Texto Académico
Autores
Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Filho Enrique Borjas García
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Rogelio Ochoa Barragán
6. Justificación: la escritura creativa como reforma académica
El profesor escritor, es quien anima a los jóvenes a elaborar sus preguntas, a pensar por sí mismos. Además, combate en el espacio educativo: lo determinado; la conducta mecánica que solo nos engaña en la superficie de las definiciones; la forma estándar de las ideas que se buscan obsesivas como fragmentos para exámenes[1]. Es un profesor distinguido del resto al intentar su propio sistema de valores a la luz de la literatura original, es decir, el tratamiento discursivo que injerta la más profunda discusión para educar a los nóveles. No es tatuar en los jóvenes una forma de imaginar al mundo, sino producir la experiencia creativa en un sistema de escritura a partir de la historia individual de cada cual, de un modo abierto y flexible de pensamiento. A cada novel se le ayuda con un libro elaborado por el profesor escritor, este texto académico es la discusión materializada más profunda y el punto de partida para ayudarle a ser una voz potente en objetividad que participa de la vida, para ser rebelde en el arte de la razón y explorador de la realidad, aplicando el conocimiento para su propio progreso ético[2].
Dentro del texto académico, el profesor escritor exige al novel el mayor rigor en el léxico y el manejo de los sistemas de conceptos que sirven como marco para adoptar la competencia de investigación dentro de cada tradición disciplinar. Cada uno de estos escritores de texto académico, asume un estilo de pensamiento, con él se abordan los problemas, se justifican y se demuestra la objetividad de las ideas, pero sobre todo, el profesor escritor crea su literatura como reflejo de su experiencia en el conocimiento y su estructuración, no pretende ser la única voz desde donde el novel comienza o termina su curiosidad. Su voz en el discurso, de modo tan visible, tan tangible, revela las referencias de las mentes que han sido para sí una guía de inspiración en las diferentes escuelas del pensamiento[3].
El texto académico creado por el profesor escritor, es un discurso intelectual altamente estructurado, un conjunto de sentencias, cadenas de razón, palabras con significados agudos que se pueden expandir, sintetizar, parafrasear y delimitar, son el punto de partida del novel. Cada discusión materializada en el texto, son impulsos creativos, conectados con el carácter del puntuado, logrando procesar la experiencia del conocimiento del profesor. Comas, punto y seguido, punto y aparte, crean el tono de intensidad en el ritmo estético de las ideas. Así que el profesor escritor domina el sistema de escritura y la competencia de investigación. Su escritura es lenguaje en la acción de producir el discurso sobre la experiencia del conocimiento. Las estructuras de proposiciones que intentan justificar, fundamentar, explicar, demostrar, calcular…, son un estilo de pensamiento dentro de la forma clásica del discurso objetivo creado por Descartes. Las unidades del discurso, son cadenas de razón, son proposiciones segmentadas por partículas discursivas, estas cadenas o unidades de producción del habla, son la acción original de la oferta educativa, creada por cuerpos de texto de discusiones profundas[4].
Los mecanismos de segmentación de proposiciones, son el arte de los estilos del pensamiento objetivo. El texto académico además de ser un discurso objetivo, son una conversación en la incursión de momentos de forma abreviada en la interacción con argumentos, contraargumentos y conclusiones parciales. Los enunciados o sentencias dentro del discurso objetivo, son la unidad del pensamiento, se aluden como segmentos que forman parte de un sistema lógico modal que dialoga con evidencias, referencias y con citas a las mentes más brillantes de las letras y los números. Con cada paso que se extiende la discusión, el profesor crea una coherencia de textos que gana el nombre de discurso académico, un modo de formar nuevos cuadros de profesionales, ciudadanos y artistas del arte de pensar.
Las formas de estructurar este texto académico, son un modo creativo que hace uso de secciones o también llamadas macro-argumentos, por ejemplo, formados de antecedentes, justificaciones, introducciones, marcos conceptuales, cajas de texto, revisiones, ensayos, métodos, discusión de resultados y conclusiones. El arte de crear cadenas de razón, es decir, el estilo de pensamiento, es más importante que el conocimiento que reconocemos como producto[5].
