicano de Historia al que asistie­ron los estudiosos Joaquín Meade, Salvador Domínguez Assiayn, José Corona Núñez, Jesús Romero Flores, Roberto Ramos, José Miguel Quintana, Ignacio Dávida Garibi, Manuel Toussaint, Francisco Javier Hernández, Felipe E. Calvillo, Román Beltrán, Fernando Ocaranza, Ignacio Manuel del Castillo y Moisés Ochoa Campos, quienes presentaron sendas ponen­cias, con aportaciones muy estimables, que nuestra institución recogió en un volumen de la revista "Universidad Michoacana" (Núm. 17). En la inauguración del Congreso habló el licenciado Ignacio García Téllez, Secre­tario de Gobernación, con la representación presidencial.

El 8 de mayo, en el acto central, estuvo el Presidente de la República, general Lázaro Cárdenas, con la mayor parte de los miembros de su gabinete. Hablaron los representantes del Consejo Estudiantil Nicolaita, de la Federación de Estudiantes Universitarios de Michoacán, y el poeta José Bergamín, de la Casa de España en México.[3]

Para finalizar el acto se impusieron medallas a los maestros universitarios con más de diez años de servicios, es decir los fundadores más los que habían laborado a partir de 1929 o sea desde el gobierno de Cárdenas. Fueron premiados: Rafael C. Haro, Juan Díaz Vázquez, Antonio Sereno, Juan N. Martínez, José Calderón, Rafael Morelos, Filiberto Jara, José Macouzet, Brígido Ayala, Bonifacio Irigoyen, José Vázquez, J. Ma. Mendoza Pardo, Jesús Díaz Barriga, Enrique Arreguín, Francisco R. Romero, Pascual Cortés, Celerino Ambriz, Porfirio García de León, Salvador Jara, Eugenio Macouzet Iturbide, Eugenio Martínez Báez, Salvador Ruano, Vicente Aragón, Adolfo Alvarado, J. Adalberto Caballero, Rafael García de León, Ignacio Mier Arriaga, Gabino Vázquez, Jesús Romero Flores y Alberto Bremauntz. Puede afirmarse que en esta nómina están comprendidos los más distinguidos maestros de nuestra Casa de Estudios.[4]

Al día siguiente, el señor presidente inauguró en el Colegio la Universi­dad de Primavera "Vasco de Quiroga", creada en esa fecha, con las siguientes finalidades:

a).—Dar a los estudiantes de las escuelas profesionales y técnicas de México la oportunidad de cultivarse en ciencias y disciplinas que presenten el panorama general de la cultura actual del  mundo.

b).—Realizar en forma efectiva, el intercambio universitario, por medio de la convivencia material y cultural de profesores y estudiantes de todos los institutos de cultura superior del país.

En los años posteriores a 1940 otras Universidades de provincia podrán contar con los cursos de esta Universidad de Primavera.[5]

El presidente de la nación habló en el acto inaugural. Afirmó que la Revolución Mexicana en su primera etapa, después del triunfo armado, no había tenido la participación de los intelectuales. Por eso en seguida los gobiernos revolucionarios se preocuparon por la educación. "Los soldados que tomaron parte en la lucha violenta fueron animados por un principio de justicia que, examinado desde cualquier filosofía, será siempre grande por el profundo sentido humano que entraña. Estos ideales no han caído en tierra estéril. Los obreros y los campesinos han adquirido sus derechos y los van cimentando en la tarea lenta de organización de una nueva economía. La escuela es su legítima aliada y el maestro su compañero: Pero serán ustedes, universitarios, quienes en una o en otra forma, vengan a darle a la Revolución una voz con mayor eco, poniendo al servicio de la patria, los últimos adelantos de la ciencia, las emociones del arte y los conceptos más profundos del pensamiento... No hemos venido a pedirles a las Universidades ningún sacrificio ni una tarea superior a sus fuerzas... Queremos invocar simplemente el nombre de sus maestros todos abnegación desinteresada, y enseñarles el mapa de nuestra república herido por muy viejos problemas... Un universitario, leal a su tradición, no puede sentirse extraño a las necesidades del pueblo, porque ni la finalidad de la ciencia es otra que ayudar a la humanidad en el dominio del mundo externo, ni el arte puede truncar su destino para convertirse en simple distracción y patrimonio de unos cuantos".[6]

Mensaje de gran trascendencia para los universitarios. El rector Vázquez Pallares dio respuesta con la promesa de que los nicolaitas cumplirían con el deber que les marcan sus luminarias: Hidalgo, Morelos, Ocampo. Degollado, Silva, y los hombres de la Revolución; que el colegio y la universidad, desde hace años, se han incorporado a la lucha por el socialismo, y con ese fin ha modificado sus textos jurídicos y su conducta social.

 

Los maestros, españoles y mexicanos, que tuvieron a su cargo las lecciones de esta Universidad de cursos libres, fueron de lo más selecto. Difícilmente pudo cualquier centro de estudios reunir en una sola institución este conjunto de hombres de estudio. Los temas y maestros fueron:

 

El siglo XX.

 

1.               La teoría

 

La nueva Física. Dr. Pedro Carrasco.

La nueva Química. Dr. Antonio Madinaveitia.

La nueva Biología. Dr. Fernando de Buen.

La Sociología. Dr. José Medina Echavarría.

La ciencia de la Economía. Lic. Daniel Cosío Villegas. La nueva Filología. Dr. Mauricio Swadesh.

Hacía la constitución de una nueva ciencia de la Historia. Luis Chávez Orozco.

La ciencia de la Literatura. Dr. Alfonso Reyes.

La Etnología. Dr. Alfonso Caso.

La nueva Filosofía. Dr. José Gaos.

La filosofía del Derecho. Dr. Luis Recasens Fiches.

La nueva Psicología. Dr. Gonzalo R. Lafora.

 

2.               Los hechos

 

La nueva técnica. Dr. Luis Enrique Erro.

El amor. Dra. María Zambrano.

La nueva poesía. Enrique Diez Cañedo.

La nueva plástica. Juan de la Encina.

La nueva Arquitectura. Arq. Juan O'Gorman.

El urbanismo. Arq. José Luis Cuevas.

La guerra. Gral. Tomás Sánchez Hernández.

Los movimientos políticos y sociales. Lic. Narciso Bassols.

El nuevo socialismo humanista. Fernando de los Ríos Urruti.

Los movimientos continentales. Lic. Luis Sánchez Pontón.

Los movimientos sociales, sindicales y cooperativos. Lic. Vicente Lombardo Toledano.[7]

 

La presencia de tan selecto grupo de maestros despertó gran interés no sólo entre los universitarios sino en toda la sociedad de Morelia. El Salón de Actos del Colegio de San Nicolás resultó insuficiente para recibir al público, mas no se contaba con un recinto de mayor capacidad.

Pero, una vez clausurada la Universidad de Primavera los nicolaítas volvieron a la realidad. Los maestros no estaban conformes con el rector; le señalaban el incumplimiento de los postulados de la reforma que le había llevado al poder, y en periódicos y manifiestos se le endilgaban sobrenombres y calificativos denigrantes; se le acusaba, además, de incompetente, pues al presentar a los maestros visitantes habían sido frecuentes los errores y las muestras de incultura que desprestigiaban a la casa de Hidalgo. Los estudiantes coincidían con sus maestros e iban más allá: pedían la renuncia del licenciado Vázquez Pallares, a quien reclamaban la falta de ayuda a los estudiantes pobres, el alza de colegiaturas, la bancarrota ideológica y administrativa y el cierre del Departamento de Educación Física. [8]

 

Todo se complicaba con la sucesión de gobernantes tanto del Estado como de la nación en ese año de 1940. Por lo que se refiere a la Presi­dencia de la República se presentaron a la lucha tres generales michoacanos, amigos del Presidente Cárdenas (Múgica, Magaña y Sánchez Tapia); finalmente, el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) postuló al general Manuel Ávila Camacho, en tanto que la oposición se agrupó en torno al también general Juan Andrew Almazán, cuyo programa se basaba en una rectificación radical de la política de Cárdenas.

