Prólogo LAN
Anatomía del camino a la realidad
Prólogo a la actividad de escribir sustancias en las páginas
Web de la Libertad Académica Nicolaita LAN UMSNH
Eduardo Ochoa Hernández
Morelia Mich. México.
10 de junio de 2022
Hace falta el talento del literato para que noveles vuelvan a soñarse
Diseño del discurso académico
Formar escritores que diseñen discursos innovadores dentro de la oferta académica. Esta tradición intelectual del diseño de herramientas lingüísticas académicas es el evento más extraordinario en el diseño, que ocurrió hace 5 mil años con la invención tecnológica de la escritura[1]. Después de este evento, el desarrollo de la civilización tomó velocidad.
El diseño de herramientas nos condujo a mejores condiciones humanas. Las herramientas son el logro más extraordinario de lo que nos hace humanos. El diseñador trabaja para satisfacer las necesidades humanas de progreso ético. La Real Academia Española (RAE) refiere a diseño como: “proyecto, plan que configura algo” y “descripción o bosquejo verbal de algo”[2]. La palabra diseño se sitúa históricamente en 1548 para referirse a concebir y planificar un propósito específico; pero es con el nacimiento de las universidades de la Ilustración en 1812 que surge el diseño del discurso académico. Este tipo de discurso es esencial comprenderlo dentro del contexto de la editorial académica moderna, dado que ahora es el indicador internacional de las capacidades de la tradición intelectual de las comunidades académicas. Además, la RAE deja ver que el diseño del discurso es una herramienta de transformación social. Los discursos académicos están dirigidos a cambiar situaciones en el proceso de dominio del conocimiento necesario para un resultado dado.
El diseño, tradicionalmente, se enfocó en cosas y no en sujetos. Es la pedagogía moderna la que resuelve, desde la ciencia cognitiva, un enfoque sobre sujetos. Es decir, la innovación en la educación es un asunto de nuevos diseños en los discursos académicos y en aquellos que tienen lugar cara a cara en la formación del estudiante. Esto plantea desafíos de diseño, tanto sustantivos, contextuales como disciplinares. Los desafíos disciplinares intentan recoger una práctica profesional en estos diseños discursivos que resuelven la tradición intelectual, el tesauro de la profesión y el tratamiento de problemas con la profundidad que la sociedad demande en su desempeño. Los desafíos contextuales refieren a trascender, en el diseño, los límites de los cambios que tienen como propósito la educación ofertada. Los sustantivos, por otro lado, son diseños relacionados con el estilo del pensamiento del discurso académico; aquí, la narrativa de hechos, la discusión de marcos de referencia, la justificación de una postura intelectual y, sobremanera, los interlocutores con los que se debaten las ideas que integran los cuerpos de argumentos. Cada diseño del discurso académico requiere nuevos marcos teóricos y una investigación contemporánea para intentar resolver discursos como casos concretos y originales.
El diseño del discurso académico guarda relación con el currículo; está en función de problemas en niveles de complejidad, planificación textual, estilo, rigor y propósitos específicos, tanto disciplinares como lingüísticos y epistemológicos. Un proyecto de diseño transita por muchas de estas fronteras para organizar las ideas, pero también se exigen niveles de productividad, recepción de borradores y control de las versiones de los documentos. La práctica profesional del diseño del discurso implica conocimientos avanzados en el estilo académico de planificación textual y en el sistema de escritura que apoyará la creatividad. ¿Qué es la innovación educativa? Es, en esencia, un cambio constante de innovaciones discursivas materializadas en literatura académica curricular[3]. Investigadores creen que, para salir de la crisis en la educación, la tradición intelectual y la voluntad de superar problemas con los dos pies en tierra, se hace necesaria la educación en los estilos de pensamiento, con mayor énfasis que en transmitir el contenido dictado en los planes de estudio[4]. Estos estilos de pensamiento son cuerpos de texto académico, profundo conocimiento compuesto por sistemas de explicación y comprensión de herramientas intelectuales. La profundidad en el diseño es la unión práctica de la investigación intelectual y los modos de narrar las experiencias del conocimiento dentro de propósitos estéticos y rigurosos.