En el aula, el profesor escritor, apuesta a que más materia gris se invierta en el discurso, el escritor al producir el código es más profundo en sus ideas que al hablar frente a un grupo de estudiantes. Cuando se habla, en el cerebro, apenas parpadean sus redes neuronales en estudios de resonancia magnética funcional (fMRI), por el contrario, cuando escribimos, todo el cerebro se involucra con una gran cantidad de actividad en las redes neuronales que transforman los pensamientos y sentimientos en palabras. Al paso del quehacer diario de educar al novel cuando este vive el acto de la escritura creativa, el profesor asume que ocurre un razonamiento con rigor lógico en su aprendizaje. Este efecto lo percibimos, cuando estamos inmersos en la escritura, cuando nos miramos en lo escrito y nos damos cuenta que afecta el estilo de cómo pensamos, e inevitablemente, en el cómo nos expresamos[6]. En síntesis, las diferencias cognitivas entre hablar y componer el discurso escrito al momento de articular las ideas, son importantes para un cambio de paradigma en el aprendizaje, es donde está la transformación real de la práctica docente centrada en la creatividad.
Las grandes narrativas dentro del texto académico logran abstracciones con textos largos de palabras estiradas en su profundidad conceptual. Es decir, el pensamiento necesita exhaustiva discusión dentro del texto académico para ordenar los pensamientos[7]. Si una palabra en el diccionario le parece desconocida al novel en nuestros días, es porque las minucias del discurso exhaustivo no están formadas en su capital intelectual.
El alto desempeño académico contemporáneo, es medido desde nuestras mejores prácticas en apoyo a la facultad de los estilos del pensamiento. Durante décadas las universidades del top ranking internacional se han esforzado por desarrollar la soberanía intelectual de sus estudiantes y mantener una cultura de escritura académica como evidencia del aprendizaje. Unos de los retos para este desafío, es asumir la responsabilidad de formar estudiantes con la habilidad intelectual de investigar en el espacio desde su ignorancia, apoyados en la escritura creativa. Producir ideas ha afianzado la cultura de la evaluación de la educación superior, como trabajo intelectual contabilizado y medido a través de formas realistas y auténticas para disertar dentro del texto académico. Esto debería bastar para comprometer esfuerzos en cultivar los procesos de escritura visible y valorada en la editorial académica[8].
Desarrollar un programa de escritura creativa para la innovación educativa, implica una serie de interconectados (literatura-profesor-novel), de meditaciones y críticas sobre lo que significa sistema de escritura, epistemología, gramática, literatura académica, lógica modal, lectura analítica…, una comunidad de escritores y lectores del texto académico, son el centro de los métodos reflexivos y acertados para apoyar los estilos del pensamiento en sus rasgos más rigurosos en su lógica, estética y originalidad. La innovación educativa en la actualidad se está desarrollando desde las propuestas del libro académico, innovando en sus discursos para el aprendizaje[9].
Escribir el libro académico es producir la parte más vital del currículo e identidad institucional. Para el aula, esta literatura es de valor para los estudiantes en la medida que se desarrollan discusiones más rigurosas de los tópicos del plan de estudios y mejoran las habilidades disciplinares como resultado de estudiar bajo la competencia de investigación las justificaciones, fundamentos y cálculos que dan rigor al pensamiento. Con un enfoque de una educación apoyada en el libro académico, como resultado, se adquieren las habilidades en contexto, se dominan procesos intelectuales de análisis dentro de códigos y complejidades de la disciplina[10]. Se fomenta la investigación y la escritura del texto académico como estilo de pensamiento que puede ser transferido como experiencia intelectual a otros contextos fuera o dentro del currículo. Para comprender más el argumento de un profesor escritor de literatura académica curricular, es necesario alejarse de un marco conceptual del sistema de escritura en términos de técnica y adentrarse en el papel de la escritura como lingüística crítica, epistemología y el arte del razonamiento de cuerpos de argumentos[11]. Es decir, la escritura es una práctica emergente de innovación de discursos para el aprendizaje, es una técnica de estudio y alfabetización en el estilo académico de privilegiar el discurso objetivo.
