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Tutor escritor

 

 

 

 

1. ASOMARSE AL MUNDO CON LA PALABRA ESCRITA


1.1. La narrativa como virtualización 


Mi idea de escritura se puede resumir en una frase. Uno ha de escribir para los jóvenes de su generación, los críticos de la siguiente, y los maestros de la escuela de todas las generaciones.

F. Scott Fitzgerald. Carta a la Asociación de libreros, 1920, Letters, pp.477-478 



La educación en línea, a primera vista, no solamente son habilidades y técnicas en una plataforma digital, al contrario, es el saber de la didáctica orientada a una contextualidad que eleva los roles del tutor y el estudiante en el oficio de la escritura creativa. Al crear contenidos el tutor renueva y desarrolla su oferta académica, esta actividad tiene el sentido de carácter exploratorio en una didáctica narrativa, en donde la práctica docente es un ir y venir introduciendo elementos narrativos, entonces, el pensamiento narrativo es crear una experiencia de conocimiento que sea un proceso de crecimiento, humanización y formación de los valores epistémicos de las diferentes disciplinas. Los contenidos en línea intentan hacer eco en el estudiante, desarrollando el ojo curioso que explora la realidad, es la mediación entre el hombre y el mundo. El estudiante en la Educación Virtual no está dado desde el principio como receptáculo vacío, se forma, se construye en el acto narrativo, configurándose en cada asignatura como un recuento que emana del diálogo intertextual de una inteligencia narrativa guiada por mosaicos de síntesis de conocimientos y habilidades.


La educación en línea centrada en la inteligencia narrativa, afecta positivamente no solo la cognición, además, equilibra nuestras emociones. En esta narrativa como recurso didáctico para la interactividad entre estudiante y tutor, son ambos actores invitados a la acción intelectual de tomar posición, debatir, criticar, argumentar y producir consensos. La narrativa es pues la invitación abierta a sacar conclusiones en un espacio abierto a la persuasión estructurada en textos, nos muestra los mundos posibles fundamentando la práctica disciplinar[1].


1.1.1. El espíritu del tutor escritor


Cuando ya no fluyen las palabras


Gris el día, sombras, 

cuando ya no fluyen las palabras.

Miedo.

Quedan prisioneras del alma,

duele el amanecer temprano,

sueños muertos sin un por qué.

En esta soledad impía,

desterrado el corazón,

cuando ya no fluyan las palabras,

atrapadas en un grito silencioso,

cruel, aterrador y sordo.

Miedo.

A esa nada que envuelve al vacío,

Cuando ya no fluyen las palabras.

Pozo seco, viento frío,

alma convertida en páramo.

Sueños.

Cuando ya no fluyan las palabras…

 

Luis Narbon Niza. Cuando ya no fluyan las palabras, 2013, Círculo Rojo, p. 11 



La guía escrita o llamado contenido de asignatura, es el instrumento de asesoría en apoyo a la creatividad sobre géneros literarios del aprendizaje en línea; explora el perfeccionamiento del arte de la escritura para aprender y crear nuevas realidades en un entorno de colaboración informático. Nos orienta sobre los modos de la buena escritura y la apropiación de estrategias, por ejemplo, escribir para públicos diversos, consejos para elegir palabras, composición y maquetado, español neutro, posibilidades de la lectura en pantalla[2]. El estilismo en el texto, es la sabiduría que explica el arte de creación, pensamiento, epistemología, ética, razón y sentir de los efectos del texto. En él se investiga y debate cómo el lenguaje trabaja para que el habla pueda explicar, demostrar, justificar, fundamentar, describir, inventar sensaciones intuitivas, todo ello, desde luego con una comprensión literaria de la gramática. Explicar esto a un grupo amplio de lectores es un enorme desafío pedagógico y literario.


La terminología especializada compuesta por un corpus: frase, oración, enunciado, partícula discursiva, participio, cláusula relativa, verbos pasivos o transitivos, la voz pasiva, el argumento, la nominalización, la narrativa, la prosa, la metáfora, la proposición, la lógica de análisis de texto, forma-contenido, en fin, estar fuera de estos términos, es carecer de elegancia, rigor, coherencia, adecuación, cohesión para el arte de pensar y crear al escribir. Podemos en el manual orquestar sin abusar sobre consejos tal como el empleo de la voz pasiva para el texto académico. El novel escritor que aprende en la literatura y crea en ella su mente superior debe saber cuáles son esos recursos que empujan a su pensamiento a nuevos límites de creación y exploración de la realidad, no como ingenuas guías gramáticas de ortografía y postulados de puntuado, un manual de estilo, es tomar el pincel e inspirados crear un ensayo o poema como pixelado que pule la roca de un borrador con lo mejor del libre pensamiento. En resumen, diplomado no es una ruta infalible, es un asesor o tutor del arte de sentir y pensar lo objetivo y la ficción desde las sombras formadas por letras: el texto. 


Indudablemente el lenguaje cambia con el tiempo, también el estilo de creación literario, hoy mismo la Real Academia Española ha realizado la transformación más radical de los últimos cien años y con ello agrega presión por el cambio[3]. Lo más alarmante es el bajo nivel de lectura y su reflejo en el declive de escritura como expresión del aprendizaje y el pensamiento superior. El diplomado Tutor escritor, no pretende ser sentido último de depósito de toda respuesta para un novel escritor, desde separar sílabas, hasta los modos de citar y hacer el listado de referencias[4]. Tampoco es un remediador de una mala formación de investigación científica, menos aún un recetario mecánico de creación de sentencias y argumentos. Es diseñado para ser apoyo a los procesos de aprendizaje bajo creación de modelos de pensamiento (ensayo, revisión, síntesis, reseña, resumen, informe, tesis, artículo,…), análisis de textos, mejorar la calidad del discurso académico, ayuda a complejizar la curiosidad y la creación del discurso literario disciplinar, y fomenta los valores de la verdad de la escritura. En este sentido, la función del tutor escritor es hacer de la educación guía literaria del pensamiento de las generaciones futuras, y en consecuencia es especialmente importante en este campo proteger contra las tendencias que entorpecen la claridad del pensamiento. La mayor parte de nuestro pensamiento educativo actual y su práctica se basa en la vieja visión de que la vida humana, la cultura y sistemas morales son esencialmente estáticos e inmutables[5]; que la conducta y la experiencia humana pueden ser explicadas y entendidas en términos de conceptos sustantivos estáticos; que el cambio de procesos creativos son irreales para una unidad existencial; y que el papel de la educación se va a fijar en la mente de las jóvenes generaciones a través de verdades, valores e informaciones[6]. 