En el Estado de Michoacán. después de algunas auscultaciones, el mismo partido político  postuló  para  gobernador  al  general Félix   Ireta  Viveros, quien inició su  campaña apoyado por las organizaciones obreras  y campesinas, y las gentes más destacadas de la izquierda, En un principio buscó el consejo de políticos experimentados como el licenciado Victoriano Anguiano, no obstante que éste era señalado como anticardenista. Unos años antes  (1935)   había sido desaforado  de la Cámara de Diputados por  ser uno  de  los  que  apoyaban   a   Calles   en   su   propósito  de   encadenar   al presidente y continuar como "el poder tras del trono". Sin embargo,  Ireta confió en Anguiano,  según  aseguró éste:   "Desde que don  Félix comenzó a inquietarse por la gubernatura de  Michoacán, yo desde mi modesta esfera y poniendo en juego las relaciones que tenía en mi Estado, principié a actuar en su favor. .. El, al principio, me tomaba muy en cuenta y conversaba conmigo sobre  sus aspiraciones y  posibilidades políticas,  y hasta me consultaba algunas cosas". Pero  las fuerzas políticas del   Estado  no olvidaban la actuación de Victoriano y se opusieron a su resurrección; el general Ireta se vio obligado a pedirle que no participara en su campaña electoral, y quedó sólo como amigo suyo. [9]

En el fondo de la campaña contra el rector  se movían intereses políticos. Desde finales de   1939, Vázquez Pallares había publicado sus  "Ideas para un plan de gobierno" en el Estado, y el general Ireta le tenía como uno de sus principales consejeros, y a él confió públicamente la tarea de unificar a los revolucionarios michoacanos para lograr una continuidad de la política cardenista. Se daba entonces por un hecho que al asumir el General la gubernatura, el licenciado sería Secretario General de Gobierno y futuro gobernador. A estorbar esos planes se orientaron los esfuerzos de algunos para desprestigiar y derrocar al rector; la mayoría de los uni­versitarios sólo veían la triste situación de su Casa de Estudios.[10]

Se convocó a un plesbiscito para el 9 de julio con el fin de saber "en forma democrática, si se pide inmediatamente la destitución del rector", y no se conocieron los resultados porque el proceso estuvo viciado. No obstante, el malestar contra Vázquez Pallares aumentó; el 21 de agosto, la gran mayoría de los estudiantes le pidió que renunciara, y al no hacerlo se declaró una huelga general el día 26, que dio por resultado la salida del rector, a pesar del apoyo que le brindaba el gobernador electo.[11]

El 16 de septiembre siguiente tomó posesión el general Ireta, y enseguida nombró al licenciado Vázquez Pallares Procurador de Justicia. Para la rectoría vacante, previas las formalidades legales, fue nombrado el licenciado Victoriano Anguiano.

La filosofía política y los ideales educativos del nuevo rector eran diametralmente opuestos a los de su antecesor. Para éste, la reforma universitaria debería basarse en los principios del artículo tercero constitucional, en la democracia interna que asegurara una participación cada vez más amplia de los estudiantes en el gobierno, y en la unión estrecha e indiso­luble de los universitarios con los trabajadores para el establecimiento de un régimen socialista. Anguiano en cambio, era partidario de la modificación del precepto constitucional; como antiguo militante del vasconcelismo, se pronunciaba por la libertad de cátedra y por el predominio de las "fuerzas del espíritu" en el claustro inviolado de las universidades. Como era un político sagaz había podido advertir que, con la elección de don Manuel Ávila Camacho, nuevos vientos soplarían en la nación, y que uno de los puntos que cambiaría el nuevo régimen sería precisamente el artículo tercero de la Constitución, que los rectificadores de la obra de Cárdenas consideraban como centro de discordias y de controversias que dividían a los mexicanos en momentos en que se requería la unidad nacional.

El mundo enfrentaba una de las peores crisis: la guerra. En Europa, tras la invasión alemana de Polonia, Hungría y Checoslovaquia, surgió la amenaza contra las naciones occidentales (Bélgica, Holanda, Francia e Inglaterra) y la Unión Soviética. Las llamadas "democracias", sobre todo Inglaterra y Francia, habían contemplado impasibles la ocupación de los demás países para apaciguar al füerer Adolfo Hitler y a su aliado Benito Mussolini; creyeron que las primeras ocupaciones frenarían su apetito expansionista y se lanzaría contra la URSS, en cuyo caso esas mismas "democracias" colaborarían; no imaginaron que el golpe sería contra todos, al Este y al Oeste, con el fin de someterlos al dominio de Alemania. En el Océano Pacífico las fuerzas japonesas se enfrentaban a las de Estados Unidos, para la conquis­ta del mar y posteriormente del Continente Americano. La fusión de los tres países Alemania, Italia y Japón en un eje agresivo hizo que todos los demás países procuraran unirse en alianzas que durante un lustro y a costa de numerosos esfuerzos y millones de vidas humanas, consiguieron la victoria.

Nuestro país, desde el comienzo de la contienda, se declaró antifascista, congruente con los postulados de su política exterior. Había condenado a su tiempo la invasión ítala en Etiopía en el seno de la Sociedad de Naciones, organismo que a la postre resultó inútil para resolver las diferencias entre los Estados; y había brindado su apoyo a España y condenado los demás actos del nazismo; era natural que México se manifestara al lado de los aliados; pero esto requería una política interna de unidad nacional, que ciertas gentes de mentalidad reaccionaria interpretaban como una rec­tificación total en las grandes conquistas del régimen revolucionario, especialmente las de Lázaro Cárdenas; y en aras de esa unidad —lo sabía Anguiano-— se modificaría el texto del artículo tercero. De modo que, desde su posición de rector, inició una campaña contra los universitarios socialistas. "Al hacerme cargo de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo —escribió— me encontré con lo que los revolucionarios "so­cialistas" llamaban la dictadura estudiantil. Es decir, una verdadera supeditación de las autoridades y maestros universitarios a los caprichos de los estudiantes: reducción de programas académicos, concesión de asistencias, de exámenes extraordinarios, etc.; y además maniobras de perversión, dando becas a estudiantes inquietos y con facultades de líderes, para que colaboraran con el joven "rector marxista" en el control de los estudiantes y en el desarrollo de la demagogia realmente indigna de cualquier universidad, no importa la ideología que tuviera".

Además, la Ley Orgánica le parecía a don Victoriano demagógica y ridícula, como —por ejemplo— en el artículo en que señalaba como exigencia para ser profesor o director de algún plantel la de ser "de reconocida ideología socialista", cuando la Universidad Michoacana no contaba con una Escuela de Filosofía o siquiera una cátedra donde se explicara el socialismo, ni la ley señalaba qué tribunal o personas calificarían esa ideología. "Contra estas confusiones demagógicas y disolución de categorías éti­cas, docentes y universitarias, comencé a luchar", declaró unos años después.[12]

En sus acciones rectificadoras, Anguiano se preciaba de contar con el apoyo del Presidente Ávila Camacho; y es de creerse su versión pues obtuvo subsidios y apoyos muy especiales. Por ejemplo, el gobierno federal, por acuerdo del Presidente Cárdenas, entregó a la Universidad un viejo pero céntrico edificio para que allí se construyeran los Laboratorios Centrales.

