Texto académico

Deslizándose por las letras

 

 

 

 

 

 

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12. La lógica en el discurso académico 


La lógica es la herencia aristotélica para el texto científico moderno. La lógica son únicamente formas puras de relaciones de razón, no es ni contenido o fondo del asunto científico. Su presencia son cadenas de sintaxis que el cerebro humano emplea en la ciencia para lograr ensayar objetividad. El tratamiento lógico del discurso científico es el manejo del rigor que justifica su poder de decir verdad. La lógica sirve para obtener una creación llamada verdad y no solo su verificación. Los elementos sintácticos son términos y relaciones. Por términos nos referimos a proposiciones o premisas (contenido conceptual) sobre el que se fundamenta un argumento, razón o idea. Las relaciones entre términos producen un orden lógico para el discurso, un sistema de relaciones a partir de operadores o partículas discursivas. El ingeniero trabaja con relaciones entre técnicas y objetos, el científico trabaja entre términos y sus relaciones de referencia con la realidad y el matemático entre relaciones y funciones entre objetos ideales. 


Las relaciones entre términos son construidas con piezas lingüísticas invariables que sirven para establecer relaciones lógicas entre frases o vocablos[1]. Para la Real Academia se trata de partículas en el discurso, elementos que son operadores en la gramática de oraciones y del discurso. Sin embargo, dentro del análisis de textos, es común llamar a estos operadores marcadores del discurso, por servir como señales de intención de comunicación, segmentación textual (introducción, resumen, conclusión,…) y numeración de funciones textuales[2]. Los conectores y marcadores suelen clasificarse así[3]:


Conectores aditivos: o, y, además, igual, diferente,…

Conectores reforzadores: 

Justificativos: al fin y al cabo, después de todo, pues,

Consecutivos: Así que, con que, de modo que, por otra parte, 

Contra-argumentativos: ahora bien, sin embargo, por otro lado, 

Marcadores reformulativos:

parafrásticos: con otras palabras

no parafrásticos: en conclusión

Marcadores de rectificación: más bien, mejor dicho, a decir verdad, 

Ordenadores del discurso:

de apertura: en primer lugar, para empezar

de continuidad: en segundo lugar, después

de cierre: en último lugar, para terminar

Marcadores de digresión: a este respecto

Marcadores de inferencias paralelas: también, tampoco

Marcadores de inversión inferencial: precisamente, por eso mismo

Modalizadores: a lo mejor, claro, ¿verdad?, ¿eh?, ¡por Dios!, vamos

Retardadores del coloquio: bueno, pues, o sea

Muletillas: bueno, pues, o sea


La escritura académica es un modo de ver el mundo en el que se procura reducir la ambigüedad, la argumentación en círculo, la regresión indefinida, la demostración del todo, por consiguiente, es una manera de pensar a partir de principios de existencia. Desde los tiempos de Euclides la intención del discurso académico fue centrarse en la garantía de existencia o demostración[4], escribir ciencia fue constructibilidad de lo real al modo euclidiano. Cualquier definición suministrada por un pensador, desde Euclides, pasando por Hilbert, Poincaré, entre tantos otros que reconocieron que el cálculo lógico debería poseer un algoritmo de construcción explícito y no exhibir contradicción implicada en su combinación de premisas. La escritura académica se ha desarrollado a lo largo de la necesidad de dotar al hombre de capacidades intelectuales de un lenguaje universal, inventado para que cada mente humana con la honradez del escrutinio crítico pueda verificar los grados de verdad de sus expresiones. La escritura académica es una invención poderosa, dado que amplía la experiencia humana en aproximaciones graduales, pequeñas ideas que son cimientos de complejas experiencias teóricas, conocimiento hipotético por inferencia y experimentación científica. Los acontecimientos en una realidad están relacionados con los que le preceden, basado esto en el axioma de que una cosa no puede comenzar a existir sin una causa que la produzca, así se entrelaza el texto académico[5]. 


La escritura académica es un modo de distinción de sentido/referencia, son oraciones asertóricas, en las que un pensamiento a base de proposiciones realiza la hipótesis en función de referencias sobre un valor de verdad, es un discurso más allá de referencias que designan nombre a las cosas en un mundo posible en que existen. Un código escrito por un académico es una voz dentro de una redacción gramatical, aspira a organizar una secuencia coherente de datos, términos e hipótesis expresándola en términos de relaciones lógicas, es decir, producen explicaciones como secuencia ordenada de enunciados vinculados a modo de premisas, que justifican su presencia en términos de un enunciado de conclusión[6]. La concatenación de enunciados a modo de cadenas relacionadas por operadores lógicos (partículas discursivas), son explicaciones académicas que adquieren su perfección en los discursos a base de sentencias en las matemáticas, y en función de cadenas de ideas en el ensayo académico. 