Nuestra propuesta por el contrario, vislumbra que nueva actividad de aprendizaje exige modos de pensamientos sistémicos, es decir, maneras inteligentes de razonar la investigación, garantizar originalidad y profundidad, la observación objetiva de los hechos se da por separación de variables, la evaluación de datos, procedimientos lógicos y ampliación de límites tecnológicos[7],. Superar[8] la idea de repositorios de “fotocopias en red” le da a la educación en línea un enfoque cuyo centro es la interactividad para abordar tradicionales y nuevos desafíos pedagógicos[9].


Las posibilidades didácticas de la escritura creativa sobre las imágenes visuales en el ámbito de la Educación en línea, demandan que el tutor sea un escritor de contenido curricular, es importante destacar que la educación así, tiene la característica del manejo del pensamiento de orden superior[10]. El tutor en línea, además de las habilidades del formato tecnológico, deberá dominar los procesos de los diferentes modelos de pensamiento: ensayo, síntesis, resumen, reseña, revisión, informe, … en un ámbito de globalización inconmensurable de documentos en línea. En otras palabras, la educación en línea pasa del caos de las ideas, al texto altamente estructurado de la academia sobre ambientes de estudio de carácter literario, implicando procesos de gestión de información, estrategias de lectura, dialogar con los textos, registrar la información, planificación del texto, planteamiento del problema, fases de construcción de borradores y revisión, además de procesos de creación de argumentos y razones[11].


Leer y escribir en la red[12], no hace por sí mismo una educación virtual, el debate del modelo educativo pasa por formar profesionales de excelencia, es decir, es más que la preparación intelectual; implica la capacidad de iniciativa social, la formación cívica y democrática, artística y cultural; exigirá de la actividad de investigación y desarrollo de ideas en el propio campo de la realidad[13]. La socialización, el gobierno y el aprendizaje en línea es mediado por plataformas tecnológicas en red, entre ellas destacan Blackboard Learning System y Moodle[14], el espacio de socialización on-line por sí mismo no es lo que dota del adjetivo de virtual a la educación en línea, sino la propia narración como inmersión e interactividad en la literatura sobre medios electrónicos[15]. Una educación virtual desde la óptica del filósofo Pierre Lévy pasa por considerar al cuerpo, la inteligencia, los mensajes y los bienes organizados en nuevas colectividades y comunidades virtuosas; la palabra virtual se relaciona con modos de ser virtuosos, producidos sobre realidades inherentes al ser científico y cultural[16]. Los mundos virtuales en la educación son construidos por su narración en los contenidos curriculares, suponen virtudes y vértigos en la experiencia de su propia construcción[17].


1.2. Escribir es ser combativos de las ideas


Escribir es la singularidad ontológica de cada modo de existencia “propio” y “único”. 

Martínez, C., Gerardo, Quesada, Julio & Fayé Emmanuel. (2009) Adiós a Heidegger. México: Hombre y mundo.


Escribir es la filosofía de construir la existencia formando el intelecto en el poder del análisis de desarrollo de ideas creativas, siempre nuestra habla refleja el énfasis de analizar y pensar críticamente la información procesada. Evitar la simple exhibición del conocimiento ajeno sin mostrar nuestra capacidad de evaluar y categorizar su relevancia, es el desafío en esta filosofía. Fortalecer la competencia de escritura perfecciona la mente y la disciplina en el pensamiento de sus practicantes. El desafío en esta filosofía implica la originalidad, la creatividad y lograr un habla aguda de estilo necesario; en apoyo a los propios argumentos, el escritor reforzará la posición de sus pensamientos con tantos fundamentos o premisas como sea necesario, es empujar a la mente a los límites del conocimiento de investigación y la academia. Las propias ideas surgen como resultado de adoptar maneras diferentes de ver una realidad, es decir, el novel requiere encontrar su propia voz en la invención de estructuras de razón. El proceso clave, es gestionar el conocimiento a partir del análisis de la información sobre lo que ya se ha dicho y escrito acerca del tópico investigado, para ello se elaboran argumentarios.


Escribir es el resultado intencional de la investigación y la lectura extensiva, esa que no es perezosa en profundizar sobre las ideas, reconociendo lo pertinente y reflexionando los caminos hechos por otros. Escribir es debatir comentando y argumentando desde la autoridad de las escuelas y autores, citando las obras leídas no por asignación escolar, sino por libertad de selección y la actitud de perseverancia autónoma de alcanzar profundidad en la investigación. 

La profundidad del análisis se da en función de la complejidad de la red de ideas con coherencia y cohesión dentro de argumentos, en un sentido analítico descomponemos en problemas y conclusiones los cuerpos argumentativos, atendiendo la verdad de sus premisas, la consistencia de sus conceptos y definiciones con más detalle que una versión de diccionario, de este modo, es posible crear un sistema de conceptos que nos permitan perforar más allá de la superficie de las cosas y los lenguajes. Es decir, escribir no es simplemente conformarse con secuencias de ideas que vienen a la mente desde la literatura, es necesaria su polarización con una diversidad de posturas hasta que en ese ir y venir polarizando de posturas encontramos la nuestra, juicio resultado de una disputa inteligente basada en ideas de eruditos y desarrollo histórico del progreso de las ideas. Al escribir debemos, si de verdad se quiere aprender de ello, ser cautelosos de no caer en respuestas rápidas, económicas y superficiales.


El razonamiento y sus premisas, son la estructura lógica y las piezas de la escritura en un discurso con el potencial de influir en un lector. El cómo se resuelve con consideraciones claras para integrar nuestros argumentos, el qué es más difícil de resolver, dado que refiere a la sustancia de lo que se habla, eso que será relevante para articular nuestra propia habla, hecha no de un léxico de términos, sino de un léxico de ideas. Sin embargo, la cohesión o pegamento de ideas requiere de producir un discurso que orqueste lo esencial, lo relevante y lo accesorio, de tal manera que produzca seducciones racionales y emocionales que apoyen el valor de nuestra escritura en términos de la función de comunicación buscada. De no lograr producir un pensamiento estructurado o llamado cadenas de razones, cualquier escrito será solo opinión, información que da cuenta o describe, sin el potencial claro que apoye la originalidad intelectual. Ser creativos en la escritura equivale a ser creativos en el pensamiento, es decir, a estar con la actitud flexible de tomar en serio caminos alternativos de razonamiento, basados en hechos y teorías de apoyo.


El escribir es también clarificar la organización y accesibilidad de las pruebas de verdad de las premisas que integran las ideas, es decir, el cómo comprobar la plausibilidad de verdad de nuestras fuentes integradas a las cadenas de razones, justifica su objetividad. De la misma manera que esperan otros que nuestro trabajo empuje el límite de conocimiento de nuestra persona que aprende escribiendo, como escritor debemos ser explícitos en el discurso sobre lo que aporta, jugándose el poder de su habla. La escritura organiza piezas concisas de razonamiento, indicando la organización del metaargumento que guía el flujo total o textualidad de nuestra obra, es decir, subtemas y secciones organizadas en objetivos de instrucción, justificación, ejemplos, prácticas y marcos teóricos clarifican el sistema en que se organiza el texto.