El diseño del discurso académico tiene la oportunidad de innovar con cada obra al servicio intelectual de los noveles. La agenda primaria del diseño es construir ideas, presentar el discurso dentro de un estilo o género que llamamos académico y dejar abierta la discusión a la actividad crítica del estudiante. El libro académico se esfuerza por ayudar a legitimar la calidad educativa, problematizar y conceptualizar la propia tradición intelectual de la institución educativa como una identidad necesaria para distinguir entre egresados del sistema educativo global[5]. El diseño de discursos se dirige a la innovación social y a la creación de ambientes de progreso ético. Mientras la demagogia en innovación educativa se reconoce como una consecuencia material de nuestro tiempo, se innova con tecnologías digitales en el espacio académico, pero se deja estéril el campo discursivo de la propuesta.
Asunto de fondo
Diseño discursivo: intención, estilo del pensamiento, mensajes, escenario de discusión, artefactos disciplinares, audiencia potencial, contexto, interacción e impacto. Esta es la estructura teórico-práctica en el fondo de esta propuesta de innovación educativa centrada en el discurso académico. Como premisa básica, creemos que el diseño del discurso académico moderno abraza con entusiasmo las nuevas posibilidades de crear caminos de experiencia de conocimiento, dirigido al sustantivo: compromiso intelectual con la sociedad. Y, tal vez con el tiempo, al renovar la literatura curricular de manera sistemática, como resultado, pueda tomarse distancia del progreso de la calidad discursiva para el crecimiento intelectual y moral de los estudiantes. Consumir literatura comercial, disminuye la libertad académica, atrofia la tradición intelectual de la comunidad epistémica y disminuye la estatura de la institución educativa en relación a sus capacidades académicas objetivas.
Al escribir nuevos diseños discursivos, tenemos la oportunidad evidente de enfocarnos en la soberanía intelectual del estudiante. Representa el medio para ampliar y servir mejor a la educación en general a través de la literatura académica, es resolver con transparencia la calidad educativa. Al evaluar los diseños del discurso académico, los estudiantes, sociedad en general y gobiernos, pueden apreciar la seriedad, rigor y profundidad de los aprendizajes ofertados por la institución educativa. Las herramientas de diseño: sistema de escritura, segmentación discursiva modal, estilo del pensamiento científico, gramática, puntuado, ortografía y teoría de la argumentación, de lo literario y del discurso objetivo; todas ellas, son la oportunidad de un modo de construir más allá de literatura curricular, una comunidad académica vigorosa y generosa de ofrecer sus debates intelectuales a la mejora del aprendizaje de orden complejo.
Las escuelas del funcionalismo, formalismo, comercialismo, individualismo, racionalismo, nuevo realismo, positivismo y pragmatismo, históricamente han abordado el problema de la identidad del diseño del discurso estrechamente ligado a la epistemología, a la ontología y a la teoría literaria.
En el funcionalismo, el diseño discursivo se entiende en apoyo, reflexión y creación de textos de utilidad deseada en el entorno construido; aquí, la forma del discurso sigue a su función. Cada producto discursivo son piezas funcionales racionales para un metaargumento problema-solución en caso del texto académico. La funcionalidad es un componente limitado y articulado a un sistema mayor que le da coherencia discursiva: textualidad. Su eficiencia, suele atribuirse por su supuesta primacía y su simplificación. En entornos académicos, el funcionalismo se reduce a cuerpos de texto que contestan preguntas, cómo, en qué condiciones…, por lo que da cuenta de una estructura funcional, tal como, por ejemplo: antecedentes, planteamiento del problema, hipótesis, objetivos, métodos, discusión de resultados, conclusiones. Cuando ya está publicado, es un discurso intrínsecamente complejo y comprensiblemente difícil de desempaquetar en sus piezas funcionales. Aparentemente hace énfasis en el elemento de utilidad, son reglas simples: hacer visibles las cosas, explotar las relaciones naturales que unen la función y el control del discurso, y hacer un uso inteligente de las restricciones. Además, el objetivo es guiar al usuario sin esfuerzo a la acción correcta en el control del momento adecuado de cada pieza de la lectura del discurso[7]. Tiene la desventaja en su diseño de limitar el arte de las ideas y desnutrir el poder objetivo de su propuesta, este modo también inhibe el espacio para el diseño discursivo con utilidad en crear la experiencia intelectual.