La escritura es el modo fundamental que forma a cada novel y a cada sociedad. El sistema de escritura consigue desarrollar la competencia de investigación, el impulso de la mente en los avatares de la imaginación y permite ir a lo más profundo de los cimientos del conocimiento. Escribir es para el profesor escritor, crear el alimento que nutre al sistema de ideas expuestas al novel. Las ideas son conceptos en forma de red de significados, si los intentamos tratar en su didáctica de manera fragmentada y aislados, destruimos al discurso que les da cuerpo, simplemente se desordena su poder de imaginación coherente[12]. Para que la literatura académica funcione como vía de certidumbre de transferencia de experiencia, el profesor debe conocer el sistema de escritura, los valores epistémicos y la naturaleza del discurso objetivo de la ciencia[13].
Muchos estudiantes tienen dificultad para lograr organizar habilidades estructurales en el flujo lógico del estilo de composición del texto académico. A nivel de palabras, la ortografía, la arquitectura de sentencias, el puntuado…,constituyen un primer inicio en la formación del profesor escritor. Este cambio cultural, es conocido en el mundo como alfabetización académica[14]. Pero, de dónde partimos
Las ideas como partículas aisladas de la literatura, son diapositivas que en las aulas brotan fuera de un discurso estructurado. De este modo no pueden ser validadas, dificultan el acceso a un sistema de explicación o justificación. El novel debe aprender cada idea dentro de un sistema de ideas (discurso), para que estas tengan contexto disciplinar, marco de definición, validez conceptual… Los efectos prácticos de las ideas estructuradas son resultado de la aplicación de un discurso a problemas de la realidad. Para poder usar las ideas y técnicas, a fin de cuentas, debemos hacernos de un espacio de imaginación que las fundamente y las explica. Lo esencial del libro académico y la acción de aprendizaje de la comunidad de escritores (profesor y estudiante), son la epistemología y la metafísica dentro de la actividad de dominio de un sistema de escritura creativa.
Todo lo que está fuera de nuestra mente, el universo, es estudiado por la metafísica, un discurso de corte objetivo y académico. La realidad es abordada como discurso objetivo y su aprendizaje como una experiencia intelectual. Por otro lado, la epistemología aporta los valores necesarios para el ejercicio ético de la investigación sobre lo desconocido, así como los medios psicolingüísticos y cognitivos de posibilidad para el conocimiento. Tanto epistemología como metafísica trabajan juntas dentro de un sistema de escritura para posibilitar la visión de los hombres sobre lo que es real[15].
Los valores epistémicos: el amor por la verdad; el respeto a la actividad crítica; el abandono del plagio de las ideas; la lucha contra los dogmas y modas en las ideas; la razón como modo de justicia; la creatividad como forma de felicidad, expresión estética y soberanía intelectual. Todas estas categorías proveen de un delineado de valores que conducen el desarrollo de la competencia en investigación. Estudiar lo que entendemos como verdadero, es esencial para integrar un sistema formado por evidencias, hechos, datos, información, proposiciones, sistemas de proposiciones, argumentos, conceptos, teorías, leyes, demostraciones, explicaciones, justificaciones…, todo ello validando lo objetivo dentro de la coherencia en el discurso y este a su vez, con la propia realidad material. Lo que existe es un concepto central del discurso objetivo de la ciencia y el texto académico. Los existenciales, lo que es, lo que son, lo que es un hecho, marcan el estilo del texto académico.
Lo que existe es algo que está fuera de la mente, no nos expresa lo que es, cómo funciona, no considera en decirnos nada, su silencio es total. El papel de la competencia en investigación es interrogar esta existencia, subrayando que nos pueden engañar sus apariencias y en otros casos, revela lo que existe verdaderamente, todo esto casi con independencia de nuestro lenguaje. El desafío es conocer la naturaleza de lo que existe, nos plantea que el problema de comprender lo que existe incluye sus atributos, variables y sistemas en el interior de las cosas. La realidad material es, será y fue; se asume que está fuera de la mente y es parte del hardware de la propia mente.
