Texto académico

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Especialistas En Psicología Deberían Pronunciarse Sobre El Estrés Que Genera La Improvisación De Clases En Línea En Los Estudiantes En Tiempos de COVID-19  

La universidad no tiene protocolo para evitar forzar en el pico de la pandemia salir de casa a los estudiantes, por necesidad de un “ciber”, para atender la conectividad con sus profesores.
El estrés que satura a los estudiantes universitarios está siendo generado porque las instrucciones del profesor no están dentro de ningún flujo textual que reduzca la incertidumbre de los objetivos de aprendizaje (improvisación de tareas sin contexto y sin un claro camino para gestionar el conocimiento). Además, el estudiante da testimonio de que por parte del profesor, no hay respuesta alguna sobre la evaluación de sus trabajos que envían.


Si bien, la emergencia nos sorprendió sin una cultura para la educación en línea, esta no justifica que pongamos en riegos de contagio a los estudiantes que tienen que salir por servicios de Internet y menos aún, someterlos a un estrés dado por la improvisación de la actividad docente en línea. Ya los estudiantes tienen presiones económicas en sus familias, estrés por confinamiento y la enorme incertidumbre por el futuro difuso que se avecina.


La educación en línea es conversación mediada por texto. Más expansiva resulta la narrativa en las personas. Está vinculada con acripciones de razones para actuar, que consisten en grupos de creencias, intenciones, metas, motivaciones, emociones y otros estados mentales relacionados, capacidades y disposiciones[1]. Ya sea en contextos en los que atribuye a un autor razones particulares para presentar eventos de una manera particular para adentrarnos en la tema. Interpretar la narrativa o el proceso al que nos referimos como mundo de la historia, invita o más bien exige la sesión de razones para actuar en los hitos de ese flujo histórico. En el diseño del discurso las acripciones de intenciones para actuar, son el subconjunto de creaciones del escritor. Desde la otra orilla, la narrativa como recurso para crear sentido, desde el mundo de la historia hasta el la historia en el mundo. En lugar de centrase en cómo los intérpretes dan sentido a la narrativa del texto académico, es mejor modelarlas como un sistema de intensiones[2]. Las narrativas del recorrido de los triunfos del conocimiento, proporcionan el medio vertebral para organizar la experiencia en sistemas intencionales o constelaciones de razones para actuar que tuvieron lugar y formaron el perfil de los pensadores involucrados. La narrativa, según este segundo argumento, permite una base para acripciones que son fundamentos para los compromisos con la mente de las personas y sean estas capaces de interpretar todo tipo de disertaciones[3].


Los artefactos textuales han dado forma profunda al estudio de las narrativas literarias en las últimas décadas[4]. Explicando que el diseño del discurso académico, es el uso intensivo de intenciones de un autor por producir un razonamiento dentro de una narrativa con criterios para la interpretación literaria. No debemos confundir la falacia de definiciones y ejercicios, con la intensión más amplia de crear una experiencia intelectual que llega incluso a diluir la naturalice de la verdad de una cosa, por el origen de preguntas, investigaciones, evidencias, hechos, teorías que dan forma la discusión de las ideas. Destacamos, que para el desempeño intelectual es crucial el papel del desempeño de las acripciones de intención y otras razones para actuar en contextos narrativos a través de toda la gama de medios de narración y escenarios de comunicación de disertaciones. Involucra el diseño de contenido en línea la investigación en campos como la filosofía de la mente, la epistemología comparada y el estudio de la adquisición del lenguaje; todas estas indican que atribuir razones para hacer que tomen forma de actitudes propositivas y motivacionales como la creencia y la intensión, es una característica central del razonamiento humano sobre las acciones lógicas y de comunicación, todo dentro de narrativas que dan fe de la historia de las ideas[5].


Por otro lado, las ideas desarrolladas por investigadores sugieren que existen tipos particulares de patrones textuales sobre el proceso de construcción de mundos narrativos a través de acripciones de intenciones. Estructuras problema solución, están presentes en la textualidad específica del texto académico, permiten a los intérpretes inferir qué tipo de mundo se está evocando a través de un acto de narración de justificaciones, explicaciones, demostraciones, categorizaciones y cálculo, y también, por qué las consecuencias se están realizando en ese acto de narración[6].


Debemos señalar aquí, en primer lugar, que nuestro argumento difiere del desarrollado por Knapp y Michaels[7], que centraron su crítica a los enfoques de la teoría literaria o más bien de la propia empresa literaria y no de la educación superior. El enfoque de una narrativa de interpretación “intestinal” para el acto racional, basa su diseño en la afirmación de que las interpretaciones válidas solo pueden obtenerse a través de un llamamiento de recuperación de las intenciones de cada pensador que llevó a una nueva frontera el pensamiento en cuestión, y muchas veces hay supuestos incoherentes en este camino intelectual[8]

Se trasmiten instrucciones de tareas, no se retorna ninguna evaluación y menos se elabora una planificación de la ruta de aprendizaje en esta improvisación por el COVID-19. Los estudiantes dan testimonio de tareas sin sentido e intención intelectual, solo es palpable el objetivo de acumular información.