Lic. Victoriano Anguiano  E.

Laboratorios Centrales.

 

El rector Gallegos recibió el inmueble y el rector Vázquez Pallares inició la construcción, pero faltaba lo principal: las instalaciones y equipo. Por la lentitud burocrática y a pesar del acuerdo presidencial, estaba por concluir el sexenio y nada avanzaban las gestiones. Anguiano se dirigió al secreta­rio particular de Cárdenas, y consiguió que con celeridad se concluyera la obra, que fue entregada por el Presidente Ávila Camacho. El costo de la reconstrucción del edificio fue de $46,643.21 y los aparatos de Física, Química y Biología $82,000,00. La instalación del gabinete de Física se encargó a la doctora Marietta Blau, maestra extranjera radicada en México, quien opinaba que ese gabinete tenía ventajas sobre algunos de los existentes en el país; esta opinión era compartida por el doctor Pedro Carrasco, que lo conoció. El rector Anguiano, en una entrevista periodística, declaró: "Universidad que no se nutre de ciencia, sobre todo en nuestro tiempo que está  regido por ella,  es Universidad  anacrónica".[13]

La Universidad Michoacana, a pesar de sus esfuerzos de modernización, estaba atrasada, no sólo en el aspecto material sino en su orientación. El rector planteaba la necesidad de nuevas carreras, convencido de que las profesiones liberales se hallaban en crisis y no respondían a las exigencias del tiempo; y el gobernador Ireta advertía esa misma crisis, referida a la docencia y a los aspectos estructurales de la enseñanza profesional: "liquidado el sistema positivista que con ordenamiento particular de la cien­cia daba unidad a los planes de estudios y a los programas.. . la Univer­sidad se ha dedicado a hacer frecuentes y variados ensayos en la amplitud y jerarquía del conocimiento, orientado no a formar una conciencia a los estudiantes del sentido de su época, sino a forjar mentes con rudimentarios conocimientos enciclopédicos dispersos y sin unidad".[14]

El gobernador y el rector coincidían en la necesidad de una reforma de la Ley Orgánica universitaria, "si queremos realmente que la Universidad cumpla con sus funciones y que la reforma ideológica allí se realice con seriedad y sobre la base de estudio y meditación". Sin embargo, las cir­cunstancias y la forma del cambio de régimen jurídico eran diferentes en ambos funcionarios.

El gobierno federal brindaba ayuda a la Universidad Michoacana. En la Secretaría de Educación laboraban, en cargos importantes, dos exrectores: los doctores Enrique Arreguín Vélez y Jesús Díaz Barriga, y ambos procuraban el mejoramiento de su alma mater, no obstante que estaban en de­sacuerdo con la trayectoria política y con algunas tesis del rector Anguiano. Debe reconocerse que, como nicolaitas, supieron estar por encima de esas discrepancias. Con su apoyo se organizó la segunda sesión de la Universidad de Primavera "Vasco de Quiroga" en el Colegio de San Nicolás, del 19 al 31 de mayo de 1941.

Al fundarse la Universidad de cursos libres se estableció el principio de que cada año desarrollaría sus labores en una Universidad diferente. Sin embargo, por segunda ocasión fue la de Michoacán sede de tan importante reunión, dedicada a conmemorar el IV Centenario de la ciudad de Morelia.

La nómina de participantes y los temas que desarrollaron fueron realmente brillantes:

 

I.                 CIENCIAS EXACTAS.

 

Dr. Luis Enrique Erro. La estructura de la galaxia. La metagalaxia.

Dr. Carlos Graef Fernández. La constitución interna de las estrellas.

Dr. Francisco J. Escalante. Física del planeta Marte. Los cometas.

Dr. Pedro Carrasco. El atomismo y el continuismo en Física.

Dra. Marietta Blau. La edad de la tierra.

Dr. José Giral Pereira. Los colores de la piel.

 

II.               HISTORIA Y SOCIOLOGÍA.

 

Profr. Jesús Romero Flores. Historia de Michoacán.

Profr. Wigberto Jiménez Moreno. Antecedentes sobre los tarascos pre­colombinos.

Profr. José Corona Núñez. Origen de los antiguos habitantes de Michoacán.

Dr.  Joaquín Xirau. El primer imperio. España y América.

Profr. Miguel Othón de Mendizábal. Caracteres dominantes en la conquista.

Dr. Silvio Zavala. Actitud doctrinal de Vasco de Quiroga. Su influencia renacentista.

Profr. José Mancisidor. La Revolución Mexicana y sus orígenes.

Profr. Rafael Ramos Pedrueza. Precursores de la Revolución Mexicana.

Profr. Manuel Pedroso. Valor social y político de las utopías.

 

III.             ECONOMÍA SOCIAL.

 

Lic. Alberto Coria C.  Aspectos históricos de economía tarasca.

 

IV.            FILOSOFÍA.

 

Profr. José Carner. La nueva fe del siglo XVIII.

 

V.             PEDAGOGÍA.

 

Dr. Enrique Arreguín Vélez. La reforma educativa y la enseñanza téc­nica y universitaria.

Dr. Jesús Díaz Barriga. Interpretación del Art. 3o, Constitucional.

Lic. Guillermo Ibarra. La reforma educativa y los objetivos de ¡a se­gunda enseñanza.

 

VI.            ARTE.

 

Gabriel Fernández Ledesma. Pintura, grabado y escultura.

Sekí Sano. Capacidad de los mexicanos para el arte teatral.

Carlos Velo. Psicofísica del cine.[15]

 

Estos cursos despertaron gran interés no sólo entre los universitarios sino en toda la población de la capital michoacana. Pudo advertirse que la sección de Pedagogía estuvo dedicada exclusivamente a la reforma in­troducida por el artículo tercero de la Constitución en 1934. La exaltación de este mandato legal coincidía con la reforma operada en la Universidad en 1939, pero no con la orientación que el gobierno de Ávila Camacho se proponía dar a la educación ni con las tesis del rector Anguiano, que eran como un eco de lo que se comentaba en la capital del país.

 

Para llevar a cabo la modificación del texto constitucional y el cambio en la orientación educativa, el Presidente de la República nombró Secre­tario de Educación, con fecha 12 de septiembre, al licenciado y general Octavio Vejar Vázquez, que entró en funciones con su equipo de trabajo. El nuevo funcionario escribió en sus Memorias que su misión le fue señalada desde luego: "era urgente serenar los espíritus, definir los alcances del artículo tercer», desvanecer los motivos de inquietud social que su texto seguía provocando y orientar la escuela hacia la Unidad Nacional, impera­tivo de la hora". Sin embargo, el ataque no sería inmediato; se comenza­ría por la Ley Orgánica Reglamentaria del mencionado artículo, cuyo texto se entregó al Congreso el 26 de diciembre, y fue aprobado desde luego por los diputados. "El artículo 3o. no había sido tocado en su le­tra. .. —escribió Vejar Vázquez— para eludir una discusión nacional perniciosa e innecesaria", pero la meta seguía firme.[16]

Al finalizar el año, el rector y algunos maestros plantearon la necesidad de incorporar a la Universidad las Escuelas Técnicas Industriales "Alvaro Obregón", para hombres, y "Josefa Ortiz de Domínguez" para mujeres, con el fin de transformarlas en Escuelas de Capacitación para el Trabajo, con estudios de secundaria pero esencialmente prácticas, "sin formalismo académico". El proyecto no llegó a realizarse. [17]

En el mes de noviembre se entregó a la Universidad el local de la gaso­linera que funcionaba frente al Colegio de San Nicolás; y el rector solicitaba a los gobiernos federal y estatal otros edificios destinados a crear nuevos planteles y quizá otras carreras.[18]

En ese año de 1941 se incorporó a la docencia universitaria el licenciado Juan López Durá, transterrado, antiguo maeslro de la Universidad de Santiago de Compostela, España. Inició sus cursos con un ciclo de conferencias sobre: "Ciencia jurídica y vocación por el Derecho".