Referencias y bibliografías son apoyo inestimable para nuestros razonamientos y prueba convincente de la objetividad de nuestro discurso, son el resultado de lo leído que es referido o citado de las obras de otros escritores y que han influido en nuestro pensamiento de alguna manera. El empleo de las ideas de otros en nuestra escritura es la actividad de citar fuentes para fundamentar nuestro discurso, mismo que al final incluirá el listado de todas las obras referidas en el cuerpo del texto, con la finalidad de que cualquiera pueda verificar lo dicho. Tiene el listado de referencias además la función de manifestar la originalidad del trabajo, si se considera que la propia selección y orden de las referencias es un aspecto sustancial para sortear toda duda de plagio. 


Los apéndices son la información adicional que es relevante para el cuerpo principal del texto y por tanto se coloca al final del cuerpo del texto. No se contabiliza como parte de la longitud del texto principal, solo en términos de imprenta. La longitud del texto principal de la obra académica varía entre las 20 y 250 páginas, en ocasiones se le exigirá un límite para el número de palabras que integrará su texto, para ello deberá desarrollar la práctica de decidir y sintetizar sobre lo dicho en el discurso, es decir, identificar analíticamente las partes relevantes de información, escribir de forma económica (concisa) para evitar redundancias y extravíos en la composición escrita; lo anterior ayuda en mucho a controlar la extensión del metaargumento planteado como resultado del minitexto; es verlo como el resultado de un mapa conceptual del análisis crítico de la tesis y la información discutida. De este modo, la originalidad, la creatividad y el desarrollo de nuestra habla se ajusta en el proceso de investigación en la lectura extendida, en forma de profundidad del análisis y argumentación basada en evidencia, cohesión y buena organización entre argumentos justificados por citas y referencias. 


En resumen, la filosofía del escritor desarrolla su poder de análisis de textos identificando la estructura del discurso, como consecuencia, será más estricto sobre lo que lee y escribe dado que, el escritor compromete su habla desde una posición clara y valiente, familiarizándose con autores y obras que en sus argumentos resultan fundamentales para el detallado y profundización de las ideas creadas, así como para la objetividad del discurso y el flujo creativo del cuerpo del texto (prosa).


1.3. Antes de empezar a escribir


Al sentir la propia reflexión de existir en cada entrada de texto, en la confección de enunciados, parágrafos, párrafos y frases, contagiamos lo que comunicamos creando sentimientos de complicidad que ayudan a persuadir la razón y a seducir las emociones necesarias para las grandes empresas del pensamiento. Cuando somos capaces de explicar con sencillez y entusiasmo, tomamos la actitud de ver cada día como el primero del resto de nuestra vida. Cada jornada de trabajo, se compone por unidades de creación que llamaremos desde la gramática párrafo y desde la semántica parágrafo, el primero formado por enunciados, y el segundo creado por proposiciones encadenadas por partículas discursivas. Debemos ser honrados, al reconocer en nuestro ser la necesidad de escribir, ese por qué crear nuevas ideas para las contingencias de nuestro tiempo, arrojando nuestro ser al mundo de la literatura y manteniéndonos de pie para no subordinarnos a ningún falso libro de verdad absoluta y monolítica.


Cada párrafo es la unidad de tarea del escritor, comienza con identificar las premisas desde otras hablas, las introduce en forma de discusión mediante el encadenamiento con partículas discursivas, aunque en principio no quede muy claro que se trata de una nueva idea, no es cada frase lo que hace que una idea sea original, dado que puede tratarse de un parafraseo de la fuente, sin embargo, no hay un párrafo para desarrollar cada frase, pero sí lo hay para enfocar mayor profundidad y diversidad de nuevos argumentos. Cada nuevo argumento es un párrafo que es definido por su estructura secuencial de encadenamiento lógico en sus proposiciones, es decir, por su proceso de pensamiento. Cada párrafo se justifica en la necesidad de profundidad, de descripción puntual, de aportar puntos de vista alternativos, o discutir cada punto de la tesis como una secuencia del metaargumento desprendido del minitexto. Cada párrafo puede o no empezar con sangría, pero siempre iniciará con la primera letra en mayúscula y terminará con un punto y aparte. En la escritura académica se ha hecho popular que cada párrafo no lleve sangría y simplemente se separen por una línea en blanco que indica un nuevo párrafo. Sugerimos adoptar un estilo para toda la obra y de preferencia sugerimos el descrito por el manual de estilo de Chicago[18]. Se profundizara más sobre el concepto de minitexto en el apartado 3.2.4.2. Fase II planificación textual: organización de ideas.


Las razones para romper un párrafo en dos o más, no pueden ser del tipo estético o bajo la tesis de que su extensión hace cansada la lectura, debe si es posible su división considerar que es una unidad argumental problema-solución, de este modo cada párrafo podrá estar formado por una unidad de este tipo y en caso de contener más, sí es posible su división. La estructura de un buen argumento, es fundamental para el discurso global del texto que se escribe. Las ideas bien organizadas surgen desde el planteamiento del problema y la hipótesis descrita en un minitexto. Un buen metaargumento desprendido del minitexto, no solo será más fácil de entender, también será más eficaz para poner límites en profundidad y extensión sobre lo que se discute en cada sección del texto. Como el lector crea una textualidad en global sobre el avance del texto, conviene respetar en su construcción párrafos que correspondan al metaargumento. Para comprender lo que significa esto, debemos atender la capacidad del escritor para producir coherencia en su discurso, es decir, crear al paso de párrafos la sensación lógica de lo que se discute y su pertinencia en la concatenación de parágrafos o ideas como flujo de semántica. Una idea lleva a otra idea y este viaje sucesivo crea en la mente una textualidad como resultado de que está bien escrita la conectividad del flujo de párrafos a parágrafos. 


Los párrafos son analíticos desde la noción de sintaxis de oraciones, enunciados, ortografía, puntuado y conectividad del texto; mientras los parágrafos también son analíticos desde los sentidos de objetividad de frases y argumentos que participan como unidad de discurso. En los primeros, la clave es que sea un texto con cohesión sintáctica y en los segundos, se logre la coherencia con el metaargumento planeado desde el minitexto, es decir, que cada parágrafo sea un eslabón claro y justificado de una cadena que integra una textualidad para nuestra obra escrita. Si decidimos eliminar un eslabón de nuestra textualidad debemos recobrar la continuidad que justifica cada párrafo, de modo que, la estética no se imponga a la coherencia necesaria para producir el discurso de nuestro texto. Coherencia, es la capacidad del escritor de producir unidades o parágrafos como eslabones de una cadena estructurada para discutir la tesis que motivó la creación del texto. La coherencia es el resultado de la planificación del texto, desprendida del planteamiento del argumento de tesis o minitexto central de nuestra obra. 


