Texto universitario


 

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LOS RECTORES  

ALBERTO OVIEDO MOTA
1918-1919

 

Eduardo Mijangos Díaz
Instituto de Investigaciones Históricas

Alberto Oviedo Mota, moreliano de origen y médico de profesión, fue un distinguido nicolaita cuya proyección política estuvo determinada por el desarrollo de la Revolución Mexicana. De acuerdo con información de uno de sus biógrafos, sus padres fueron Alberto Oviedo Montenegro y Guadalupe Mota, familia de notable posición económica en la ciudad natal.

Cursó sus estudios básicos y en 1897 ingresó al Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás para cursar la enseñanza preparatoria. Durante un año estuvo como practicante en la Botica del Refugio, a cargo de José María Treviño, servicio que definió la vocación del joven Oviedo Mota.

Consecuentemente, desarrolló sus estudios profesionales en la Escuela de Medicina de Michoacán (1902) y en la Escuela de Medicina de la Ciudad de México. Una vez cubiertos los créditos correspondientes, el 28 de marzo de 1910 celebró su examen recepcional "...y estando presente el señor ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, señor licenciado don Justo Sierra, fue invitado a presidir el acto y, habiéndose dignado aceptar, tomó la votación a cada uno de los miembros del jurado y resultó, el alumno Alberto Oviedo Mota, aprobado por unanimidad de votos para ejercer la profesión de Médico".1

De esta manera, a los veintiocho años de edad Alberto Oviedo Mota recibió título "para ejercer la profesión de médico", después de un brillante examen de grado. El desarrollo profesional de Oviedo Mota y sus inquietudes políticas fueron paralelos. En 1911, la víspera de la Revolución Maderista en Michoacán, el médico moreliano se incorporó a la mesa directiva del círculo político Paz y Unión, que en poco tiempo se transformó en el Partido Liberal Silvista, primer partido político formalmente estructurado en Michoacán, producto de las reformas revolucionarias. Este partido encabezó una rápida campaña política, y luego de un disputado proceso electoral se obtuvo el triunfo del doctor Miguel Silva a la gubernatura del Estado, al mismo tiempo que Oviedo Mota, uno de los silvistas más activos, logró un escaño en la xxxv Legislatura estatal.

Su actuación como legislador destacó por ser uno de los impulsores del mejoramiento de la educación pública en Michoacán, fue responsable de la Comisión de Instrucción Pública. Respecto a la educación pública, consideraba que la "ilustración de las masas" era el elemento regenerador de la sociedad y base para el ejercicio de la democracia. Su experiencia política en el maderismo fue consecuente con sus ideas y marcó en definitiva su compromiso con la idea de una Revolución de contenido social. 2

En 1914 colaboró con el gobernador militar constitucionalista Gertrudis G. Sánchez, a quien acompañó en su trágica marcha hacia Tierra Caliente, una vez que las tropas villistas se apoderaron del poder ejecutivo estatal. Algunas de estas experiencias revolucionarias fueron más tarde plasmadas en sus escritos de carácter testimonial.

A mediados de 1915, Oviedo Mota recibió de parte del primer jefe Venustiano Carranza el grado de teniente coronel médico cirujano, adscrito al cuerpo militar de Oriente, comandado por el general Pablo González.

Al triunfo militar de los constitucionalistas, ocupó cargos propios de su especialidad: subdirector del Hospital Militar de la Ciudad de México; director del Hospital General Militar de Toluca; y profesor de la Escuela Médico Militar de la Ciudad de México.

En septiembre de 1916 fue ascendido al grado de coronel por instrucciones del general Álvaro Obregón.

En la capital de la República, Oviedo Mota recuperó su relación de amistad personal con el ingeniero Pascual Ortiz Rubio y fue uno de los impulsores de su pos tul ación como candidato a la gubernatura de Michoacán.