Con los maestros y alumnos que deseaban impulsar el estudio de la len­gua tarasca se formó, con los auspicios del rector —que era un indígena puro—, el Grupo de Estudiantes de la Cultura Phur'embe, animado por el profesor Félix C. Ramírez (el mismo que fuera diputado constituyente y opositor al proyecto de fundación de la Universidad) y por otros maestros. El 18 de agosto se transmitió por radio el primer concierto de música indígena michoacana.[19]

Un grupo de intelectuales enviaron un telegrama urgente (11 de noviembre) al Secretario Vejar Vázquez en solicitud de ayuda para la antigua Casa de Estudios. "En el curso de este año —le dicen— fuimos a dictar cursillos.. . percatándonos del entusiasmo y voluntad que existen por dedicarse a las tareas universitarias"; por lo que pidieron se aten­dieran las necesidades económicas mediante un subsidio decoroso. Firmaron, entre otros, los doctores Ignacio Chávez, Samuel Ramos, Joaquín Xirau, Juan Roura Parella, Manuel Pedroso, Germán García, Mariano Ruiz Fúnez, el ingeniero Joaquín Gallo y el poeta Pablo Neruda.[20]

El 10 de diciembre se llevó a cabo en Puebla la Junta de Rectores de las Universidades del país para unificar los planes y programas del bachi­llerato. Se acordó un plan único de seis años, con las siguientes materias: Matemáticas, Química, Ciencias Naturales (Botánica, Zoología, Anatomía y Fisiología Humanas, Biología e Higiene), Psicología, Historia, Idiomas, Disciplinas Filosóficas, Literatura y Cultura Musical, además de algunas materias optativas. Este plan se comenzó a aplicar desde el lo. de enero de 1942. [21]

Al principiar ese año, el rector rindió un informe ante el Consejo Uni­versitario (2 de enero), y fue felicitado por ello. En un diario moreliano, adicto al gobierno, se dedicó a este informe un amplio espacio y el editorial donde se afirma que "la Universidad Michoacana va a la cabeza de los institutos de cultura superior del país". Anguiano publicó un mensaje a la comunidad universitaria: "reitero mi llamado al trabajo armónico... el presupuesto fue aumentado. . . sería execrable quebrantar la fe de los responsables de los destinos de nuestra patria.. . he obrado con una inten­ción limpia y sólo con el afán de hacer todo el bien posible a mi Univer­sidad hacia la que siento un acendrado cariño y con la que tengo mis más sagrados deberes".[22]

Se iniciaron las actividades docentes de 1942 con varios ciclos de con­ferencias. El doctor Daniel F. Rubín de la Borbolla sobre "El origen del Hombre" (16 y 17 de enero); el doctor Eugenio Imaz: "Dos temas de Psicología" (19 y 20 de enero); el doctor José Romano Muñoz, un cursillo sobre Problemas de la Ética; y el doctor Juan David García Bacca: "La sabiduría filosófica y el saber de la ciencia" y "Relaciones históricas entre Luz, Camino, Verdad y Vida". El doctor García Bacca se quedó a laborar en el Colegio de San Nicolás. En este plantel se llevaron a cabo conciertos como los de la violinista Fritzi F. Pataky (presentada por el maestro Miguel Bernal Jiménez)   y el pianista Conrado Tovar.

La obra editorial recibió un gran impulso. El gobierno del Estado entre­gó a la Universidad los talleres de imprenta de la Escuela Técnica Indus­trial "Alvaro Obregón", (18 de febrero) y se comenzaron a imprimir allí libros, folletos, revistas y periódicos de los universitarios, bajo la direc­ción del licenciado Gustavo Ávalos Guzmán, designado Jefe del Departamento de Extensión Universitaria  (lo. de  febrero).

Entre los edificios que la Federación cedió a la Universidad, por acuerdo del Presidente Cárdenas, estuvo el del antiguo Colegio de Estudios Mayo­res de Tiripetío, reconstruido convenientemente por el gobierno federal. Fue entregado a finales de 1941, y el 23 de febrero del año siguiente se realizó allí la ceremonia en que se otorgó el grado de Doctor Honoris Causa a los doctores Harlow Shapley (del Observatorio de la Universidad de Harvard), Walter S. Adams (del Observatorio de Mounth Wilson), Henry Roussell (del Observatorio de Princeton), Luis Enrique Erro (del Observatorio de Tonantzintla, México) y Manuel Sandoval Vallarta (del Observatorio de Massachussets). El sobrio recinto del claustro donde en el siglo XVI se escucharon las sabias lecciones de fray Alonso de la Veracruz, volvió a ser un centro de alta cultura con la presencia de estos hombres de ciencia. [23]

El 4 de marzo se retiró de Morería el escritor alemán Ludwig Renn. En una cena, presidida por el rector, se le expresó el agradecimiento por los servicios que prestó a la institución.

El acto tradicional del Colegio de San Nicolás, el 8 de mayo de 1942 memorable por un hecho luctuoso que conmovió a la ciudad de Morelia. En la madrugada de ese día apareció muerto el presidente del Consejo Estudiantil Nicolaita, el alumno Güilebaldo Garfias Alcántara. Sobre este hecho se propalaron diversas versiones sobre  asesinato  o suicidio.

La Secretaría de Educación Pública mantenía relaciones excelentes con eI rector, lo cual no dejaba de crear animadversión entre los funcionarios del gobierno estatal. Anguiano escribió: "mi amistad con el licenciado Vejar Vázquez la aprovecharon los consejeros de Ireta para calificarme de simple instrumento del Ministro, que venía siendo furiosamente atacado por las fuerzas de izquierda, de "enemigo de la escuela socialista", "nazifascista", "corruptor de la juventud", etc. [24]

La amistad entre ambos funcionarios se basaba en una coincidencia ideo­lógica. Vejar Vázquez, como los miembros de la generación universitaria de 1929, era defensor de la libertad de cátedra y enemigo de la intervención del Estado en la Universidad; representaban el liberalismo a ultranza y el humanismo burgués, principios ambos que, en esos mismos años, se mostraban incapaces de salvar al llamado "mundo libre". La decadencia se había manifestado en la quiebra moral de la Sociedad de las Naciones y en la persecución de los pensadores y artistas judíos en Alemania, Austria y Polonia. En la encuesta que el Secretario Vejar Vázquez hizo entre los rectores, la respuesta de Anguiano fue de las más precisas: estaba de acuerdo en la modificación del artículo tercero constitucional. Es más: algunos de los planteamientos que el secretario presentó ante el Congreso se basaron en los que Anguiano presentó en su respuesta, que sin embargo fue cautelosa, sobre todo por la situación política de Michoacán. [25]

Una vez más los cursos de la Universidad de Primavera "Vasco de Quiroga" se desarrollaron en Morelia. El Secretario de Educación hizo la inauguración el 11 de mayo. Esta vez, los conferencistas abordaron temas genéricos:

 

Dr. Alfredo Baños. La Ciencia.

Dr. Samuel Ramos. La Filosofía en México. (No se terminó el curso).

Xavier Villaurrutia. La Poesía y el Teatro.

