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Módulo 2. Las formas de pensar  

2.1 La ignorancia


Hay dos maneras de pensar sobre la ignorancia. Un significado del término se relaciona con la falta de conocimiento, o la falta de deseo de saber, mientras que el segundo significado se refiere a las relaciones; por ejemplo, elegimos ignorar o negarnos a notar un determinado comportamiento en nuestra persona o en otros. Sin embargo, hay una diferencia crucial entre el acto de ignorar algo y el estado de ser genuinamente ignorante de ello. Ignorar algo significa negar su importancia o su propia existencia; también significa pasarlo por alto. En contraste, estar en la ignorancia de algo implica una falta de conciencia de su presencia o significado real. La diferencia entre el acto de ignorar y el estado de ser ignorante, implica la distinción moralista entre el estado de responsabilidad y el estado de inconsciencia. Ignorar algo de lo que realmente somos conscientes y responsables, implica esforzarnos por recuperar el estado de conocimiento que una vez fue la ignorancia “original”. 


La “ignorancia” como término se usa con frecuencia en un contexto negativo, a menudo es algo en lo que acusamos a otros de tener una responsabilidad sin méritos intelectuales para ello. Sin embargo, la ignorancia juega un papel crucial en nuestra vida diaria, especialmente en las formas en que forjamos relaciones humanas. Sin ignorancia, el amor no existiría. Ignorar los errores de las personas, por ejemplo, el cansancio que las conduce a errar, emociones que despiertan heridas en nosotros… En el romanticismo de pareja, es común ignorar los defectos que puede ser una forma de mantener vivo el amor. Por cortesía, podríamos no decir nada y podríamos optar por ignorar deliberadamente los error de los que amamos.


Confucio señaló que el conocimiento real se refiere a conocer el alcance de la propia ignorancia. Benjamin Franklin dejo, “ser ignorante no es tanto un vergüenza, como no estar dispuesto a aprender”. Hoy muchos se identifican con lideres que intentan para si mismos verse como ignorantes virtuosos. Respecto a Donald Trump, muchos votantes se identificaron con su aparente falta de conocimiento y su falta de vergüenza por su ignorancia, sintieron que el daba una cierta autenticidad con lo artificial de muchos otros políticos y tecnócratas. 


La ignorancia también se ha estudiado como una negación. Richard S. Tedlow muestra como organizaciones empresariales se benefician de la negación del impacto negativo de sus operaciones en el medio ambiente, la vida silvestre, la salud humana[1]… La clase política se niega sistemáticamente a reconocer que sus servicios de educación son un desastre que compromete el futuro de la juventud, que los servicios de salud están plagados de carencias elementales. La negación así, es cerrar los ojos a la horrible verdad, la actitud: vieron, pero no vieron. Lo sabían, pero publicaron que no lo sabían. Refieren pasar como perfectamente “estúpidos”. ¿Qué significa ser perfectamente estúpido? Este término fue introducido por George Orwell, quien en su novela distópica 1984 lo presenta como la estrategia de “alto al crimen”. Orwell declara que es “la facultad de detenerse en corto, como por instinto, en el umbral de cualquier pensamiento peligroso para el burócrata. Estos personajes no aceptan, distorsionan argumentos, no perciben errores lógicos en sus políticas. Llenar de negacionismo la agenda pública, es un poder orwelliano de aburrimiento que anula cualquier línea de pensamiento que es capaz de conducir una dirección científica.