En abril de 1917, el doctor Alberto Oviedo Mota pidió licencia de sus comisiones en el ejército para sumarse a la campaña política del ingeniero Pascual Ortiz Rubio, quien lo nombró responsable de la jefatura de propaganda en el Estado.

Oviedo Mota fue uno de los más activos colaboradores en la campaña del Partido Democrático Benito Iuárez, y de los clubes locales de apoyo que se conformaron por casi todo el Estado.


Fue una campaña intensa por el interior de la entidad y, no obstante los cuestionamientos opositores del Partido Socialista Michoacano, el triunfo electoral llevó al poder ejecutivo estatal al ingeniero Pascual Ortiz Rubio. Fue así como las ideas progresistas del doctor Oviedo Mota y su cercana amistad con el recién nombrado gobernador, contribuyeron en el diseño de nuevos proyectos sociales, entre ellos, la creación de la Universidad Michoacana, pensada para reformar la educación superior en el Estado y brindar una alternativa de estudio a nuevas generaciones.

 

Alberto Oviedo Mota. 1915.
(AFOM).

El proyecto universitario fue posible gracias a la colaboración de académicos destacados que compartieron sus ideas con el recién nombrado gobernador de la entidad, de tal manera que fue una de las primeras iniciativas que el ejecutivo hizo llegar al Congreso para su revisión. De esa forma, "El trascendental asunto motivó un estudio sereno y concienzudo, pues despertó el interés no tan sólo de los legisladores, sino de todos los sectores de la vida michoacana, a tal extremo que el jefe del Ejecutivo tuvo que concurrir a las deliberaciones de los congresistas, el día 27 (de agosto), cuando se procedió a la lectura de la propuesta gubernamental sobre la erección de la Universidad del Estado de Michoacán".3

No obstante las dudas que generaba el proyecto, el impulso del gobernador fue definitivo para concretar la iniciativa, de tal manera que el 15 de octubre de 1917 finalmente se promulgó el decreto de la creación de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, nombrada así para honrar el legado histórico del Colegio de San Nicolás, su aula máter, y del ilustre rector Miguel Hidalgo. Se consolidaba de esa manera la tradición histórica del Colegio Civil y la idea de una nueva universidad pública, autónoma y moderna, que vendría a representar una alternativa de instrucción superior en el Estado, en beneficio de la sociedad michoacana.

Durante el gobierno de Ortiz Rubio, el doctor Oviedo Mota desempeñó varios cargos y comisiones, entre ellos, las direcciones del Hospital Civil y de la Escuela de Medicina, así como la del Consejo Superior de Salubridad. Al sobre- venir el problema del nombramiento del primer rector de la Universidad Michoacana, el gobernador depositó su confianza en el médico moreliano y lo nombró rector honorario el 23 de octubre de 1918, solicitando al Congreso del Estado no sólo el reconocimiento de dicho nom bramiento, sino la conclusión del proceso que demoraba ya un año, es decir, el de la designación del primer rector de la Universidad Michoacana. Con tal propósito, el gobernante michoacano y el rector Oviedo Mota realizaron el acto inaugural de instalación del Consejo Universitario el 1 de diciembre de 1918, estando presentes los directores de las dependencias integrantes de la Universidad. Una crónica de ese acontecimiento señala que:


"Morelia se cubrió con sus mejores galas en la fecha gloriosa de la inauguración de la Universidad Michoaca- na de San Nicolás de Hidalgo, y en el acto de apertura del propio plantel de altos estudios, el rector honorario pronunció vibrante pieza oratoria, desarrollando el tema 'Abolengo cultural de Michoacán y el concepto actual de Universidad'.