En el formalismo, es una teoría del arte de la forma lógica de un texto, su materialidad, textura se entienden como la fuente de interpretación; cuestiones contextuales y conceptuales pasan a un segundo plano. El formalismo del diseño discursivo, se convierte en el arte de la arquitectura de proposiciones, sentencias, cláusulas formando cadenas de razones con ayuda de operadores modales. Se convierte en un estilo que privilegia la justificación hipotético deductiva de la demostración, tan propia del discurso en el pensamiento matemático. Su estilo a menudo le da un color de rigor racional. La sensación de leer este discurso, es de estar en la propiedad de la experiencia racional del acto de justificar la verdad. El diseño formalista, es una medida de justificación, demostración, explicación, categoría, cálculo y el arte de argumentar. Su estilo es el de una discusión que nos expresa las inferencias de solución como objetivo. Es un flujo de ideas basadas en la intensión de alcanzar objetividad. El diseñador en su producto discursivo hace énfasis estilístico en operaciones racionales en extremo, su discurso está segmentado por operadores discursivos que le permiten crear sofisticados cuerpos de razones y argumentos. Este formalismo en el discurso exige la educación de estilos de pensamiento objetivo, son diseños del arte de pensar. Con los resultados intelectuales del discurso formal, se gana rigor, coherencia, complejidad, objetividad y sobre todo credibilidad de la verdad que defiende. Además, desarrolla la habilidad intelectual del arte de la razón como producto de estructuras formales: argumentos. La proposición, los operadores modales y las inferencias son sus piezas distintivas. Requiere para su diseño una habilidad lógica en el discurso de las ideas, abstracción profunda al modo del pensamiento matemático.
En el comercialismo, el diseño está indisoluble a criterios del mercado editorial. Su diseño es centrado en las masas y en la utilidad profesional, industrial y las competencias de rentabilidad laboral. En su ámbito técnico, su diseño busca lucro, activismo y responsabilidad profesional. Esta perspectiva dominante de las editoriales, reducen la complejidad, prefieren la ilustración gráfica, reducen el rigor del lenguaje especializado y se centran en exponer con simplicidad al mismo tiempo que dejan de lado la demostración de su verdad. Se promueve a la institución educativa en primer plano y en segundo a la figura de los académicos en su desempeño y calidad discursiva. Los proyectos buscan crear discursos que llenen el ojo del mercado y generalmente la academia está al servicio comercial de su propuesta, anteponiéndose a la intención de alcanzar objetivos de progreso ético e intelectual. Un buen discurso en este paradigma es medido por su visibilidad electrónica en la Web y por su rentabilidad financiera. Sin embargo, es una oportunidad para financiar proyectos editoriales más serios y consolidar una editorial académica con viabilidad financiera. El diseño de este discurso es el modo práctico de informar, lustrar los conceptos con habilidosos diseñadores gráficos y campañas publicitarias de su supuesta utilidad.
El individualismo, es un diseño centrado en un usuario con soberanía intelectual, para que se responsabilice del desafío cognitivo, realizándolo al flujo del discurso de investigaciones complementarias para su comprensión plena. Son productos literarios con el sello individual de los autores y sus prototipos discursivos con estilos originales. La libertad académica en este discurso encuentra su máximo límite creativo, donde la idea de su texto radica en la producción de experiencias de aprendizaje de lo más serio y riguroso posible que renueven la imagen intelectual del escritor académico. Su diseño es un conjunto de innovaciones discursivas en estilo y forma adecuados para lograr éxito en la mayor complejidad posible[8]. Se crea una oferta de literatura donde los académicos están más libres para crear sus propuestas discursivas con un sello personal. La tensión entre criterios editoriales institucionales y la libertad académica se llevan al máximo. El diseño de cada obra es inventado en la concepción de la obra para ganar originalidad discursiva, innovar en estrategias de aprender lo complejo. En estos discursos, moralmente sus autores están en el primer plano de reconocimiento y en el segundo las instituciones en las que está inscrito. Sus diseñadores se convierten en voces con el poder de ser líderes de conocimiento en sus sociedades de influencia. Aquí, el producto del diseño, es un discurso con el potencial de ser un arte centrado en comprender un trayecto individual de experiencia y servir como referencia del capital intelectual de las instituciones educativas.