Ermilo Abreu Gómez. La Novela.

Manuel Toussaint. La Pintura en México.

Manuel M. Ponte. La Música en México.

Arturo Arnáiz y Freg. La Historia.

Lie. Eduardo García Máynez. La Filosofía del Derecho. (Se interrumpió).

Dr. Salvador González Herrejón. Curso de Dermatología.

Dr. Alberto Escalona. Cultura Indígena.

Lic. Manuel Moreno Sánchez. La Política. (Sólo se dio una clase).

Lic. Alejandro Gómez Arias. La Universidad.

Lic. Jesús Silva Herzog. Economía de México.

Dr. Eduardo Nicol. La Psicología.

Dr. José Gaos. La Filosofía.  (Se interrumpió).

Dr. Manuel Martínez Báez. Parasitología.

Lic. Salvador Toscano. Raíces de la Cultura.

Dr. Salvador Aceves. Curso de Cardiología.

Dr. Isaac Costero. Conferencia Médica.[26]

 

Los estudiantes nicolaitas se mostraron inconformes con algunos conferencistas y provocaron una interrumpción de una semana; algunos cursos ya no se reanudaron.

La visita de Véjar Vázquez provocó hondas polémicas en el gobierno de Ireta; se le llegó a sugerir al gobernante que no recibiera al Secretario como protesta por su línea política en materia de educación. "Nunca se atrevieron —escribió Anguiano— a levantar la mira apuntando al verdadero autor de la nueva política educativa, que lo era el señor Presidente de la República". El general Ireta tuvo el buen juicio de no caer en provo­caciones, y recibió cortéstemente al funcionario federal.

Pero al retirarse don Octavio se desató la campaña contra Anguiano dentro y fuera de la Universidad. El 14 de mayo, en un periódico escrito por los amigos del rector se publicó un editorial que señalaba los perfiles de aquella crisis: "intrigas de baja calidad. . . que para mayor desdicha sos­tienen, impulsan y propalan elementos que están dentro del propio gobier­no". Comenzaron a publicarse manifiestos y artículos periodísticos en que se censuraban las ligas de Anguiano con Vejar Vázquez y sus embestidas contra el artículo tercero.[27]

Un hecho de gran trascendencia vino a establecer una tregua y a provo­car cambios de funcionarios en el gobierno de Michoacán. El 29 de mayo, México declaró la guerra a los países del Eje Roma-Berlín-Tokio. Los antecedentes que forzaron esa medida extrema fueron: el hundimiento del barco-tanque "Potrero del Llano" (13 de mayo), de matrícula mexicana, por un submarino nazi; de los 35 tripulantes sólo 22 lograron llegar a Miami, y uno de ellos murió en seguida. Nuestro país, hasta entonces, se había mantenido neutral, por lo que aquel atentado merecía una explicación del gobierno alemán. Se envió la protesta de nuestro gobierno, por conducto de la representación de Suecia, pero los agresores se negaron a recibirla, negándose a dar satisfacción por aquel hecho. Es más, el día 20 torpedearon y hundieron el buque mexicano "Faja de Oro", con pérdida de 7 marinos mexicanos. No quedaba sino un camino, uno solo, compatible con la dignidad de nuestro país, y fue el que tomó el Presidente Ávila Camacho. El día 27 envió a la Cámara el proyecto de ley, y dos días des­pués lo aprobó el Senado de la República.

Todas las fuerzas sociales se movilizaron para la defensa del país. Se te­mía una invasión armada en las costas mexicanas o la infiltración de agentes enemigos en las organizaciones laborales y políticas, y en las instituciones del país. El presidente nombró al general Lázaro Cárdenas Secretario de la Defensa Nacional (11 de septiembre), y este gran patriota permaneció en su cargo hasta el 27 de agosto de 1945, es decir todo el tiempo de la gue­rra, para proteger a su país de cualquier amenaza.

También el gobernador de Michoacán realizó algunos cambios (3 de septiembre): el licenciado Vázquez Pallares pasó a ser Secretario Particular; la Procuraduría de Justicia se encomendó al licenciado José Márquez B., que era Oficial Mayor; el señor Manuel M. Cárdenas, que era Secretario General de Gobierno, pasó a ser Oficial Mayor, y su puesto fue ocupado por el magistrado Luis Marín Pérez.

Por las circunstancias de la guerra el asunto de la educación socialista quedó relegado, y toda la atención se concentró en la defensa del país. El 2 de junio, el rector se dirigió a la comunidad universitaria llamándola a fortalecerse en el estudio, frente al peligro. Se dio instrucción militar a los nicolaitas, y el rector encabezaba las concentraciones de maestros y estudiantes; su palabra elocuente se escuchó, con la del gobernador y el comandante militar, en actos públicos impregnados de emoción patriótica. El 18 de junio, en el Teatro Ocampo, correspondió a los universitarios la organización de una velada patriótica, y Anguiano pronunció un vibrante discurso sobre la esencia del nacionalsocialismo. Los caminos de gobierno y rector se habían unido nuevamente.[28]

El trabajo docente de la Universidad se desarrolló sin interrupciones. El 28 de agosto aprobó el Consejo Universitario el Reglamento de la Fa­cultad de Medicina; era el primer ordenamiento de este tipo que se hacía en los planteles de nuestra Casa de Estudios (formaban parte de la Facultad las carreras de Médico Cirujano y Partero, Farmacéutico, Químico-farmacéutico y Enfermera y Partera —para esta carrera se requerían tan sólo estudios de secundaria—).

A pesar de la tregua de que hemos hablado, el gobernador Ireta calificó  de  "asesino" a   Véjar  Vázquez,   durante una  manifestación   (28  de julio) en que el pueblo de Morelia pedía justicia en el caso del niño Salvador Rodríguez Morelos, asesinado en los separos de la policía preventiva. La acusación causó gran revuelo en la prensa de la capital. Finalmente, el gobernador negó que hubiera hecho tan grave  cargo.

Este incidente distanció de nuevo al gobernador y al rector, pues Anguiano salió inmediatamente a México para tratar con Vejar Vázquez lo del subsidio (algunas cantidades extraordinarias que se pedían), lo cual fue interpretado como una toma de posiciones. A su regreso, el rector encontró muy cambiada la situación. Convocó al Consejo Universitario (26 de agosto) y le informó que, por acuerdo presidencial, se había obtenido todo lo que se pedía. Sobre los rumores de un distanciamiento con el gobernador, Anguiano dijo que eran infundados, y que eran ma­niobras de algunos de sus más cercanos colaboradores, "que procuran in­ducirlo a que intervenga directamente en las cuestiones internas de la Uni­versidad. . . con un criterio que se aparta de los lineamientos del C. Presidente". Reconoció que el gobernador había cumplido con sus obligaciones en cuanto a otorgar el subsidio estatal y respetar la autonomía, y que no le había sugerido ni solicitado que renunciara a la rectoría. El Consejo tomó en cuenta estas explicaciones y le dio al licenciado Anguiano un voto de confianza, por unanimidad de votos, y recomendó a los universitarios que desoyeran rumores interesados en perjudicar a la  Universidad.[29]

En el mismo mes de noviembre, el Secretario de Educación convocó una reunión nacional de representantes de instituciones de enseñanza con el fin de examinar el artículo tercero y ver la conveniencia de su reforma.
El rector presentó una ponencia que, en esencia, no difería de sus opinio­nes de 1941.           