Recordó el conferencista las ideas puntualizadas durante la campaña electoral que llevó al triunfo al ingeniero Pascual Ortiz Rubio y que se relacionaron con la enseñanza universitaria; trajo a colación la tarea obstaculizadora de la Cámara de Diputados en su intento de cerrar el camino del progreso a la instrucción pública y aludió también al esfuerzo del gobernante de miras elevadas; para enfatizar que la aspiración de superarse que siempre ha privado en la juventud, hizo posible la creación del centro universitario con categoría de templo cultural y simbólico, tal como lo habían soñado los michoacanos ilustres".4

La instalación del primer Consejo Universitario tuvo lugar en la Aula Mayor del Colegio de San Nicolás, profusamente adornada para dar cabida a ese acto solemne. Ese primer Consejo estuvo integrado, además del rector Alberto Oviedo Mota, por el licenciado Adolfo Cano, director de la Escuela de Jurisprudencia, y los abogados Adolfo Cortés, José Cruz Rodríguez y Luis G. Samaya como profesores. Por parte de la Escuela de Medicina, asistieron el doctor Oviedo Mota, que aún se desempeñaba como director, y el doctor Rafael Campuzano, en calidad de catedrático. La Escuela Normal para Profesores estuvo repre- sentada por su director, el profesor Ignacio Calderón, y por el coronel Gabriel R. Cervera, como catedrático. Por la Escuela Normal de Profesoras asistió su directora María Rodríguez Gil, viuda de Andrade, y por el Colegio de San Nicolás, su regente, el doctor Manuel Martínez Solórzano, y el profesor Enrique Cortés. Por la Academia de Bellas Artes concurrió su director, el profesor y músico Ignacio Mier Arriaga, en tanto que por la Escuela In- dustrial de Señoritas estaba presente su directora, la profesora María Calderón.


A esa misma reunión del cuerpo directivo de la naciente Universidad, concurrió como invitado especial el ingeniero Pascual Ortiz Rubio, quien en su discurso pronunciado expresó: "Las univer- sidades modernas han seguido en mucho el camino de las universidades antiguas, pero en estos momentos ya es una cosa prácticamente distinta, es la reunión de todos los establecimientos se- cundarios para llegar a la unidad de la enseñanza y dar a todos lo que quieren cursar en sus aulas, desde pequeños conocimientos hasta los más profundos, para poder proporcionar a cada quien la manera de vivir, ya sea modestamente o ser unos sabios.

 

El Ing. Pascual Ortiz Rubio, candidato a gobernador de Michoacán, lo acompaña
el Dr. Alberto Oviedo Mota, abril de 1917. (AFOM).

Empapado de esas ideas y después con los estudios que he podido hacer en las mismas universidades de los Estados Unidos, al regresar a mi país, después de que un grupo de ciudadanos michoacanos me hizo el honor de ofrecerme la candidatura para aceptar mi postulación como gobernador del Estado, y cuando supe del triunfo de mi candidatura, un grupo de estudiantes de Michoacán que hacen estudios en México, sabedores de mis simpatías por la Universi- dad, se acercaron a mí y me solicitaron que mis primeras gestiones fueran encaminadas a establecer una Universidad Michoacana".5

En este mismo acto, el rector Oviedo Mota, que había formado parte de la comisión promotora de la creación de la Universidad Michoacana, después de hacer una disertación de la tradición cultural de las instituciones educativas michoacanas en el pasado y sus aportes a la construcción del país, señaló que como resultado del proceso revolucionario era necesario dar continuidad y mejorar esa herencia a través de un nuevo modelo educativo, en el que la formación de profesionistas tuviera como eje una formación técnica y científica, basada en una sólida cultura humanista.