Desde el racionalismo, el diseño está enfocado en la actividad lógica de solucionar, plantear y discutir problemas. El diseño es claramente un estilo discursivo propio de la ingeniería y las ciencias naturales más serias en su propuesta de justificación de su objetividad. El discurso académico se estructura desde la declaración del problema y las necesidades de diseño están en en función de ganar terreno a la aproximación a la verdad. Este tipo de diseño es el intento de estar discutiendo en la frontera del conocimiento y además, su literatura es referencia de las capacidades científicas y de ingeniería que se ofrecen a la sociedad en materia de formar recursos humanos de alto perfil intelectual. En este estilo, la evidencia y la referencia para ganar objetividad es junto con la demostración un rasgo distintivo. Sentencias al modo de fórmulas de razonamiento de cadenas de proposiciones, despliegan el arte discursivo de lógica modal del más exigente rigor y coherencia que sea posible alcanzar. La filosofía de la ciencia enmarca sus paradigmas y crea en su cotidianidad cuerpos de texto que desarrollan teorías. Además, el ensayo, la revisión, el informe técnico, la discusión, el cálculo y la justificación son el quehacer de este oficio discursivo. Este tipo de discurso, asume el compromiso del lector con la responsabilidad de investigar los términos especializados y las ideas elementales ocultas y necesarias para su comprensión de lo complejo. Sin duda, este discurso es un espacio de oportunidad para el arte de la razón más rigurosa y elegante del estilo del pensamiento técnico y científico. Para el racionalismo, a diferencia del formalismo, son de importancia los estilos de razonamiento que constituyen metaargumentos necesarios para llegar a diferentes tipos de conocimientos: científico, literario, matemático, poético.
El racionalismo oculta al narrador, a las emociones y a la experiencia más íntima de la actividad intelectual del autor. La redacción da color de fría y calculadora. Las experiencias del usuario en este tipo de discurso entrena los modos de pensamiento objetivo y los procesos de formulación racional más comúnmente aceptados por la comunidad científica y de ingeniería. Sin embargo, excluye la intención de crear una experiencia que desnude la actividad intelectual para cada proceso de creación. Es decir, oculta la voz del camino creativo que distingue al texto académico en su potencial de formación de nuevos cuadros de profesionales. Está comprometido con la verdad y la eficacia técnica y, escasamente con la formación del estilo del pensamiento de nuevas generaciones de científicos e ingenieros. Excluye la posibilidad de lo literario en sus narrativas, es decir lo poético y la imaginación estética de la literatura de ficción están fuera de su ámbito de diseño.
En el caso del positivismo, el proceso de diseño es un amor delirante a los hechos científicos, al postulado de que la razón puede conocer todo lo real, que es posible agotar lo que un existencial es y lo real es equiparado al lenguaje que lo representa. Este discurso es resultado de procesos de investigación que crean cuerpos de explicación teórica, técnica, metodológica y ensayan la factibilidad de los resultados de investigación. Controlar variables, apoyarse en modelos ideales expresados en estructuras matemáticas, realizar experimentos mentales y justificar situaciones realistas o naturales. El discurso busca exponer lo falso y lo verdadero desde la base axiomática de la razón. Se pregunta sobre agendas de objetivos de justificación de lo real y lo verdadero. Produce información validada y fiable. Considera que fuera de la base axiomática no hay verdades y evita lidiar con la incertidumbre y lo improbable. En resumen crea un discurso objetivo con énfasis en que la razón y su coherencia lógica son su valor de objetividad junto con hechos y evidencias.
Es un conocimiento por validez de la estructura, confiabilidad y generalidad al imitar la demostración matemática como discurso argumental. Produce conclusiones de cálculo basadas en modelos ideales y sintéticos que expresan que la razón puede crear nuevos diseños del mundo dado. Este diseño discursivo ignora la narrativa literaria y poética, sus intenciones son producir objetividad estrechamente con la filosofía del realismo. Es más una propuesta intelectual que un curso práctico, dispone de libertad para crear sin límite el arte de razonar al escribir cuerpos de argumentos, con el riesgo de que no encuentre referencia con la realidad. Es un discurso sistematizado, desarrollado para crear la objetividad como prototipos de lo real. Es un refinamiento de la lógica modal a extremos de su potencial. Se practica la idea de conocimientos estandarizados, normas y criterios sobre lo verdadero. Su propuesta es fría y calculadora, y le preocupa de sobremanera que hechos y evidencias guarden referencia coherente con las conclusiones a las que llega antes que ser una experiencia didáctica.