El año de 1943 se inició cargado de tensiones. Además de las circuns­tancias internacionales, que provocaron altos precios y escasés de varios productos de consumo necesario, el Estado de Michoacán se preparaba para la sucesión de gobernador (el general Ireta fue el último con duración de cuatro años; en su administración se efectuó la reforma constitucional para elevar el periodo a seis) a realizarse en 1944. Diversos grupos se agitaban en la entidad, y todo parecía indicar que el candidato oficial sería el licenciado Gabino Vázquez, antiguo colaborador del general Cárdenas y de comprobada lealtad a éste. Había también quienes pensaban en que, con el apoyo de Véjar Vázquez —y del mismo Presidente Ávila Camacho— pudiera ser el licenciado Anguiano, señalado por los ortodoxos como enemigo de la Revolución, de sus hombres y sus instituciones.

El 18 de enero de 1943 estalló un movimiento contra Anguiano en el seno de la Universidad. En la apertura de cursos se confirió el grado de  Honoris Causa al distinguido escritor Rómulo Gallegos, quien se había    refugiado  en Morelia  al  ser  depuesto  de  la Presidencia de  su país. En el acto solemne habló el rector, con apasionado acento hispanoamericanista. De entre el público, como orador espontáneo, habló el poeta nicolaita Ramón Martínez Ocaranza, quien pidió a don Rómulo que continuara su lucha contra el mal representado en esos días por el nazifascísmo y quienes en México pugnaban por el retroceso en la sociedad, especialmente en la educación. Afuera del salón, otros oradores realizaron un mitin contra el rector, a quien acusaban de haber suscrito un documento —la ponencia— contra la educación socialista que era la que orientaba a la Universidad, de acuerdo con una tradición de grandes luchas populares.

El día 30 se publicó un Manifiesto polémico "al pueblo de México". En este documento se atacaba al Congreso Nacional de Educación como expresión de fuerzas reaccionarias, para hacer retroceder al país hasta la época de la Colonia, mediante el establecimiento de un Nuevo Orden Social Cristiano. Señalaba al doctor Juan David García Bacca como el autor junto con  Anguiano— de  la  ponencia   presentada   por  la Universidad Michoacana en dicho Congreso. Se afirmaba que ese documento tenía como bases: una filosofía racionalista y una información histórica mutilada, para justificar la explotación de las masas trabajadoras y el derecho de las minorías privilegiadas a la educación y la cultura. Firmaron el Manifiesto: la Federación de Trabajadores (CTM), la Liga de Comunidades Agrarias (CNC), la sección XVJ del SUNTE (Sindicato Único de Trabajadores de la Enseñanza, la sección XVI del STERM (Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la República Mexicana), la Federación Juvenil Michoacana (CJM), la Federación Estatal de Ligas del Sector Popular (PRM), la Confederación de Trabajadores de Michoacán (COCM), el Comité Estatal del Partido Comunista de México, un Comité de Universitarios y 378 firmas de estudiantes.[30]

Tres días después, el rector contestó "las agresiones llenas de falsedad, dolo, mala fe e ignorancia" de las que era víctima. Hizo un recuento de su labor en la Universidad, de la elevación del subsidio federal, del mejo­ramiento de la asistencia escolar, de la superación académica. "Jamás engañé a la juventud —dijo el rector— adoptando posturas demagógicas y falsas de extremista, apóstol o redentor". Las organizaciones firmantes del Manifiesto, de seguro no conocieron la ponencia presentada a nombre de la Universidad, en la que no se sostiene ninguno de los puntos que, a manera de cargo, se le atribuyen, y pregunta: "¿Es contra el socialismo científico aspirar a la bondad, a la verdad y a la belleza?". De­fendió al que los manifestantes señalaban como coautor de la ponencia: "Atacan al gran filósofo español Juan David García Bacca de autor de estupideces, de nazifachista, de no tener seriedad científica; y es uno de los valores en la ciencia y en la filosofía más distinguidos en el mundo contemporáneo". Los principales diarios de la capital arremetieron en sus editoriales; se expresaron en parecidos términos a  los del rector.[31]

Lic. Adolfo Cano.

 

El 5 de febrero hubo un baile en el Colegio de San Nicolás con motivo de la iniciación de cursos. Después del baile, un grupo de universitarios tomaron el plantel en señal de protesta contra Anguiano y su grupo. El rector se presentó y trató de controlar la situación, pero fue arrojado por los estudiantes. Al día siguiente instaló sus oficinas en el edificio de la Escuela de Ingeniería. El día 8, una comisión del Consejo Universitario entrevistó al gobernador, y le pidió su ayuda para desalojar a los autores de aquel "atentado", y el general Ireta les ofreció intervenir; al día siguiente reunió en sus oficinas a los miembros del Consejo y les expresó su respeto a la autonomía de la Casa de Estudios, e hizo referencia a la ponencia antirrevolucionaria; después de algunas aclaraciones, ofreció nuevamente que resolvería el conflicto. Lejos de eso, el día 11 envió al Congre­so un decreto, que fue aprobado desde luego, en el que destituía al rector Anguiano y desconocía al Consejo Universitario; en el mismo documento nombró rector interino al licenciado Adolfo Cano, quien tomó posesión de inmediato, y empezó a nombrar nuevos directores de los planteles con la mira de integrar lo más pronto posible el Consejo. La mayoría de los estudiantes aplaudieron esta medida y respaldaron al gobernador. Sólo un plantel de la Escuela Secundaria, que funcionaba en el antiguo Seminario de San  José, se mantuvo fiel al destituido rector. En los demás planteles,  las labores  se normalizaron de inmediato.[32]

En consecuencia, el  Consejo   Universitario  comenzó  a  integrarse  con nuevos funcionarios. Para la representación de los tres consejeros de la Federación de Profesores Universitarios, y los tres de la Federación de Es­tudiantes, el día 4 de marzo se reunieron ambos sectores y eligieron su directiva y sus delegados.

El rector Anguiano —seguía siéndolo por el apoyo que le brindaba el Consejo anterior— procedió de inmediato a organizar sus fuerzas, dispues­to como estaba a dar la batalla por la autonomía y por el respeto a la Ley Orgánica. El día 7, un grupo de 250 alumnos de la Universidad salieron a continuar sus estudios en las Universidades de Puebla, San Luis Potosí y UNAM. Se calificó esto como un "éxodo" en señal de protesta por el decreto del gobernador. Fue un movimiento perfectamente calculado y apoyado por el gobierno federal, pues el Presidente de la República ordenó, por conducto de la SEP, que el subsidio que se otorgaba a la institución se diera a los "exodistas" para su sostenimiento.

El día 9 quedó formado el Consejo Universitario contrario al rector Anguiano. Uno de sus primeros acuerdos fue la formación de la terna para la elección del nuevo rector. Formaron dicha terna: profesor Jesús Romero Flores, licenciado Miguel Arroyo de la Parra y doctor Salvador Franco López, y hasta los últimos días del mes de marzo el gobernador nombró rector al profesor Romero Flores, quien tomó posesión el 2 de abril siguiente.[33]

El profesor Romero Flores es un prestigiado maestro de nuestra Uni­versidad. Se tituló en San Nicolás en 1904 y durante muchos años fue catedrático del misino plantel. Autor de numerosos libros sobre historia y literatura michoacana —uno de los más fecundos escritores michoacanos de todos los tiempos— y diputado en el Congreso Constituyente de 1917. Su designación fue bien recibida por los universitarios que se mantuvieron fieles a la tradición del antiguo colegio.

Los "anguianistas" —así se llamaba a todos los que apoyaban al licen­ciado Anguiano— interpusieron el recurso de amparo contra el decreto atentatorio, ante el Juez de Distrito, y este funcionario amparó a los que­josos el 2 de abril. Pero el gobernador, la Comisión Permanente del Congreso local y el rector Romero Flores se inconformaron con el amparo y pidieron la revisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, alto tribunal que dio entrada y procedió al estudio del caso, el 24 de junio.