En su discurso inaugural del Consejo Universitario, Oviedo Mota también expresó que:
 
"Para llegar a la realización de estas ideas de cultura, es de una necesidad urgente la unificación de la enseñanza superior de acuerdo con sistemas generales, que coordinando las enseñanzas de los distintos establecimientos de instrucción superior hagan converger todos los esfuerzos hacia determinados fines. Nuevos planes, nuevos métodos y aplicaciones nuevas son indispensables para que la Universidad sea como dice [José] Ingenieros, una entidad viva, pensante, actuante, capaz de imprimir un rumbo a la enseñanza especial en todas las escuelas. Los viejos sistemas de ideas cuya inexactitud está probada, no pueden servir de modelo para construir los sistemas nuevos; sus síntesis generales carecen de interés constructivo desde que se ha probado la inexactitud de sus elementos constitutivos".6


El día 24 de diciembre, cuando el Consejo Universitario desarrolló su primera sesión ordinaria, el rector Oviedo Mota puso a su consideración la implantación de un modelo de enseñanza semestral, a la vez que se deliberó respecto a los planes de estudio de las escuelas universitarias incorporadas. Para el sosteni- miento económico de la Universidad Michoacana, se determinaron las cuotas de inscripción por cada estudiante, así como aquellas mensuales que ayudarían al gasto operativo. Así, no obstante la renuencia de los legisladores para reconocer los nombramientos respectivos de rector y miembros del Consejo Universitario, las dependencias universitarias empezaron sus cursos curriculares en enero del año 1919.


Hasta fines del mes de mayo, la Legislatura estatal tomó resolución de la responsabilidad que había eludido y nombró rector de la Universidad Michoacana al profesor José Jara Peregrina, al tiempo que citó para el día 2 de junio la toma de protesta de los directores de las escuelas universitarias, junto con la del recién nombrado rector. Consecuentemente, el 6 de junio el doctor Oviedo Mota encabezó el acto protocolario de entrega institucional al nuevo rector José Jara, en un hecho singular que mostraba el reconocimiento de los dos profesores nicolaitas, por el papel desempeñado en la transición institucional.


El gobernador Ortiz Rubio supo valorar la responsabilidad conferida al doctor Oviedo Mota y su compromiso personal. En una decisión de carácter particular, Ortiz Rubio le confirió al médico moreliano la comisión de trasladarse a los Estados Unidos para realizar un estudio académico y administrativo de las principales universidades norteamericanas, con la finalidad de considerar la factibilidad de ciertas reformas que habrían de plasmarse en la nueva legislación universitaria. Oviedo Mota no sólo fue el primer rector de la Universidad Michoacana, sino también el primer ex rector en reasumir su condición académica como profesor universitario en la Escuela de Medicina, impartiendo sus cátedras de Clínica y de Patología Internas, dando muestras de colaboración y respeto con la nueva administración en la Casa de Hidalgo.

La Universidad Michoacana paulatinamente se consolidaba como institución de educación superior en el Estado. Sin duda, el doctor Oviedo Mota era parte importante de ella, pues había participado en las iniciativas del proyecto y como médico egresado y profesor activo de la Escuela de Medicina.


El patrocinio político del ingeniero Pascual Ortiz Rubio continuó una vez que éste fue llamado al Ministerio de Comunicaciones y Obras Públicas, por el presidente Adolfo de la Huerta. El doctor Oviedo Mota desempeñó distintas comisiones de responsabilidad administrativa, casi todas relacionadas con sus conocimien- tos médicos. Su activismo político también fue constante.


En 1926, seducido por las ideas marxistas, se afilió al Partido Socialista Álvaro Obregón de Morelia. Al mismo tiempo, aceptó la nominación del Partido Liberal Santos Degollado de Ario Rosales, para ocupar un espacio en la xxxii Legislatura federal.

Su cargo en la diputación federal le proporcionó diversos contactos políticos en la capital del país. En 1928 se convirtió en médico personal del presidente Plutarco Elías Calles.

Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas en Michoacán, el doctor Alberto Oviedo Mota colaboró activamente para divulgar los principios del activismo cardenista, a través de la Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo y como uno de los dirigentes del Sindicato de Médicos Michoacanos. También fungió como jefe del Departamento de Beneficencia y Salubridad Pública. En el plano militar participó, junto al general jiquilpense, en las campañas contra los yaquis en Sonora, y en Coalcomán contra los rebeldes cristeros de la zona.