Cuando esté escribiendo debe hacerse la pregunta recurrente de si el borrador ¿será absolutamente claro para alguien que no tiene acceso a nuestra mente? De este modo nuestras ideas también incorporan su poder de comunicación necesario para que los lectores alcancen a ser seducidos en su interés para continuar cada línea y cada párrafo hasta el final de nuestro texto. El problema en este punto es sobre la claridad manifiesta por nuestro texto, que radica en escribir nuestras ideas verificando su claridad desde la óptica de un lector potencial; tenga presente que el léxico de nuestro cerebro llena de información automática los huecos de sentido en nuestro texto, para ello, debemos considerar jornadas de revisión en tiempos posteriores al proceso de escritura o dejar en manos de revisores, para que señalen estos problemas de claridad. Tome en cuenta que nuestro lector no tiene la experiencia de las lecturas extensivas que realizamos para crear nuestros argumentos y en muchos casos el léxico del lector no corresponde a la experiencia textual del escriba. El escritor tiene la responsabilidad de aportar todo hueco de información necesaria para la claridad del texto y el lector de llenar todo hueco léxico necesario para que su lectura alcance a dar vitalidad al texto leído, en otras palabras, promover que la lógica narrativa no se rompa y sea capaz de acelerar la profundidad del discurso cuando con honradez verificamos significados de palabras en el contexto.


1.4. Credibilidad de las ideas 


El soporte, esa evidencia, es esencial y se encadena al discurso, es lo primero que un estudiante reconoce del discurso académico, es el recurso para que las ideas sean tomadas en cuenta, para que su valor se considere serio y no solo se perciban como declaraciones sin fundamento de respaldo. La escritura académica se degrada en la ausencia de evidencia en sus cuerpos argumentativos, es crucial su presencia y el encadenamiento del discurso para presentar las ideas como evidencia de aprendizaje, demuestra solidez, rigor y claridad del pensamiento. La credibilidad del trabajo académico pasa por la complejidad del encadenamiento de premisas, por ello enunciados, párrafos y orden entre los párrafos, y se inclina por discutirlo más claro posible un argumento de tesis que intenta ser defendido. La integridad moral y prestigio del escritor académico, se juega en con cada nueva entrada de texto, para ello, hace de su oficio verificar la relevancia, vigencia e impacto de la información que procesa, en el propio transcurso de la investigación; hace es diálogo con otros investigadores desde sus textos, para que los profesores puedan evaluar el trabajo de estudiantes en términos de rigor y estructuración de las evidencias de las cadenas de razonamientos usadas.


Citar datos estadísticos, enfoques o posturas teóricas, referentes conceptuales, declaraciones de autores consolidados; son típicas evidencias que aumentan la calidad de nuestro discurso, inyectando credibilidad a nuestra habla. Sin embargo, la evidencia del tipo argumental dibujada por nuestra propia razón es un modo de armado racional de piezas de un sistema conceptual nuevo, deductivo o inductivo en el que la cohesión entre ideas crea un sistema de explicación sólido. Introducir estadística tiene el problema de tener que cuidar que los datos e información citada correspondan al contexto de la investigación y no sea descalificada por errores en su traslado de contexto. Los datos de origen empírico deben verificar su relevancia y vigencia de modo que en el texto creado respondan como fundamentos de nuestras ideas. Al citar trabajos publicados por personajes de autoridad en el campo de investigación, los noveles intentan a menudo sustentar sus argumentos, sin embargo, el trabajo de un erudito particular, al prestar su idea y citarlos en la escritura, cuando esta no es una cadena de razones y solo es un listado de citas, corre el riego de ser descalificado por no aportar nada, es decir, solo ser simulación crítica. La simulación crítica es una condición inicial del novel, como resultado de falta de recursos lingüísticos para crear fórmulas de razonamiento.


Proporcionar ejemplos ayuda a la credibilidad de nuestro discurso. Los ejemplos añaden vías alternas para hacer comprensibles nuestras ideas, añaden sustancia que justifican la referencia de las ideas con la realidad, añadiendo relevancia e ilustrando puntos a favor de la plausibilidad de nuestras razones. Los ejemplos deben estar contextualizados como resultado de justificar que son pertinentes y no tienen una intención engañosa de apuntalar datos desde otro terreno ajeno a la investigación, de lo contrario, cuando los ejemplos no son pertinentes al problema de estudio, la escritura es práctica engañosa o sofista, puede gravemente frenar el futuro intelectual y profesional del novel escritor. 


Producir cadenas de razones, es decir, un sistema de proposiciones y partículas discursivas, gana para nuestra escritura el adjetivo de ser una exposición esencialmente convincente por su coherencia y cohesión racional, es decir, la cadena de razonamiento es producto de un análisis minucioso de la lógica de encadenamiento de proposiciones. En otras palabras, un buen argumento es el desarrollo hermético de un modo de pensamiento respaldado por la semántica de enunciados y el orden riguroso de su coherencia de encadenamiento. La estructura de las cadenas de razón habla de la complejidad del discurso alcanzado por el novel escriba, además de que la verdad de cada premisa fue valorada en su relación lógica, mirando por dentro de ella su valor de verdad.


La formación del escritor académico o profesional, ocurre cuando el escriba tiene la actitud de honradez al crear antes que simular, de esta manera su credibilidad social se fortalece. Las habilidades de comunicación escrita en el currículo moderno son parte integral de los estudios académicos, independientemente de la idiosincrasia disciplinar, los egresados deben abordar eficazmente la inmediatez de gestionar con su sociedad oportunidades de desarrollo, la tradición escolar es que un novel de los primeros años no esté habilitado en destrezas de comunicación escrita, se excusa dicha falta bajo el argumento que no está próxima la tarea de escribir la tesis, sin embargo, se olvida que la escritura es el aprendizaje de modelos formales de pensamiento, necesarios para el debate de las ideas, las exigencias particulares de aprender un marco teórico disciplinar, reportar la lectura escolar, una investigación y/o comunicar resultados.