Mientras tanto, las labores de la Universidad se desarrollaron con toda normalidad, aunque con penurias por la supresión del subsidio federal. Se publicaron algunas obras y numerosos periódicos estudiantiles en los que se expresaba la solidaridad de los nicolaitas con los aliados que, en los campos de Europa, libraban batallas decisivas contra el nazifascismo.

El 8 de mayo, fecha máxima de los nicolaitas, tuvo un especial relieve. Se otorgó en la ceremonia principal del Colegio de San Nicolás el grado de Doctor Honoris Causa al licenciado Vicente Lombardo Toledano, quien pronunció un discurso que ha sido considerado como uno de los mejores del maestro. En la publicación que hizo la Universidad Obrera de México se puso por título de ese discurso: Actualidad viva de los ideales del cura Hidalgo. Después de analizar la personalidad del Padre de la Patria, concluyó el orador: "Nace la Patria Mexicana bajo la inspiración de un intelectual preclaro, de un hombre superior, de un mexicano que había sentido en su corazón las miserias del pueblo, de un cristiano que quería acabar con la injusticia y el odio entre los hombres. ¿Ex hombre? ¿Ex cristiano? ¿Ex americano? ¡No! Para nosotros es el símbolo de un mexicano, es el arquetipo de un intelectual, es el símbolo de un cristiano auténtico".[34]

Otro notable intelectual de perfil continental, el poeta Pablo Neruda, recibió el 17 de agosto de ese mismo año el grado de Doctor Honoris Causa, en el colegio, durante un acto solemne. Las palabras del licenciado David Franco Rodríguez, Secretario General de la Universidad, y del poeta Ramón Martínez Ocaranza, precedieron al discurso de Neruda, una pieza magnífica por el tono combativo y por la precisión de los conceptos. "América es hija de la libertad y combate donde por la libertad se combate. La terrorífica amenaza de los conquistadores nazifascistas no fue para nadie tan grave como para nosotros los americanos. Si otras naciones iban a perder poderío y esplendor nosotros íbamos a perderlo todo... Por eso en esta última época mi poesía ha tocado los temas más palpitantes de la guerra, de la gran guerra que es nuestra guerra. He decepcionado a muchos que hubieran querido de mí un compañero más en la fiesta de las flores. Yo he tenido otras flores que celebrar, otras flores martirizadas y otros  laureles,  otros laureles gloriosos  que cantar".[35]

Al día siguiente, el día 18, en sesión de la Segunda Sala Administrativa de la Suprema Corte de Justicia se aprobó por unanimidad la ponencia del ministro Manuel Bartlett en el sentido de conceder el amparo definitivo de la justicia federal al depuesto rector Victoriano Anguiano y su fracción universitaria, contra actos del gobernador Ireta y del Congreso local. El mismo Anguiano y sus principales colaboradores estuvieron ese día en la Corte para asistir a la confirmación de su bien defendido derecho, y gozar del triunfo político. Anguiano declaró que, no obstante esa victoria, en la primera sesión del Consejo Universitario renunciaría el cargo de rector para ocupar el de magistrado del Tribunal de Justicia del Distrito Federal, que le había conferido el Presidente Ávila Camacho.

En Michoacán se encontraba en su apogeo la campaña política para la sucesión del gobernador. Abiertamente se había lanzado a la lucha el licenciado Gabino Vázquez, que había sido gobernador interino durante el gobierno del general Cárdenas, y más tarde muy cercano colaborador suyo en su periodo presidencial. Durante un mitin de su campaña, don Gabino presentó un programa mínimo respecto a la Universidad Michoacana (28 de agosto), con el fin de atraerse el apoyo de los nicolaitas. Por esos días, Anguiano y sus amigos presentaron la candidatura del licenciado José María Mendoza Pardo, que permanecía ajeno a la contienda en su cargo de mi­nistro de la Suprema Corte. Fue el mismo Anguiano quien le comunicó a Mendoza la noticia de su candidatura.[36]

El fallo del alto tribunal de justicia encontró a los nicolaitas en pie de lucha. Los "comandos" estudiantiles se aprestaron a posesionarse de los edificios, negándose a entregarlos a los '"anguianistas" a pesar del amparo. Se reinstaló el Consejo depuesto y acordó el reconocimiento de los estudios hechos desde el 11 de febrero; validez de los nombramientos de maestros y el pago de pensiones a los alumnos que hubieran tenido esos beneficios antes de la fecha indicada; y el pago de salarios caídos para quienes habían tenido que ausentarse de la cátedra. El gobernador recibió una comisión de ese Consejo y les ofreció aumentar el subsidio; les aseguró también que entregaría los edificios, pero no se comprometía a que se trabajara nor­malmente. Efectivamente, a partir del día 9 de septiembre, el Secretario General de Gobierno, licenciado Marín Pérez, dio posesión de los edificios de Medicina e Ingeniería, pero en seguida los alumnos los tomaron por la fuerza. Ante estos hechos, el Secretario General de la Universidad, licenciado Gregorio Torres Fraga, advirtió al gobierno que, de no recibir ga­rantías, le acusaría por desacato a la justicia federal. Y en represalia por la violencia desatad a en los planicies, el Consejo acordó segregar a la Escuela Normal de la Universidad porque "se ha convertido en centro permanente de perturbación y violencia". Este acuerdo era ilegal pero no fue impugnado porque los normalistas llevaban muy avanzadas sus gestiones para incorporar el plantel a la Federación, lo cual consiguieron poco después mediante un convenio que firmaron el gobernador Ireta y el nuevo Secretario de Educación, don  Jaime Torres  Bodet,   quien había sustituido Véjar Vázquez desde el 23 de diciembre.[37]

En vista de los hechos, el Consejo acordó dar por concluidos los cursos de secundaria y continuar los profesionales en el edificio de los Laborato­rios Centrales, que era el único que estaba en su poder. Se presentó acusa­ción formal contra el gobernador (18 de septiembre) y el Juez de Distrito dio entrada a la demanda.

D.   José  Rubén  Romero.  Prof.  Jesús Romero  Flores.

 

Como no había ninguna forma de resolver el conflicto, ambas partes estuvieron conformes en someterse al arbitraje del Presidente de la República. Se reunieron con el Primer Mandatario, y éste decidió nombrar un rector interino cuya misión sería la concordia, y la integración de un solo Consejo Universitario con apego a la ley. Escogió para ese cargo al escritor michoacano don José Rubén Romero, una gloria nacional e internacional en el campo de las letras, quien, por haber desempeñado puestos diplomáticos fuera de su patria, no estaba comprometido ni tenía contacto con ninguno de los grupos. El día 29 se presentó el nuevo rector en el Colegio de San Nicolás, y fue bien recibido por todos. Declaró que todas las ideas tendrían cabida en la Universidad, cuya alta misión es la lucha por la confraternidad de los hombres y de los pueblos; que habría libertad de investigar, pensar y hablar. Democrática y mexicana por inspiración, nuestra Escuela ha de ser hondamente social "Lejos de nosotros la pretención de los dictadores que se apoderan del educando para emplearlo como pieza armónica del sistema que gobierna". Se declaró idealista. '"SÍ en la pugna del bien contra el mal, el ponerse del lado del bien es una demostración de idealismo, sí somos idealistas".[38]

No obstante que las ideas de don José Rubén coincidían más con las de Anguiano que con las de la mayoría, los universitarios no quisieron continuar la lucha, preocupados por la terminación del año escolar que había sido tan irregular y tormentoso. Después de los exámenes finales, la mayor parte de los "exodistas" regresaron a sus planteles, otros se quedaron a continuar sus estudios en las Casas que les dieron abrigo.