Oviedo Mota fue, además, un comprometido universitario nicolaita. Se desempeñó como director de la Facultad de Medicina de la Universidad Michoacana, regente del Colegio de San Nicolás y director de la Biblioteca Pública Universitaria. Cargos universitarios que no desestimó, no obstante haber sido el primer rector universitario.


Alejado de los cargos públicos oficiales, el doctor Oviedo Mota se dio tiempo para ciertas actividades como docente, sindicalista, masón y poeta. Se dedicó también al cultivo de las orquídeas, al grado de formar una nutrida colección de especies con la que fundó un Orquideario en la antigua y tradicional Casa de Cristal moreliana. En la Quinta Maruata, una de sus propiedades ubicada al Oriente de Morelia, introdujo el cultivo de la vid, con tan buenos resultados que llegó incluso a formar una empresa vitivinícola local.  

 


Banquete ofrecido al Dr. Oviedo Mota, Morelia, (AFOM),

 

Los últimos años de su vida se dedicó a la lectura y escritura. De ese tiempo datan la mayoría de sus obras. Entre sus escritos destacan varios por su valor historiográfico: uno de ellos, quizás el primero, es el texto Paso a la Verdad;7fechado en Nueva York (septiembre de 1919), cuyo objetivo fue refutar la imagen que en Estados Unidos se tenía de México y de la Revolución Mexicana. Paso a la verdad, resulta un importante ensayo, pues constituye un pionero esfuerzo de interpretación del proceso de la Revolución, donde se valoran las condiciones de su inicio. Así, según el autor, hubo dos causas básicas para gestarse el movimiento revolucionario: la falta de libertades y la injusticia socialprevalecientes durante el régimen porfiriano. En tanto que las motivaciones políticas -el derecho al voto- y el hartazgo social -la sed de justicia-, tienen de origen las consideraciones del contexto de Michoacán.

  Paso a la verdad, es un verdadero testimonio histórico de la Revolución, en cuyos acontecimientos el autor se asume como observador y protagonista al mismo tiempo. Es de destacarse, además, que no obstante el temprano instante en que .Oviedo Mota expone sus reflexiones, ambos problemas: político electoral y de justicia social, siguen considerándose elementales entre los académico para determinar la causalidad del fenómeno revolucionario. 

Las obras que posteriormente realizó tienen principalmente un carácter testimonial y reivin- dicador. En El trágico fin del general Gertrudis G. Sánchez8(1939) y en Bosquejo histórico del silvismo9(1952), Oviedo Mota recrea los acontecimientos revolucionarios donde fue partícipe de los hechos que narra.

En su concepto, el general Gertrudis G. Sánchez y el doctor Miguel Silva González, ambos gobernadores de Michoacán durante los periodos constitucionalista y maderista, respec- tivamente, fueron personajes injustamente olvidados por la historia, y su intención como escritor -subraya- era "aportar elementos a la historia contemporánea" para que nuevas generaciones emitieran un "juicio inexorable" sobre los hombres de la Revolución y que éstos pudiesen figurar "en la pléyade brillante de sus grandes hombres, alIado de Hidalgo, Morelos y Ocampo".

Su motivación personal decía partir de "la necesidad de recoger todos los datos referentes a los hechos más salientes de la vida colectiva de la patria chica y el deber de consagrar el recuerdo de los hombres que por sus virtudes y esfuerzos contribuyeron al desenvolvimiento progresivo de nuestro medio". La noción de "patria chica" hacía referencia a su estado natal: "nuestro medio" era el sentimiento de pertenencia a una realidad a la que él mismo, a través de su esfuerzo, contribuyó a conformar.