Ser racional, creó la ilusión del conocimiento, al grado de que se considera el único camino de progreso, es aquí, donde la corrupción irrumpe con fuerza, la debilidad radica en intentar negar las emociones, esas que la biología considera la primera inteligencia de índole moral. El camino alterno no anula la razón, solo reduce sus malos efectos reales en su influencia ante la libertad, tiende al poder de la ilusión de la belleza, la justicia, la intuición y el efecto positivo de acertar para una mejor sociedad. El poder de la razón si bien es infinito, no es del todo por sí mismo un camino moral, el acierto o lo bueno, es el ensayo de la propia vida, así que el pensamiento debe ser más que conocimiento, debe traducirse en acertar en la libertad creativa del sujeto para que desarrolle bienes morales, tan necesarios para la paz. Por ejemplo, hoy las leyes del hombre, se consideran algo bueno, pero al mismo tiempo el ejemplo de la autoridad es no cumplirlas, esta verdadera contradicción no es menor, dado que aniquila la esperanza y cancela el desarrollo del bien. El bien lo consideramos necesario para la esperanza, y aseguramos que este no es resultado de ninguna razón objetiva. En otras palabras, es más importante para la creatividad escrita lo que realmente hay en el espíritu humano como intención profunda, como energía provocada por deseos virtuosos con el mérito de confluir en el bien.


Postulado: Razones, son la maquinaria hecha de procesos lógicos; mientras las emociones son el camino de la intuición moral de hacer el bien. 


A partir de esta precisión entre razón y moral, podemos decir que la corrupción del que plagia, degrada, violenta y reduce la libertad, es consecuencia de que su razón está dirigida por fuerzas vulgares de odio, egoísmo, vanidad y sobre todo por creer en una falsa superioridad del conocimiento científico sobre la sabiduría de la poesía. Es como creer que lo verdadero es igual a lo moralmente virtuoso. El error que nos hace corruptos es precisamente no distinguir entre lo lógico y lo moral, a la vez sin mediar distancia entre ambos mundos.


La credibilidad de las ideas además de la coherencia lógica de las mismas y sus citas de referencia objetiva, pasan por la intención moral que les hace que perduren en el tiempo y muchas veces, le confiere inmortalidad frente al olvido. En la ambición de rigor intelectual, el escriba, para ganar confianza solo reconoce la razón, esa notable vía, no provoca que veamos el camino moral del escritor, que crea con exactitud el aroma del texto de su propio tiempo, fijando más lo humano que lo puramente lógico, con ello el camino de la madurez del escritor se abre en posibilidad de éxito, al profundizar su experiencia como pensador en la realidad de su propia época. Escribir bien es andar por dentro del lenguaje y en la emoción vivamente fresca del tiempo que nos tocó vivir. Si debemos escribir sobre la obra de Newton o Einstein por ejemplo, tenemos que ser modernos en su creación, narrar los hechos desde lo que significan para nuestro propio tiempo, eso dará mayor claridad e introducción emocional para provocar ver, reflexionar y criticar mediante el poder de la palabra escrita.


Dos criterios más de la escritura académica, son el producir un discurso conciso y relevante. Escribir conciso significa una economía en el número de palabras, al ser breve, quiere decir que decimos algo, en el menor número de extensión de palabras. La reducción del número de palabras no es cargarnos de menos trabajo, sino por el contrario, nos exigirá que las ideas sean presentadas o discutidas en el mínimo de extensión de nuestro discurso, esto implica que debemos desarrollar la capacidad de síntesis, es decir, construir la hipótesis del significado a escribir, hacer que cada palabra escrita cuente para decir con eficacia lo que deseamos escribir, es ser preciso sobre lo imaginado y lo pensado, cada oración y enunciado deberán responder a una fórmula de razonamiento elocuente; en caso contrario podría ser tachado el discurso de tener mucha paja y poca sustancia. Además, la complejidad del discurso es un encadenamiento que crea una estructura de sentencias y partículas discursivas que expresan en su conjunto la esencia de nuestra habla. La complejidad debe estar a favor de la profundidad y el rigor, evitando una mala estructuración del encadenamiento que podría ocasionar una prosa quebradiza, hasta el punto de hacer perder al escritor sobre lo que se discute, narra o describe.


Escribir relevante significa mantenerse en el tema, focalizar cada paso de profundidad y secuencia del metaargumento, por ejemplo, respetar y no salirse por la tangente en apartados como resumen, introducción, conclusiones, entre otras; no debemos introducir ideas que no correspondan a la sección que se está desarrollando. En particular, cuando la complejidad exige concentración por parte del lector, conviene advertir con palabras claves la relevancia o énfasis de lo que se expresa, es decir, construir focalizaciones de atención que adviertan al lector de la relevancia de las ideas para la textualidad global del texto. Escribir de manera transparente, es una forma de revelar lo importante, puntuando lo clave en nuestro discurso mantenemos la escritura clara, para nuestras propias mentes y la de los lectores. Una idea que está clara en nuestra cabeza, si somos disciplinados en nuestra estructuración de argumentos, podría dar luz al escritor sobre declinar sobre su dicho, de este modo, cuando el lector cuestione tu pensamiento con toda probabilidad tratará de identificar cómo planeó la articulación lógica de las ideas y de la coherencia del flujo de texto.


Lograr relevancia, ser concisos y claros en nuestra escritura tiene la ventaja de alejarnos de la frustración y el peligro de deambular por doquier en nuestras jornadas de composición escrita. Finalmente, cuando se revisa el trabajo antes de presentarlo, se debe identificar las oraciones o secciones del texto donde podría ser irrelevante y nos hayamos alejado de ser conciso o donde la complejidad no corresponda con la profundidad planeada. 


1.5. El habla de nuestra escritura 


Cuando se quiere ser escritor, comúnmente no se considera que debemos escribir elegante, con la brillantez de la narrativa, la profundidad de la argumentación o la magia de la poesía, antes de considerar ser visibles y exitosos como escritores. El escritor no aprende para saber, sino para crear y actuar con su habla, si bien pensamos con palabras e interpretamos con ellas mismas, poco advertimos que también orientamos nuestra acción, con ellas nos orientamos en el acto creativo de las ideas y las emociones. El habla es la inteligencia que en la escritura logra su máxima objetividad, su metamorfosis permite modificarnos a favor de nuevos modelos de pensamiento, la creatividad nos asalta en el proceso de imitación de los modos que están para nuestra experiencia en la lectura de las grandes obras literarias de la humanidad. Estamos interesados en algo más que en la escritura correcta, rigurosa y eficaz, pretendemos habitar la experiencia literaria, esa vitalidad de los efectos de las obras en nuestra humanidad y la experiencia de la realidad que solo ella contiene a través de la magia de sus letras. 