El aprendiz que desarrolla la competencia de investigación en los programas de escritura creativa, asume que existe y tiene conciencia de percibir, razonar y producir inferencias dentro de un sistema de razonamiento riguroso y lógicamente demostrable en su consistencia. No es posible el mundo sin que alguien lo haga consciente, al razonar creamos al mundo. Por ello, lo que existe es lo que somos capaces de pensar, la existencia está fuertemente relacionada con nuestro poder de razonamiento, entre más poder, nuestra existencia en el mundo es más intensa[16]. La conciencia es a modo de una verdad evidente, un axioma sobre el cual construimos la razón, el pensar, la inteligencia y el contenido del conocimiento. El estudiante primeramente debe ser consciente que es un ser con conciencia y facultad de conocimiento.
Con los sustantivos hacemos conciencia de las categorías de lo que existe; con los adjetivos percibimos los atributos de los existenciales; con los verbos describimos los eventos de lo que ocurre en el espacio tiempo y auxiliándonos de los adverbios podremos señalar a los sistemas dentro de la realidad; además, las preposiciones permiten ganar complejidad en las ideas y con ayuda de las conjunciones, se logra producir un discurso lógico poderoso, creando la ciencia, el arte, la técnica y el diseño. Una debilidad lingüística, es por esta razón, considerada una marginación de lo que es real a la luz de la ciencia para un aprendiz. La ignorancia en este sentido, es también resultado de una debilidad en el dominio del sistema de escritura, la epistemología y los modos de estilos de razonamiento.
La identidad del novel, es un constructo lingüístico en el que somos algo, de naturaleza e identidad cultural. Construir nuestro significado de identidad, es algo total en los atributos y vivencias e historias que nuestro poder lingüístico nos permite ser. La identidad es evolutiva, en la misma medida que nuestro poder lingüístico se desarrolla. Nuestra existencia tiene identidad, la cual es por mucho determinada por lo que somos capaces de ser, el espacio de perspectivas que tenemos de la realidad en amplitud y diversidad. Somos en cuanto a identidad, lo que somos en cuanto a conocimiento del mundo. La profundidad de la conciencia empleando el poder del estilo de la investigación nos hace conscientes de que existimos con una identidad en constante cambio.
La razón tiene como herramienta básica a los axiomas de cantidad, categoría, espacio, probabilidad o lógica; son innatos en nuestra especie[17]. Son las herramientas con que producimos nuestros juicios sobre lo que es verdadero, correlacionando lenguaje con experimentos sobre la realidad material. La facultad de conocer es también la facultad de sentir las emociones y construir el arte de la razón. Todo lo que existe en efecto debe ser hecho consciente y su acumulado en nuestra persona crea nuestra identidad. Nacemos con un sistema axiomático, con él podemos construir acuerdos entre nuestra especie sobre lo que es verdadero. Los axiomas permiten ganar conciencia en las profundidades de lo que desconocemos, todo ello, apoyándonos en datos, evidencias, conceptos, teorías y leyes. Donde los propios hechos con sus piezas lingüísticas están en constante revolución científica, así que identidad y consciencia están fuertemente relacionadas con el volumen y complejidad de nuestro lexicón y el aparato de razonamiento creado por proposiciones, operadores discursivos, cadenas de razón, inferencias, argumentos… que juntos hemos logrado construir en modo de demostraciones, explicaciones, justificaciones, cálculos y fundamentos.
Los axiomas heredados por la biología, los percibimos como ciertos sin necesidad de demostración alguna. Cuando observamos con la razón, es decir, con la mente en la acción de los axiomas en el proceso de razonamiento, son evidencia de que la conciencia es ampliable en la medida que nos hacemos de más y más estilos de razonamiento. Sea lo que sea que existe fuera de la mente, la validación de su verdad se reduce hasta la coherencia de los axiomas de una lógica modal que le permite a los hombres producir su conocimiento objetivo. Los estudiantes y profesores que practican la escritura creativa, constantemente ponen en tensión sus apreciaciones sobre lo verdadero, es un trabajo al modo de Sócrates, interrogaciones y competencia de investigación deliberan sistemáticamente de acuerdo a la literatura, lo que es verdadero en las fronteras del conocimiento.