Don José Rubén Romero obtuvo del Presidente Ávila Camacho un subsidio de $212,000.00 para el ejercicio de 1944, y de la Secretaría de Salubridad una donación de 115 camas y sweters para los jóvenes de las Casas del Estudiante. Dio los primeros pasos para instalar un comedor escolar. Pero no permaneció en Morelia sino unos cuantos días; obligado por sus compromisos de trabajo, dejó todos los asuntos de la Universidad en manos de sus colaboradores, personas todas ajenas al medio universitario, lo que provocó disgusto entre los mismos que habían aplaudido su llegada. Cumplida su misión, formado el nuevo Consejo Universitario, se retiró voluntariamente, sin dar lugar a que estallara la inconformidad por sus largas ausencias  y por el trabajo de sus subalternos.

El 16 de septiembre de 1944 tomó posesión del gobierno de Michoacán el licenciado José María Mendoza Pardo.

 

 

NOTAS

 


 

[1] El discurso de don Alfonso Reyes en P. G. Macías, Aula nobilis..., pp.        537-540, y en los   apéndices de este libro.

[2] El nombre del escritor era Arnold Friederich Vieth von Golssenau. Había na­cido en 1889, de familia aristócrata; fue oficial en la primara guerra mundial, y decidido opositor al nazismo. Publicó Morelia. Una ciudad universitaria en México, (Berlín, 1951). No se ha publicado en español, aunque hay traducción de Josefina  Mutt de   Mier  y Tórcida.

[3] La  reseña  de  ese  acto,  en   Macías.  op.  cit.,   pp.  535-542,

[4] AHUM. Diversos.   1939.

[5] IV centenario  del Colegio de San Nicolás. Universidad de Primavera "Vasco de  Quiroga",  p.  8.

[6] El discurso en  Aspectos del  pensamiento...,   pp,  431-434, y en  los apéndices  de
este libro.

[7] IV  centenario...,  op.   cit.,  pp.   11-18.

[8] La campaña contra  el  rector Vázquez Pallares  en   los periódicos estudiantiles,
principalmente "Ariete" y "El Nicolaita".  1940.

[9] V.   Anguiano.  Lázaro   Cárdenas. . .,   pp.   155-156.

[10] Periódico "Crítica", órgano de la campaña.  Núm. 14.,Diciembre 8 de   1939.

[11] Periódico "Ariete",  Núm.   4,  agosto  21   de   1940.  También AGN,   paquete   472,
correspondiente al gobierno de Cárdenas; hay varios documentos sobre la huel­ga, resultados del plesbiscito y pliego de peticiones de la FEUM y de la CJM.

[12] V.  Anguiano,  op.   cit., pp.   166-167.

[13] Entrevista de Melesio Aguilar Ferreira con   el rector Anguiano. "Municipio  Li­bre", Núm. 2, julio   15  de  1941.

[14] F. Ireta Viveros. Cuatro años..., p.  35.

[15] IV centenario de la ciudad   de  Morelia.  Universidad de Primavera   "Vasco  de Quiroga", pp.9-25.

[16] O.  Vejar   Vázquez.  No  dejes crecer...,  p.    103.

[17] AHUM. Diverso.   1941.  Periódico "Municipio  Libre", Núms. 13  y   18,  noviem­bre de 1941. En el último, Anguiano declara que desea transformar   las Técni­cas  en   Escuelas  de capacitación   para   el   trabajo,   con  estudios  de   secundaria pero sin formalismo académico.

[18] La historia de ese predio es muy larga. Fue donado a la Universidad por el presidente Cárdenas. El rector Anguiano y los rectores posteriores hasta 1957 rentaron la gasolinera, primero en $3,600.00 mensuales y finalmente en $14,000.00. Tiene 1,308 m2 y en 1945 se le calculaba un valor de $247,030.00 AHUM. Actualmente es un centro de propaganda de un grupo de estudian­tes extremistas.

[19] Periódicos   "Cumbres", Núm.   1,  y  "Municipio Libre",  Núm.   4,   agosto   18   de
1941.   El   concierto   estuvo  a cargo   de  la   orquesta   del maestro   Ignacio  Mier
Arriaga, distinguido músico  moreliano.  El profesor  Tomás  Rico Cano pronun­ció el discurso inaugural.

[20] El texto en "Municipio Libre", Núm.   13.   noviembre 11 de   1941.

[21] AHUM. Libro de actas del Consejo Núm.   19.

[22] "Municipio  Libre",   Núm.   19.  Editorial, enero 2 de   1942. En el   Núm.   20 se
informa   del  acto   de   iniciación   de   cursos;   intervinieron:   licenciado   Gregorio
Torres Fraga  (Secretario General), el profesor Rafael C. Haro, Guillermo Mo­rales Ossorio  (presidente de la  FEUM)   y   Leopoldo Arreóla   Belmán  (alumno de Leyes).

[23] La invitación a este acto fue suscrita por el gobernador Ireta y el rector Anguiano.
Hablaron en Tiripetío:   el rector, el licenciado Antonio Vargas MacDonald   (a
nombre del gobernador)   y el profesor Rafael C. Haro. Actuó el coro dirigido
por el  maestro Miguel  Berna] Jiménez.

[24] V   Anguiano,   op. cit., pp.   166-167.

[25] En el archivo (AHUM) existe una copia de la respuesta, sin firma. Fecha: 6 de   noviembre.   Publicado  en "Municipio   Libre",   Núm.   10.   noviembre   8 de 1941.

[26] Periódicos "El Relator". Núm. 13, y "Municipio Libre", Núm. 31, mayo 11 de 1942. En el acto de inauguración hablaron: Samuel Ramos, el rector, y el se­cretario  Vejar   Vázquez;  asistió  el   gobernador.

[27] "El  Relator",  Núm.   13, editorial, mayo 14 de 1942.

[28] V.  Anguiano.   Discurso...   1942.

[29] Libro de actas del Consejo,  Núm.  20. AHUM. 1942.

[30] La  prensa  de   la  capital   del  país recibió   con  hostilidad el  manifiesto   contra
Anguiano, sobre todo "Excélsior" y  "El  Universal". Ver en éste:   Rubén Sala-zar  Mallén,   Teratología  demagógica.  Febrero  4  de   1943.  Archivo  del  autor.

[31] "El Relator".  Núm.  25. Febrero 2 de   1943.

[32] Ibid.. Núm. 26, febrero 16 de 1943. El decreto fue leído por el Diputado Secre­tario en un   mitin frente   al   Congreso.  Anguiano comentó que  había  sido   un acto de   debilidad  de  Ireta,  aconsejado  por  sus colaboradores:   "finalmente   lo obligaron a arremeter contra el rector de la  Universidad, porque, según ellos, la estaba desviando de la ruta revolucionaria..." V. Anguiano.  Lázaro Cárde­nas. .., pp.  157-158.

[33] AHUM. También  "Municipio  Libre",  Núm. 60, marzo   11   de   5943.

[34] V.   Lombardo  Toledano. Actualidad militante..., pp.   5-22,   y en  los apéndices
de este libro.

[35] Libro de actas del Consejo Universitario. AHUM. Figura en los  apéndices de
esta obra.

[36] V.   Anguiano.   Lázaro Cárdenas...,  pp.  162-168.

[37] AHUM.  AGE. Informes periodísticos diversos en el archivo particular del  autor.

[38] AHUM. 1943. Rectorado provisional de José Rubén Romero.