Proponemos que en un mundo exclusivo de la experiencia literaria desafiamos los modos de pensar, sentir y vivir, y proponemos las invenciones de la ficción que luego serán cultura viva. Intentar que nuestra escritura deba de superar los desafíos de solo ser correcta, rigurosa y clara, es reconocer que hay un efecto literario necesario para el camino creativo. Muchos en talleres de redacción son sometidos a desafíos de técnicas de corrección sintética, composición argumental y de adopción de estilos académicos como APA o Chicago entre otros. La fuerza creadora, la pasión de la musa o la inspiración si bien no pueden enseñarse, sí se pueden aprender con la lectura de obras literarias, cuando es atenta, sensible, lenta y analítica, en ellas están los ejemplos para imitar lo que logró ser a través del tiempo. Comparar las formas en que se estructura el contenido y ensayarlas voluntariamente, es una pedagogía que amplía las posibilidades del talento, de estas experiencias nos hacemos de recursos literarios en los muchos ejercicios. En esta idea está sembrada la semilla moral de la libertad creativa, resultado del esfuerzo tutelado por los grandes de la literatura original. Nuevo esfuerzo a la luz de los maestros de las letras, se vera recompensado con el poder de creación y el acceso al siguiente paso donde el escriba encuentra su propio estilo, dentro del mundo de los dones que aportan los gigantes de las letras.


Siendo especialmente humildes, lo que es posible enseñar, es poner a la vista del novel el lenguaje del oficio literario y algunos procesos clásicos de creación. En las propias lecturas diarias, la literatura trabaja a favor de nuestras capacidades creativas; depende de la intensidad y desestructuración que hagamos en nuestra lectura, de esta intensidad dependerá qué textos sean superficiales y otros tan inagotables que no dejaran de sorprendernos en sus relecturas. Los cambios provocados en el cerebro, producto de la literatura leída ya fueron comprobados científicamente[19], es decir, la lectura nos permite progresar en la mejora sustantiva de nuestra escritura y fortalece la esperanza de llegar a la excelencia. Este efecto de progreso lo observa la propia literatura al paso de los siglos, basta con leerla para comprobarlo. Cualquier persona interesada se preguntará el cómo para llegar a la excelencia, bueno para empezar, no lo es posible al modo como se aprende a contar con números, dado que en ese campo habita la creatividad y su rasgo distintivo: la originalidad. 


Al leer, somos después de cada nuevo libro una persona algo distinta con el potencial de ser mejores seres humanos[20], de acuerdo con el renombrado psicólogo Steven Pinker de la Universidad de Harvard, la violencia a lo largo de la historia ha disminuido como efecto de mayores consumos de literatura. La propia vida diaria es afectada por el temor del secuestro, robo, feminicidio, corrupción, asesinatos,…, es imposible que no afecte a una sociedad en su potencial creativo, dado que tan pronto como alguien crea, presurosos otros ya lo esperan para destruir su obra, su alma pedagógica. 


En una humanidad decadente, refutar las sombras con la literatura, es librar de toda violencia que atormentó la existencia. El camino parece desgarrado y sembrado de corrupción, abismos de mis días, sé que no merecen muchos la esperanza por no ser héroes de letras frente a hombres despojados de palabra y armados con plomo. En el borde de los labios emerge el susurro del despertar, segura la literatura allí, ha llegado el día en que el silencio forzado dé paso a la luz dignificante de la creación moral. Ella persiste salvando con su armadura los huesos y la sangre de los hombres de paz. Tu piel es apenas un rumor escondido detrás de poemas, despliegan semillas y dejan la interrogante de cuánto más te ocultarás así. ( Eduardo Ochoa, 2015)


Pues, sino hay receta para la buena escritura, estamos seguros que para los nativos y migrantes digitales, es más importante la percepción que perfora y renueva a nuestro ser en el verdadero acto de creación, donde la idea es el acto del habla dirigido a la transformación auténtica de la condición humana. Para los académicos por el contrario, no podemos vivir humanamente sin el texto académico, bajo la tesis de que la conciencia es frágil y debemos abrirnos a la comunidad discursiva de la academia. Leer y escribir críticamente son muestras de que la lengua académica fue formada, sin embargo los académicos requieren algo más, conocer el español para resolver las lagunas del novel en su gramática necesaria para apreciar en un segundo nivel, las obras de arte del pensamiento literario. Al conocer los diferentes modelos de pensamiento, tales como artículo de investigación y revisión, ensayo, resumen, síntesis, tesis, patente, poema,…, entre otros, el aprendiz de escritor se hace de modelos de estrategias de creación en los variados manejos de la palabra escrita. Para reforzar este punto de vista, debemos diferenciar entre analfabetismo funcional y académico:


Analfabetismo funcional. La UNESCO “considera que una persona ha recibido una alfabetización funcional cuando ha adquirido los conocimientos y las técnicas de lectura y escritura que la capacitan para emprender de modo efectivo todas las actividades en que se haya adoptado la alfabetización con normalidad a su cultura o grupo[21]”.

 

Analfabetismo académico. Señala la carencia del conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar en la cultura discursiva de las disciplinas, así como en las actividades de producción y análisis de textos requeridas para aprender en la academia[22]”. 


La escritura académica, es el ingreso a una cultura escrita de pensamiento superior, es la práctica discursiva perfeccionada desde que la ciencia y el arte surgieron como civilización. En ella hay una práctica de lenguaje especializado, estrategias específicas de producción de modos de pensamiento propias de la comunidad académica y profesional[23]. Por ejemplo, las instituciones norteamericanas han progresado mucho en ofertar cursos de escritura de la investigación en apoyo a elaboración de tesis, posgrado y en general en el proceso de elaboración del texto académico, clarificando estándares disciplinares de los modelos de investigación[24]: 


Fase uno: producir preguntas relevantes, revisiones de bibliografía, justificación de problemas y significados del estudio propuesto. 

Fase dos: planificación del texto, minitexto, hipótesis, discusión, análisis de texto, argumentación, redacción objetiva, tipología de textos, discurso y narrativa.

Fase tres: convenciones genéricas y específicas de los textos académicos disciplinares, procesos de revisión de estilo del texto científico, procesos de pares y publicación.


La escritura de investigación, es la formación de la conciencia lúcida de modos superiores de razonamiento que afectan el producto: el texto real; los humanos libres por derecho nos hacemos preguntas que buscan que una cadena de progreso alcance a ser extrema, es decir, perforen más profundo en alguna realidad. Un escritor de texto académico, es quien impulsa lo mental de la existencia de las cosas con su pasión, toda percepción es un profundizar con ayuda de innovadoras fórmulas de rozamiento dentro de un método que permite demostración e inteligibilidad de su objetividad. La termología del discurso académico es un lenguaje preciso basado en proposiciones encadenadas por partículas discursivas, de modo que su textualidad es palabra en el tiempo, que permiten a sus elementos dispersos volverse a fusionar, en función del algoritmo, planteamiento del problema, hipótesis, método, resultados y discusión. Así pues, el texto cuando se lee no coincide en el modo en que se crea, puesto que lo último en escribir es el título y resumen, pero es lo primero que se presenta al lector en el texto académico de investigación. 