El estado de lo verdadero es un consenso de choques de discursos entre comunidades epistémicas, cuando la conciencia es capaz de reconocer el mejor discurso, ese conocimiento demuestra ser distinguido como objetivamente cierto a partir de criterios de verdad. El árbitro sobre lo verdadero es nuestra base biológica axiomática, relacionar el conocimiento con un proceso de razonamiento es el intento de demostrar que todo argumento presupone su posibilidad de ser falseable. Es decir, el conocimiento objetivo tiene siempre las puertas abiertas para ser desafiado en el sentido que expresa lo verdadero. Ninguna persona puede invalidar los axiomas, como tampoco está obligado a creer sin justificar las contradicciones lingüísticas sobre lo verdadero a la luz de los axiomas y la evidencia.
El profesor escritor y el estudiante escritor, son autónomos en las palabras que eligen, en las sentencias, cláusulas, frases que componen y en los cuerpos de párrafos que desarrollan. Estos escritores académicos eligen los caminos sobre lo que escribirán, también seleccionan libremente la evidencia, marcos teóricos de referencia y hacen del arte del manejo del sistema de escritura su identidad intelectual, sobre qué o quiénes quieren escribir y, contestan a sí mismos el por qué se apoyan en la escritura para ganar profundidad sobre su curiosidad en lo desconocido.
Desgraciadamente, la manera en que los estudiantes en nuestro México perciben a la escritura como un acto de registrar y comunicar, dejando la tercera dimensión de la escritura marginal a su formación intelectual, moral y técnica, es decir, la dimensión de escribir para pensar es marginal a la educación. Escribir es aprender la experiencia de los estilos de pensar. Esta distorsión en el despropósito de escribir para pensar ofrece menos oportunidades de aportar para su persona una identidad intelectual y, para ellos mismos, participar en sus comunidades académicas con la pasión de las ideas.
A los estudiantes, ahora mismo por desgracia se les pide escribir y por falta de formación adoptan un modo de cortar y pegar texto. El aparato de creación de las ideas queda fuera de su formación, así como la sensación de incapacidad para crear ideas originales, flexibles y de mayor profundidad. Esto no es culpa de los padres, de los profesores o libros, sino del paradigma pedagógico centrado en trasmitir información y evaluar la memoria de lo retenido. Pensar al escribir tiene implicaciones más amplias que el sistema de escritura, ya hemos citado que la epistemología está fuertemente involucrada, así como la filosofía del texto académico.
Por error, tratando de orientar al estudiante hacia la habilidad y la competencia se les termina dando procesos mecánicos, reglas y restricciones significativas en el acto de componer ideas nuevas. Con el fin de ser juzgados como competentes, los estudiantes son orillados a imitar lo dicho por otros, sin justificación de lo verdadero en esas ideas, además, las memorizan para los exámenes, mecanizan y ensayan ejercicios en una retención pobre que reconoce socavada al presentar un examen; dejando de lado el poder desarrollar su capacidad crítica para explorar el conocimiento.
En la rúbrica de aprendizaje no se exige que la escritura sea precisa, bien argumentada y definitivamente no necesita ser interesante. Simplemente debe parecer como algo serio al leerse y sin aportar referencias y citas donde se reconoce el respeto a los derechos de autor de la ideas de otros. En el peor de los casos, la escritura es un cortar y pegar simple. Los estudiantes son conscientes de esto, pero al no ser formados en la escritura creativa, no les queda más que transcribir y dejar de lado la justificación de sus ideas.
Cuando los estudiantes se enfrentan a una tarea de escritura, se limitan a observar cómo responden a preguntas, produciendo texto sin reglas mínimas, centrado más en repetir algo similar a lo visto en clases. Por ejemplo, se le pide a un estudiante dar respuesta a preguntas:
¿Quién eres tú como aprendiz de científico?
¿Por qué deseas ser investigador?
Como instrucción se les pide reflexionar, pero no se advierte que la experiencia de escribir considera una estructura de pensamiento. Casi nadie habla de los tipos de escritura que pueden emplear y menos aún expresan alguna vez haber disfrutado del acto de redactar. A menudo las respuestas denotan que apenas comprendieron lo que se pregunta, porque no tienen experiencia en lecturas que alguna vez disfrutaron al seguir su curiosidad. Parece que la idea de estudiante y su valor provienen de los grados asignados por la escolaridad y no por las habilidades intelectuales para desarrollar las ideas. Si bien, los estudiantes expresan poco conocimiento del sistema de escritura, desconocen más sobre los modos de razonamiento para producir conocimiento objetivo.