 Otra de sus obras referentes a su estado natal es la llamada Nombres de algunos poblados aborígenes del Estado de Michoacán'10(1935), donde expresa su concepción antihispanista de la historia de México. Luego de enaltecer la cultura purhépecha -entendiendo por cultura el conocimiento de ciertos elementos tales como el uso de la rueda, espadas de cobre, fundición y aleación de metales, entre otros-, Oviedo Mota consideraba que la Colonia había sido un periodo de "bárbara de construcción fanática", donde las nocivas influencias hispanas degradaron la originalidad de la gramática y la estructura del lenguaje purhépecha, el cual se conservó, pero no se cultivó, generando su paulatina desaparición.

Similares planteamientos aparecen en el texto Decadencia y fracaso de la Iglesia católica en México11(1935), donde critica los "tres siglos de esclavitud, decadencia y depravación" en que estuvo sometido el país. Así, durante la Colonia y el siglo xix, la Iglesia católica contribuyó a hundir "al pueblo (mexicano) en la ignorancia y esclavitud", de ahí que la Reforma y la Revolución Mexicana cumplieran una función patriótica al socavar el poder moral y material de la Iglesia. Según esta perspectiva, la tragedia de la historia de México tenía su explicación a partir de "los funestos resultados del clericalismo en la vida de los pueblos", y el progreso nacional sólo se lograría mediante la condición de una "sociedad secular".


Dr. Alberto Oviedo Mota, jefe de Servicios Sanitarios del gobernador Lázaro Cárdenas, Coalcomán, 1929, (AFOM).

Oviedo Mota destacó en su medio profesional, sus inclinaciones políticas mostraron abiertamente su concepción liberal y el desempeño de las actividades científicas, periodísticas, poéticas y literarias dejaron constancia del espíritu humanista propio de la época en que vivió.
El 14 de marzo de 1953 dejó de existir el médico moreliano.


Al respecto, el general Lázaro Cárdenas, en sus Memorias asentó un comentario: "Ayer falleció en Marelia el doctor general Alberto Oviedo Mota, excelente amigo de mi estimación. Asistí hoya la última guardia ante su cadáver en el Colegio de San Nicolás de Hidalgo, del que fue rector. Hombre de gran temperamento y vasta cultura, se distinguió por sus ideas francamente revolucionarias".12

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1 AHUM, Fondo: Control Escolar, Sección: Estudiantes Universitarios, Exp. 20945 de Alberto Oviedo Mota. Para los datos biográficos, véase José Manuel López Victoria, Alberto Oviedo Mota. Rector fundador de la Universidad Michoacana, Morelia, Universidad Michoacana, 1983.
2 Al respecto, Eduardo Mijangos Díaz, La Revolución y el poder político en Michoacán, 1910-1920, Morelia, Universidad Michoacana, 1997, p. 60.

 3 José Manuel López Victoria, Alberto Oviedo Mota..., p. 87.

4 José Manuel López Victoria, Alberto Oviedo Mota..., p. 100.

5 Manuel Bernal R. G. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Datos históricos de su fundación, Morelia, Tipografía Comercial, 1919, pp. 101-102.

6 Manuel Bernal R. G., Universidad Michoacana..., pp. 113-1 19.

7 Alberto Oviedo Mota, Paso a la Verdad, México, Secretaría de Gobernación, Dirección de Talleres Gráficos, 1920.

8 Alberto Oviedo Mota, El trágico fin del general Gertrudis G. Sánchez, Morelia, Revolucionaria, 1939.

9 Alberto Oviedo Mota, Bosquejo Histórico del silvismo, Morelia, Edición del Autor, 1952.
10 Alberto Oviedo Mota, Nombres de algunas poblaciones aborígenes del Estado de Michoacán, Morelia, Tipografía de la Escuela Técnica Industrial Álvaro Obregón, 1935.

11 Alberto Oviedo Mota, Decadencia y fracaso de la Iglesia católica en México, Morelia, s/e, 1935.
12 Lázaro Cárdenas del Río, Apuntes. Una selección, tomo 11, México, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), CERM (Centro de Estudios de la Revolución Mexicana), 2003, p. 621.