El habla académica emplea terminología especializada, registros formales, su literatura discute problemas disciplinares y se da por sentado que los estudiantes tienen compromiso firme con su formación, elegida en libertad, esperando de él que pase de consumidor de información a productor de conocimiento. Un estudiante típico, tendrá que leer para sus asignaturas, reconocer sobre las obras la información específica que sea relevante al tema a discutir, trabajar el texto identificando premisas de origen teórico y empírico; para aprender el tema deberá reportar resumen, síntesis, ensayo, revisión o lo que se le asigne como marco documental para presentarse a debates de reflexión, de este modo el trabajo académico del novel, en su repetición sentirá objetivamente la sensación de crecer intelectualmente, bajo la experiencia racional y estética del discurso académico. Es un proceso personal, que en esencia le exigirá dominar el español, la imaginación rigurosa, habitar en la pasión por la verdad, en jornadas de constancia en la lectura extensiva, honradez intelectual en respeto a la propiedad intelectual y por añadidura a la calidad discursiva con que enfrentará el debate de las ideas. Le podemos recomendar al novel del discurso académico, que mantenga la pasión por encima de sus errores, aprendiendo de las críticas negativas y que no se maree con las positivas, todo esto a la luz de la literatura de gigantes consagrados de la ciencia. Así que, ser académico significa que pasamos una razonable cantidad de tiempo leyendo en diversas fuentes documentales, conforme maduramos, reconocemos que la competencia lectora está muy de la mano con el conocimiento de la composición de textos, leemos para formarnos criterios de un buen razonamiento, discurso y justificación por fundamentos. Leer es un imperativo de libertad intelectual, construye nuestro lenguaje que permite conocer y examinar diferentes métodos, procesos, teorías, significados, conceptos, sistemas, …, estableciendo criterios de verdad y lograr objetivos académicos dignos a la luz de la literatura que nos evalúa en relación con nuestro aprendizaje. 


1.6. Escribir es el deseo infinito de ser claro


El diseño del orden de las ideas en un texto, hace claro lo que explica, descrito en forma de parágrafos y frases, este orden es útil para preparar la estrategia textual o sentido global del texto. En su interior, la escritura clara, es a su vez también una mente que tiene nitidez sobre lo que pretende escribir. Por ejemplo, si me pidieran escribir sobre lo que hice por la mañana, quizás escribiría de esta forma:


1a) Después de la lectura, hice lo habitual, intentar materializar un borrador, huir de las idioteces y anotar aquello que amenaza con irse de la memoria.


La alternativa podría escribirse así:


2a) Después de explorar mis inquietudes en la literatura, esta mañana traté de ordenar el susurro de lo que creí probablemente antes nadie había visto allí, ordené problemas e hipótesis, sentí falta de inteligencia para alcanzar el don del artista que teje la coherencia de lo imaginado en palabras escritas. 


Probablemente considere la sentencia 2a más ostentosa, pretensiosa o extraña. Sin embargo, podríamos a favor de la primera sentencia, pensar que su forma más sencilla y económica asume un estilo más claro que la sentencia dos. Este análisis de estilo, es precisamente comenzar a tomar nota sobre los modos de identidad con los que se expresa el compositor de texto.


1b) La demostración del predominio visual de la percepción es el aporte más relevante del presente informe …


2b) Nuestro hallazgo principal en el contexto de investigación es cómo las personas perciben los estímulos visuales con énfasis sobre otros… 


Comparando las dos últimas sentencias podemos reconocer el predominio de claridad sobre lo que se afirma. 


1c) La sobre estimación negativa de las reacciones a los resultados es común, debido a la subestimación del ajuste a esos resultados.


2c) Las personas sobrestiman a menudo negativamente cómo van a responder con resultados desagradables, porque subestiman su capacidad de adaptarse a esos resultados.


En la sentencia 1c) se percibe la idea como oscura, mientras la 2c) es más clara, esto nos hace preguntar qué es lo que hace a las oraciones y enunciados claros, concretos, directos y cómo evitar que además sean vagos, sin color y arte discursivo. En otras palabras, qué hace un texto difícil de leer. Las oraciones 2a, 1b, 2c, representan un estilo de escritura que a menudo es llamada académico, independiente de la disciplina desde donde se le observe. El sello de tal escritura es la presencia frecuente de nominalizaciones, sustantivos derivados de verbos o adjetivos. Las nominalizaciones las podemos identificar con las terminaciones ción, nismo, ciones o mente, por ejemplo, organizaciones, protagonismo y reclutamiento son derivados de los verbos organizar, protagonizar, reclutar y del adjetivo prominente; es cuando verbos o adjetivos son traducidos en sustantivos. 


El abuso de la nominalización perjudica a la oración cuando están en el lugar del sujeto y además, junto con un verbo débil, tal como: es, son, parece o tiene, lo que provoca reducción en su claridad. Una clave para escribir con claridad es reconocer este tipo de nominalizaciones que usurpan de su lugar al sustantivo, y de ser posible es recomendable devolverlos a su estado original como verbo o adjetivo. Sin embargo, este buen consejo no dice qué no hacer en vez de qué hacer. Las sentencias serán claras cuando respondan a una narrativa de hechos, la narrativa parece muy alejada del discurso científico, sin embargo no hay nada más erróneo que eso. El discurso científico en su estructura sostiene al personaje que es el tema o tópico de estudio y la acción en el verbo. La narrativa mejora la claridad de la lectura, al poner al personaje en el asunto y reducir la nominalización. En otras palabras, al lograr identificar a los temas o personajes (sujetos) y acciones en los enunciados es posible extraer la sustancia que comunica con mayor claridad. 


Las sentencias más claras son las que responden a una narración sujeto-acción y a una reducción de nominalizaciones, sin embargo, lo mismo se da a nivel de párrafo. Pero además de que los adjetivos condicionan la sintaxis, debemos sustituir donde sea posible escepticismo por escépticos que doten de humildad a las sentencias. 


1d) Dada la incapacidad para identificar los beneficios a largo plazo de una vida familiar positiva, se realizó la presente investigación longitudinal. 


2d) Porque investigaciones pasadas han sido incapaces de determinar si la vida familiar positiva es beneficiosa a largo plazo, investigamos este tema longitudinalmente. 


En este caso, 1d) la cláusula dependiente introductoria tiene dos nominalizaciones (incapacidad, beneficios), y la cláusula independiente tiene solo una (investigación). De esta manera fueron reemplazados verbos y adjetivos en 2d), el enunciado se hace más claro. 