Aprender a escribir componiendo conceptos, cadenas de razón, argumentos, introducciones, justificaciones, explicaciones…, decimos que la educación pretende convertir a los estudiantes en pensadores críticos, para ayudarles a prepararse para las demandas de perfiles laborales de un ritmo acelerado de cambio. A la hora de enseñar a escribir, debemos pasar por registrar y comunicar, para instalarnos finalmente en el cómo pensar al escribir. En este último escalón, es donde la lógica modal de segmentación de sentencias se convierte en un arte de pensar cuando escribimos.
La buena noticia es que ya muchos académicos tenemos el amplio acuerdo en que hay que hacer algo, sí, para que los estudiantes en vez de caer en la mecánica de cortar y pegar desde la superficie de los problemas, elaboren discusiones intentando ganar profundidad y rigor en sus explicaciones, justificaciones, demostraciones, cálculos. Una reforma de la educación de este tipo, conlleva a instalar en el currículo a la escritura creativa del texto académico[18].
Todos somos testigos de la pobreza de los estudiantes al redactar, en sus rúbricas observe su gramática, ortografía, puntuado, cadenas de razón y argumentos, es decir, sus textos son desastrosos y deshonran la educación supuestamente acreditada por escolaridad. Ello refleja una debilidad lingüística para estructurar el texto justificado, fundamentado y con la coherencia y rigor necesario para expresar la objetividad en su discurso. Tal vez el camino de aprender el sistema de escritura y la epistemología del estilo de pensamiento científico es más complejo que lo que a muchos les gustaría creer.
Si algo sabemos es que escribir para pensar es de lo más complejo, tengamos en cuenta los diferentes procesos cognitivos. En cuanto al componer desde nuestra memoria de largo plazo, se crea un cuerpo de información discursivo bajo un estilo de pensamiento extenso. La memoria de corto plazo está concentrada en la arquitectura de las sentencias inmediatas de los párrafos, tratando de crear cadenas de razón y a la vez integrar el párrafo en un metaargumento de tesis, ensayo o revisión. Al mismo tiempo hacemos malabares entre lo que queremos decir y cómo es que lo decimos. A diferencia del discurso en voz alta, la escritura requiere mucho mayor esfuerzo, más deliberado y concentrado en procesos cognitivos relativamente de más complejidad en la competencia de investigación.
Incluso un simple pensamiento justificado, requiere un conjunto de informaciones de diferentes fuentes para crearse un juicio. En esta escritura objetiva, se trata de crear un espacio de trabajo donde se estructure el conocimiento, y esto es más que grabar imágenes de ideas para vaciarlas en un examen. Los escritores experimentados, lo más probable es que expresen que las dificultades de la escritura son relacionadas con el arte de dominar estilos de pensamiento, donde casi nadie logra convertirse en un maestro en las alturas de su elegancia más imponente. Incluso científicos y novelistas confiesan la enorme complejidad de alcanzar la maestría del arte de escribir en sus estilos de pensamiento respectivos.
Componer sentencias, elegir las palabras precisas, desarrollar la segmentación del discurso escrito, todo ello conlleva una formación dentro del sistema de escritura y la epistemología involucrada en el estilo particular del texto a crear. Escribir es una lucha entre imaginar y formalizar una idea y por encima de todo, es una habilidad intelectual, desarrollada a través de la práctica deliberada en algún tipo de escritura.
Escribir bien, es lo más parecido a convertirse en jugador de ajedrez, excepto que es más difícil, porque a diferencia, en la escritura constantemente se reinventa el estilo específico de la expresión de la identidad del escritor. Además, el texto escrito deja muchos huecos para que el lector los llene y logre una comprensión aceptable. Todo párrafo recién escrito, nos exigirá trabajo de revisión y pulido del código, no solo de erratas, sino del fondo del conocimiento que expresa.