En un enunciado que en su interior hay datos o referentes a información de hechos, se trata de un enunciado de naturaleza empírica. Por otro lado, serán de perfil teórico cuando el conjunto de lo que enuncian es modelado como cadena de implicación lógica, donde cada enunciado de la teoría tiene como consecuencia que sus derivados que hablan de universalidad pertenecen a su conjunto generador, en otras palabras, están encerrados en su poder de explicación respecto a una teoría, al modo de un cuerpo o campo algebraico. Es decir, los enunciados teóricos están confinados a un cuerpo de explicación o modelo epistemológico sobre la verdad. Las teorías científicas requieren ser validadas en la observación experimental, lo suficiente para corroborar su intento de explicación ontológico que las justifique. En este sentido, el discurso académico, es un renovar constante de los modelos de explicación; en la historia podemos reconocer tal efecto en el derribo de la teoría del Éter por medio del experimento de Michelson-Morley; como ejemplo en la Química, la teoría del flogisto, fue desechada para explicar la combustión[7]. En base al tipo de enunciado, ya sea teórico o empírico, se entreteje un sistema de explicación formal, cuya creatividad se basa en la lógica de un sistema autoorganizado de operadores discursivos[8].


La coherencia en el discurso académico, condiciona a que todas las oraciones de un conjunto sean consistentes en su contenido de verdad, ligando cada enunciado directamente con su referencia de verdad: inferencia de conclusión. De este modo, el discurso académico, es una escritura que persigue alcanzar la objetividad, cuya dificultad, estriba en aislar los enunciados referidos solo a una única teoría, Putnam nos dice que, es equivalente a decir que la verdad no es transferible de una a otra teoría, dado que son irreductibles y en muchas ocasiones incomunicables en sus sentidos opuestos, no quiere decir, que una teoría es verdadera y otra es falsa, sino son dos modos distintos de producir una explicación. Por ejemplo, Chomsky cree en una gramática innata de origen genético, y Vygostski en sentido opuesto piensa que el lenguaje solo se adquiere en socialización. Presumimos que el discurso académico es un modo de reorganizar el conocimiento que nos precede, justificando para acertar sobre algo, con la posibilidad de error, es una escritura que produce lo hipotético como alternativa justificada de objetividad. La objetividad se logra con una escritura que concilia posiciones de pensamiento, conexiones de correspondencia o referencia de verdad, con la coherencia que converge en una explicación de naturaleza argumental. Si bien las oraciones son algo abstracto, no lo es el contenido al que refieren como existencia en la realidad, el papel de las oraciones en el discurso académico son del tipo de selección del pensador sobre las variables que intervienen en una realidad, es decir, son decisiones personales del escritor, su preferencia no es una gramática superficial, se trata de una autoorganización en su mente de premisas sometidas a operadores lógicos discursivos[9]. En fin, la escritura académica en palabras de Mario Bunge es un ir: “a la caza de la realidad[10]”. Para este importante intelectual, no hay nada que haga avanzar el progreso académico de un individuo, tanto como aprender a pensar desde el arte de la epistemología del discurso académico, como un arte de crear contenido a través de conexiones de sentidos y referencias como formulaciones racionales que desafían problemas a través de argumentar hipótesis de solución de naturaleza técnica, teórica o empírica[11].


Escribir el texto académico, es un proceso de composición de todo lo que se piensa, hace y se sintetiza al buscar organizar ideas investigadas en la literatura original, es redactar la conciencia de un flujo de pensamientos que actúan con la intención de transformar los pensamientos previos, un modo crítico de perfeccionar las alternativas de producir objetividad. Dichas cadenas de razones y argumentos emplean para ello en el español aproximadamente más de 1500 operadores discursivos organizados en categorías[12], de causa y efecto; ruptura; temporalidad; orden; resumen; aditivas; énfasis; concesión; comparativas; condicionales conjuntivas y disyuntivas[13].


Autonomía[14] en el aprendizaje


En principio un novel es posible que dependa en demasía de los expertos académicos, este enfoque de aprendizaje tiende a fomentar la pasividad frente al conocimiento, receptividad en lugar de inventiva e imaginación. Tendemos a pensar que los profesores por saber más que nosotros debemos ser tutelados a su juicio y confiar en que este es amplio, relevante y está al día de los estados de verdad en la frontera de la ciencia y la tecnología. El novel debe convencerse que desde la literatura original, puede comprender cualquier tema cuando para ello adoptó un modelo de conocimiento para su estudio, tales como ensayo, revisión, reseña, síntesis, resumen, tesis, poema, novela, …


Para lograr la autonomía en nuestro aprendizaje de conocimientos, lo haremos desde la creación de argumentos (cuerpos de texto escrito)  a partir de una cierta reorganización de amplia gama de cosas presentes en la literatura original. Aprender de este modo, requiere de ser asesorados sobre el análisis y creación de textos científicos y académicos; como resultado el nivel de conocimientos de una asignatura curricular es significativamente más profundo y complejo debido entre muchos factores implicados en la escritura, es que reconstruimos cada pieza de la arquitectura de teorías, métodos, conceptos, procesos, … desde sus elementos fundamentales.