Si partimos de que escribir es pensar con originalidad, saber explicar algo con la capacidad de la escritura clara, es estructurar razones, argumentos, narración e instrucción en un discurso coherente. Cuando no somos capaces de clarificar lo que pretendemos escribir, es común que el texto escrito que producimos en este estado psíquico, no se entienda y no atrape al lector en un proceso de inmersión, ese proceso que Einstein refirió como experimento mental. El riesgo de no lograr una escritura clara, es perder al estudiante (lector), que al abandonar nuestra presencia en el texto, equivale al colapso de la modalidad virtual de la educación en línea.


La escritura clara, es un proceso de trabajo de revisión de borradores, a) a nivel de secciones de texto se hace en los procesos funcionales del metaargumento; b) cohesión y coherencia a niveles de parágrafos y párrafos; y c) cohesión y coherencia de micro unidades lingüísticas: terminología especializada, frases y enunciados. La claridad en la escritura sobre temas de mecánica cuántica, es muy distinta a la claridad en las reglas que describen un juego de ajedrez. Es importante resaltar, que el propio lector se asume un estudiante que tiene el deseo profundo de ser y conocer, esa energía necesaria para ser perseverante en la búsqueda del léxico del que nuestra lectura exige precisar su semántica contextual. 


No hay pereza que valga tratándose de leer texto académico, creer que reducir complejidad y renunciar al lenguaje propio del tópico de estudio, es mutilar y degradar lo que es arte. Cuando el lector siente venir cada frase, como adivinación psicolingüística, significa que cada nueva entrada de enunciado no sorprenden al lector, lo enfrían hasta aburrirlo, el escritor decimos que claudicó en su intento de escribir un viaje de aprendizaje, que no logró dar un sentido de placer distinto, a la razón y al sentir que él mismo encontró en la literatura sobre su objeto temático en el que trabajó. 


La escritura clara requiere de mucho esfuerzo de estilizado, de estructuración lógica y de rigor en el empleo de las palabras; sin embargo, es importante acometer la tarea y organizar nuestra mente pensando a fondo la premisa superior para esta tarea. Vale la pena citar que el objetivo del presente texto es encontrar la propia habla, tono y recursos discursivos, el cómo, con honradez es combatir en el terreno de las ideas, sin engañarnos a nosotros mismos, al emular los textos de los gigantes de la literatura, es en mucho el laboratorio principal para ensayar nuestra escritura. Con el tiempo cada nuevo modo imitado se reorganizará en la mente, ese crecimiento continuo nos llevará a encontrar ese estilo de escritura que somos cada uno de nosotros. 


1.7. Todo inicia, siendo lector


Al tutor escritor le preocupa cuando lee, cómo cada autor de una obra resolvió la formalidad, el rigor, el acomodo de las estructuras textuales y, sobre todo, cómo estos maestros de las letras lograron elucidar formas inesperadas de crear sentido, y originales vínculos emocionales con el lector. 


Vamos, acompáñanos, tú y nosotros, cuando la noche se extienda sobre el cielo como la sombra del texto altamente denso, dejarnos ir por ciertas letras del murmullo de los textos, con la curiosidad de un niño, persigue las preguntas de cómo cáscaras del fruto se desprenden al leer, ellas te llevarán al viaje en el cual tu propio ser habitará una eternidad. La literatura exige librarnos del humo que opaca nuestra vista, leer es darnos el tiempo para ti y para mí, en este diálogo hay visiones y revisiones antes que recetas, ya habrá tiempo de preguntarnos, pero se los digo, hacen de nosotros esas voces de la literatura, hermanos.


Hemos intentado salvar este día para ti, sobre el escritorio muchos nos hablaron, Bloom, Paz, …, tantos, y tan íntima conversación con ellos, que el alma resucita para escuchar lo que nuestra generación espera le hable al mundo; escritorio con literatura o mejor dicho, sala del concierto de las ideas, esa imaginación entre los devanados de los textos y las palabras. Ahora que la lectura tuerce la realidad mientras ella habla, deja que fluya en ti, sonríe si no puedes ver, continúa con una taza de café, aún con el paso de las puestas de sol, siente, siéntete en las letras, lleva tu mano al teclado, escribe, escribe y después escribe, devuelve la voz como el instante de gratitud con tu musa.


Puedes decir que en mucho hemos fallado, que no tenemos nada que ofrecer, pero al final del viaje esperamos contar con la confianza de un hermano de letras, allí me quito el sombrero, para que siendo dueño de sí mismo, su autoestima explote inundando todo lo que su alma vino a decir al mundo.

 

Tal vez puedas escribir si sales de la oscuridad y entras a la luz de la literatura, escribirás en cualquier caso, no es demasiado tarde, toma prestada cualquier forma de producir sentido, de esas obras de gigantes de las letras, y pasa de ser un elefante bailarín y llorón en el teclado, a ser un loro feliz que se toma el aire y charla tan profundo con cada texto virtuoso, que tu pluma en la mano se entienda con lo imaginado. 


La música de la escritura, resucita a las criaturas de la imaginación, con ella aprender el sabio oficio del pensar profundo, es así cómo hojas marchitas fueron sustituidas por majestuosas hojas verdes en el árbol del conocimiento.


Con cada nueva mañana, la conciencia se energiza con café, se lanza a revisar lo escrito y encuentra debilidades en lo dicho, el referente mesurando, lo leído, el tiempo se reanuda en cada borrador perfeccionado. Tiro una hoja y otras frases maltrechas, yace sobre la espalda la autocensura, esa del primer lector convertido en el propio autor. Y cuando regreso al mundo con un texto deslizado desde la alcantarilla del lenguaje, para intentar lograr sea el canto de un pájaro amarillo, es cuando siento que mis manos se suicidan en el teclado, como quien siente curiosidad por quién regresará de ese viaje literario.


En resumen, escribir es un desafío de enfrentar la página en blanco, unos se inclinan por técnicas, otros por inspirar el talento, entre los extremos están el real esfuerzo de pretender ser un escritor, esfuerzo que conlleva leer hasta el límite, escribir parágrafos como unidad de trabajo, sentir la necesidad vital que tortura al reloj frente a lo creado. Quienes se aventuren les aseguramos que no hay modo alguno de cortar camino, leer y leer cada vez más profundo es el destino del escritor. 


Somos humildes carpinteros de letras, que se atreven a soñar que un tutor escritor puede elevar el patrimonio moral de la educación, nos hemos apoyado en grandes escritores y que sin saberlo a veces, son los verdaderos maestros de las letras, solo me asiste un deber, decir las cosas con palabras escritas. 



[1] Vásquez, F. (2007). Diez razones para incorporar la narrativa a nuestro oficio de maestros. En: Educar con maestría (pp. 65-69). Bogotá: Ediciones Unisalle.

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