Los estudiantes deben aprender a revisar y corregir sus textos para ganar coherencia, cohesión, elegancia y rigor. A menudo no se le permite tiempo al estudiante para madurar el pulido de un texto. Es decir, se juzga que escribir es un acto lineal sin procesos recursivos en su redacción. Y recientemente, no instruimos al estudiante a que evalúe con algún software el grado de originalidad de su escritura, evitando caer en plagios.
Una vez que alcanzamos un nivel de competencia en nuestra escritura creativa, es difícil de borrar mentalmente el estilo de nuestras propias formas de razonar. El aprendizaje de estos estilos, es lo que permite al estudiante ganar soberanía intelectual para su creatividad. El estudiante aprenderá las normas del bien pensar, el vocabulario especializado del área del saber involucrada y los procesos de fundamentación, justificación, explicación, demostración, descripción y muchas tareas intelectuales fundamentales para la escritura genuina.
Cuando un estudiante comete errores de ortografía, señalamos sus defectos, pero cuando comete errores de razonamiento, manejo de términos especializados y estructuras de lógica modal, raramente se le orienta para participar de la mejora de su calidad en la escritura. Esto debilita su competencia de investigación, dado que escribir es pensar cuando estamos creando contenido. El profesor debe marcar correcciones y sugerencias sobre criterios de concisión, estructura, voz, originalidad, claridad, coherencia, vocabulario, estilo y el tipo de ajustes para el discurso del público esperado.
Una de las consecuencias más importantes de la visión de profesores y estudiantes inmersos en la sociedad de la escritura creativa, es la de ser el medio universal para desarrollar las singularidades del talento de nuestro poder lingüístico y su interpretación. Todo discurso escrito es bueno para que podamos conocer y llevar nuestro mensaje al mundo. Se usa el lenguaje para crear, explorar y explicar los mundos posibles que crean la ciencia, el arte, la literatura, la ingeniería y el diseño.
La escritura creativa como medio universal, llega a los límites de la representación filosófica del mundo; ella también es la sustancia que justifica nuestras creencias, desarrolla las nuevas posturas y deconstruye las escuelas del conocimiento. La centralidad del lenguaje escrito es la cognición humana de mayor complejidad, además, es nuestra casa en el mundo, medio universal creativo donde los lenguajes naturales y las matemáticas crean redes de significado en sus relaciones con los demás elementos del sistema de interpretación creativa. Esta tiene profundas implicaciones en formar estilos de pensamiento que harán del aprendiz un ser soberano en el manejo intelectual de su creatividad. Esto significa que el sentido del texto académico es lo literario-aprendizaje como énfasis sobre el valor del discurso como medio de formación de seres humanos, sobre el valor de la verdad objetiva y sobre lo imaginario como creación de tantos héroes del pensamiento.
Esta alternativa es una concepción del lenguaje como medio de cálculo en el estilo de pensar. El término cálculo es más amplio que el referido al diferencial o integral en las matemáticas. Referirnos a lenguaje como cálculo, es referirnos a su poder para el acto de pensar dentro de la lógica modal creada por Gödel. La tesis es que el lenguaje como medio de pensamiento lo podemos reconocer como distintos universos de discursos sobre mundos múltiples. Este nuevo paradigma significa la rehabilitación pedagógica de la cuestión de producir el discurso objetivo, como medio de aprendizaje en la educación moderna. El concepto de mundos posibles fue introducido por Leibniz, para considerar que cuando fue creado el mundo , se eligió el mejor de ellos, uno totalmente conocible por la razón. Esto sugiere que el lenguaje sirve para formular la semántica del mundo a partir de los operadores modales que crean la posibilidad, la necesidad y la imposibilidad. El filósofo David Lewis en este sentido invoca la creencia intuitiva, “las cosas podrían ser diferentes de lo que son[19]”. Mientras que las cosas son de una única manera, podrían ser diferentes en muchas maneras a como la razón justifica los hechos en el mundo real. La reflexión de accesibilidad del lenguaje sobre la realidad significa que el mundo actual es un mundo posible, a pesar de su diferencia ontológica de todo lo demás que permite crear el lenguaje objetivo.