Aprender escribiendo, es aprender discutiendo. Discutir es el arte de la esgrima de juicios, esos trenes de razones y argumentos que someten nuestras tesis a análisis de sus fundamentos. Es como aprender a conducir un automóvil, tendremos algunos percances, errores y accidentes, pero cuando pueda dominar su mecánica y navegación se dará cuenta que ha ganado libertad y en ese momento puede hacer con ella mucho más por su cuenta. Es sorprendente cuán lejos se puede llegar por medio de la escritura creativa, se crearán hermosas piezas de razonamiento, unidades de pensamiento que implican producir razones y argumentos plausibles. Un novel en este campo de la argumentación establece los elementos de una teoría, reconoce las conclusiones sustantivas, edifica sus premisas, establece relaciones lógicas dentro de sistemas de explicación, discute sus implicaciones científicas, sociales, disciplinares y tecnológicas. Sobre todo gana humildad, renunciando a ser enseñado, ante lo que puede aprender con el valor de su autonomía, en cada paso intenta demostrarse que no necesita ser un experto en el campo para lograr avances significativos, solo es necesario confiar en las respuestas que emanan de la literatura original. 


Si está buscando un experto que cambie su vida, mírese en el espejo de la literatura.


Como ejemplo de pieza de razonamiento:


Rogelio se pregunta si existe un arquitecto del universo. Supongo que cree en su existencia y vive una vida cristiana. Entonces, si existe podrá disfrutar de la felicidad eterna y si no existe perderá muy poco. Pero supongamos que no cree en su existencia y no vive una vida cristiana. Si no existe nada perderá, pero si existe sufrirá condenación eterna. Así que es racional y prudente creer en la existencia del arquitecto del universo y vivir una vida cristiana. (Propuesta del filósofo y matemático francés, Pascal)

 

Esta pieza de razonamiento, es compleja en su dificultad de manejar un típico argumentativo que dificulta y resiste en su conclusión. Un argumento es válido modalmente, necesariamente si sus premisas son verdaderas, entonces su conclusión es verdadera. Argumentamos que las premisas y sus conclusiones dentro de una estructura de operadores discursivos crean cadenas de relaciones que al paso del tiempo, una escuela epistémica las convierte en un estilo clásico de razonamiento que interroga la realidad, consolidándose como dispositivos de relación inferencial o llamado simplemente estilo de razonamiento.






[1] RAE. (2014). El Diccionario de la lengua española (DRAE) es la obra de referencia de la Academia. La última edición es la 23.ª, Recuperado de http://lema.rae.es/drae/?val=Part%C3%ADcula

[2] Travis, C. (2005). Discourse markers in Colombian Spanish: a study in polysemy. New York:  

Mouton de Gruyter

[3] Cortés Rodríguez, l. M, Camacho Adarve, m. (2005). Unidades de segmentación y marcadores del discurso: elementos esenciales en el procesamiento discursivo oral. Madrid: Arco

[4] Euclides (1991). Elementos. Madrid: Gredos.

[5] Hawking, Stephen (2010). Dios creó los números. Barcelona: Crítica.

[6] Vega R. Luis & Olmos G., Paula (2012). Compendio de lógica, argumentación y retórica. Madrid: Trotta.

[7] Bunge, Mario (2009). La investigación científica. México: Siglo XXI.

[8] De Bon, Edward (2001). El pensamiento creativo. Barcelona: Paidós.

[9] Davison, Donald (1997). Estructura y contenido de la verdad. Madrid: Letra e

[10] Bunge, Mario (2006). A la caza de la realidad. Barcelona: Gedisa.

[11] Bunge, Mario (2006). Epistemología. México: Siglo XXI.

[12] Fuentes, Catalina. Diccionario de conectores y operadores del español. Madrid. Recuperado de http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:on7S8BhHKo0J:https://consegundoenlaut.files.wordpress.com/2013/08/conectores-mas-de-1500.docx+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=es

[13] Fuentes, Catalina (2005). Diccionario de conectores y operadores del español. Madrid: Arco/libros. Recuperado de 

http://www.arcomuralla.com/upload/Diccionario%20Conectores.pdf, http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09342010000500007

http://dadun.unav.edu/bitstream/10171/5357/1/Fuentes,%20Catalina.pdf

http://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=164259

[14] Briz, A., Pons, S. & Portolés, J. (2008). Diccionario de partículas discursivas del español (DPDE). Recuperado de http://www.dpde.es