Una vez que se ve el significado de un texto en su intensión y en sus razones expuestas, un texto deja de ser idéntico al previsto por el autor, el proyecto de fundamento en la intención se vuelve incoherente si lo único que trasmite es un compendio de información, donde no tiene la capacidad de destacar palabras específicas del tema en categorías[9]. El error cometido por los profesores en la educación presencial y en línea es asumir la posibilidad o conveniencia de pasar de un término especializado previsto en plan de estudios, a una carga volumen de información, cuando la responsabilidad del docente es diseñar un discurso para desdoblar el espacio de significado dentro de un contexto de desafío técnico, científico, disciplinar y de estilo de pensamiento[10]. Uno no puede tener éxito ni fracasar en derivar un término de un apilar de archivos o compendio, ya que la falta de narrativa solo frustra al estudiante[11]. Los científicos afirman que un discurso narrativo es el vehículo más eficaz para el aprendizaje de significados textuales e intensiones racionales[12].


El profesor debe situarse en las prácticas narrativas dentro del contexto más amplio de actividades de creación de significado que implican acripciones de intenciones y otras razones para actuar intelectualmente[13]. Habiendo vinculado y adoptado una postura intencional en su discurso, ofrece una discusión detallada de los enfoques para abordar algunos objetivos temáticos.


¿El profesor está meditando lo qué hace en esta emergencia en Zoom con los estudiantes?
En defensa de aprender a pensar el arte del estilo científico. No hace falta defender lo obvio, me dicen. Es evidente que a la universidad se va a adquirir conocimiento y no información. ¿Les ofrecemos la oportunidad de trascender su experiencia cotidiana? A medida que la universidad exige menos destrezas intelectuales y más consumo de información, su realidad no está a la altura de los sueños de la familia mexicana que aspira en esta universidad, ayuda a trascender sus límites familiares. Aprender a pensar nunca ha sido más importante en estos tiempos del capitalismo cognitivo que nos tocó vivir. Los recursos intelectuales poderosos son el acceso que abre las puertas al conocimiento más poderoso en este contexto de incertidumbre y complejidad. Los más pobres merecen una universidad ambiciosa que no aspire solo a entretenerlo en lo que se hacen viejos y dóciles. Necesitamos profesores valientes y honestos que no oculten los resultados del aprendizaje intelectual en sus estudiantes. Consciente de su dignidad, está la universidad ahí para impedir que sus estudiantes ignoren lo mejor de su tradición cultural, no para hacerlos esclavos de las modas tecnológicas vacías de pedagogía.

 


Referencias

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[1] Lenman, James. 2011. Reasons for action: Justification vs. explanation. In The Stanford Encyclopedia of Philosophy (winter 2011 edition), ed. Edward N.Zalta. http:// plato.stanford.edu/archives/win20l1/
[2] Heil, John. (2019). The Intentional Stance. 10.4324/9780429506994-9.
[3] Teutenberg, Jonathan & Porteous, J.. (2015). Incorporating global and local knowledge in intentional narrative planning. 3. 1539-1546.
[4] Iseminger, Gary. (2020). Intention Interpretation. Bibliovault OAI Repository, the University of Chicago Press.
[5] Gang, Joshua. (2011). Behaviorism and the Beginnings of Close Reading. ELH. 78. 1-25. 10.2307/41236532.
[6] Gang, Joshua. (2011). Behaviorism and the Beginnings of Close Reading. ELH. 78. 1-25. 10.2307/41236532.
[7] Knapp, Jeffrey, and Walter Benn Michaels. 1982. Against theory. Critical Inquiry 8 (4):723-742.
[8] Robinson, Muriel. (2020). The Text as a Source of Meaning. 10.1201/9781315043265-7.
[9] Suzen, Neslihan & Mirkes, Evgeny & Gorban, Alexander. (2020). Informational Space of Meaning for Scientific Texts.
[10] Parunova, Yulia. (2020). Verbal Expression of Thinking Style. IZVESTIYA VUZOV SEVERO-KAVKAZSKII REGION SOCIAL SCIENCE. 4-10. 10.18522/2687-0770-2020-1-4-10.
[11] Rodrigues, Mariana & Emmeche, Claus. (2019). Abduction and styles of scientific thinking. Synthese. 10.1007/s11229-019-02127-7.
[12] kayg?s?z, Ça?r?. (2020). The Difference in Text Structures Used in Teaching How to Write The Case of Informative Text.
[13] Dennett, Daniel & Fleig-Goldstein, Brendan & Friedman, Daniel. (2019). Dennett Explained: An interview with Daniel Dennett. 3. 10.34700/7gkw-zh08.

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Autores:

Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez Fernández
Rogelio Ochoa Barragán