Dentro de este modelo de escritura creativa, nos referimos a la necesidad, la posibilidad y la imposibilidad, pueden ser lógicamente definidas por lo que cuantifican sobre la noción de mundo. La necesidad, es sobre conocer, se convierte para todos los hombres en mundos P en un sistema de proposiciones. La posibilidad de algún mundo P, es la cuantificación de la existencia en términos de evidencia, referencia y justificación de la verdad. La imposibilidad expresa la negación de la fórmula de posibilidad. De manera más simple, este modelo epistémico modal expresa un sistema de lo que permite la razón (creencias), lo que conoce (evidencias y referencias) y lo que es lo improbable (la no coherencia entre idea y realidad).
Un problema de este modelo de mundos posibles, es lo que está más allá del horizonte de lo posible. Hay mundos imposibles, sí es así, ¿qué son? Si asociamos la posibilidad con respecto a las leyes de la lógica (no contradicción y medio excluido), los mundos imposibles podrían definirse como colecciones de estados de proposiciones que desafían a las leyes de la lógica, es decir, que existen como verdades fuera de la base axiomática en que se apoya la razón. Si la posibilidad es un cumplimiento con las leyes de la física por ejemplo, entonces un mundo puede ser físicamente imposible fuera de estas leyes, pero lógicamente posible, y se evita la redundancia en este razonamiento. Hay mundos imposibles que cumplen con la razón, pero no guardan referencia con la realidad, algunos de ellos habitan en la novela, el cuento y la poesía, pero también como modelos matemáticos que no hacen referencia a los experimentos físicos que intentaron expresar.
Dos interpretaciones en el proyecto de escritura creativa dominan en el campo del discurso objetivo, las cuales arrojan resultados significativos para mundos posibles y sus imposibles. Pero, en la lógica modal se asume otra forma, se refiere al realismo modal y al actualismo. Robert Merrihew Adams referente al actualismo en su forma más dura, como lo que existe y es real y no hay mundos meramente posibles[20]. Adams, pensaría que puede haber cosas que no existen realmente, pero no hay ninguna cosa que no exista en el mundo real. En esta perspectiva, podría considerarse que toda cadena de razón con coherencia lógica y sin referencia a lo real, será un discurso de ficción, que refiere a la imaginación literaria de los grandes novelistas, cuentistas y poetas.
Desde una versión menos radical al actualismo duro, se habla de posibilismo o actualismo suave. Aquí se asume que existen entidades que son meramente posibles, pero no se crean en lo real. Consisten en proposiciones que expresan matrices de verdad que difieren del mundo real. Esta versión sintética, posibilita la creación de fármacos, elementos químicos, anticuerpos, pigmentos e inteligencia de naturaleza artificial. Si lo podemos pensar con rigor lógico, es posible crearlo como algo sintético dentro del propio mundo real, como combinaciones distintas de las entidades que se encuentran en el propio mundo real.
Si los mundos posibles son meras construcciones mentales, un texto de ficción es una versión sintética, no son sueños, predicciones e hipótesis de la construcción del mundo en que se originaron los eventos mentales, son casos de lineas alternativas de la realidad, por lo que el estado del asunto puede distinguirse de los inexistentes que rompen las leyes de la lógica. Los mundos posibles son pensamientos individuales que atribuyen con un valor de verdad en cada una de sus proposiciones, pero no siempre pueden ser considerados como opción para ser sintetizados como reales. Esto significa que la totalidad de posibilidades está más allá de la comprensión del ser humano.
Según el realismo modal de David Lewis, no hay ninguna distinción ontológica entre el mundo real y el posible, ambas clases están hechas de la misma sustancia (la base axiomática humana), es decir, ambas clases materiales y mentales son racionales. Nuestro mundo real es solo un mundo entre muchos otros que son racionales. Nosotros lo llamamos real, no porque sea diferente en especie a todos los demás, sino porque es el mundo que habita nuestra conciencia objetiva. Los habitantes de otros mundos pueden realmente llamar al suyo mundo real y al nuestro un mundo posible. Por ejemplo, en los mundos de los videojuegos esto es muy común cuando los jugadores juegan con leyes naturales diferentes a nuestro mundo real.
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