En el pragmatismo, el discurso académico encuentra espacio para el diseño más libre. En este discurso se combinan los modos anteriores ya descritos, y además, lo literario y poético tienen un enfoque en la seducción de razones y emociones. Es más reflexivo en lo disciplinar, lo estético, lo racional y lo emocional. Se comunica con un narrador y hace gala de flexibles estilos que concilió en sus cuerpos de discurso. Es un discurso partidario del nuevo realismo, se expresa con elegancia en una voz que orienta al aprendiz. Se comunica con facilidad entre disciplinas y documentar es un quehacer diario de sus cuerpos de texto. Se centra en la reflexión que provoca a la audiencia el debate y, diseña marcos de crítica cultural de las malas prácticas que impiden el progreso ético de la sociedad.
En una universidad que se olvido de la literatura académica
Diseño discursivo: intención, estilo del pensamiento, mensajes, escenario de discusión, artefactos disciplinares, audiencia potencial, contexto, interacción e impacto. Esta es la estructura teórico-práctica en el fondo de esta propuesta de innovación educativa centrada en el discurso académico. Como premisa básica, creemos que el diseño del discurso académico moderno abraza con entusiasmo las nuevas posibilidades de crear caminos de experiencia de conocimiento, dirigidos al sustantivo: compromiso intelectual con la sociedad. Y, tal vez con el tiempo, al renovar la literatura curricular de manera sistemática, como resultado, pueda tomarse distancia del progreso de la calidad discursiva para el crecimiento intelectual y moral de los estudiantes. Consumir literatura comercial disminuye la libertad académica, atrofia la tradición intelectual de la comunidad epistémica y reduce la estatura de la institución educativa en relación con sus capacidades académicas objetivas.
Al escribir nuevos diseños discursivos, tenemos la oportunidad evidente de enfocarnos en la soberanía intelectual del estudiante. Representa el medio para ampliar y servir mejor a la educación en general a través de la literatura académica. Resolver con transparencia la calidad educativa es fundamental. Al evaluar los diseños del discurso académico, los estudiantes, la sociedad en general y los gobiernos pueden apreciar la seriedad, el rigor y la profundidad de los aprendizajes ofertados por la institución educativa. Las herramientas de diseño —sistema de escritura, segmentación discursiva modal, estilo del pensamiento científico, gramática, puntuación, ortografía y teoría de la argumentación, de lo literario y del discurso objetivo— constituyen la oportunidad de construir, más allá de la literatura curricular, una comunidad académica vigorosa y generosa en ofrecer sus debates intelectuales para la mejora del aprendizaje de orden complejo.
Las escuelas del funcionalismo, formalismo, comercialismo, individualismo, racionalismo, nuevo realismo, positivismo y pragmatismo han abordado históricamente el problema de la identidad del diseño del discurso, estrechamente ligado a la epistemología, la ontología y la teoría literaria.
En el funcionalismo, el diseño discursivo se entiende en apoyo, reflexión y creación de textos de utilidad deseada en el entorno construido; aquí, la forma del discurso sigue a su función. Cada producto discursivo es una pieza funcional y racional dentro de un metaargumento problema-solución en el caso del texto académico. La funcionalidad es un componente limitado y articulado a un sistema mayor que le da coherencia discursiva: la textualidad. Su eficiencia suele atribuirse a su supuesta primacía y simplificación. En entornos académicos, el funcionalismo se reduce a cuerpos de texto que contestan preguntas como: ¿cómo?, ¿en qué condiciones...? Por ello, presenta una estructura funcional que puede incluir, por ejemplo: antecedentes, planteamiento del problema, hipótesis, objetivos, métodos, discusión de resultados y conclusiones. Una vez publicado, este discurso es intrínsecamente complejo y difícil de descomponer en sus piezas funcionales. Aparentemente, hace énfasis en el elemento de utilidad mediante reglas simples: hacer visibles las cosas, explotar las relaciones naturales que unen la función y el control del discurso, y hacer un uso inteligente de las restricciones. Además, el objetivo es guiar al usuario sin esfuerzo hacia la acción correcta en el momento adecuado de cada pieza de la lectura del discurso[7]. Sin embargo, su diseño tiene la desventaja de limitar el arte de las ideas y desnutrir el poder objetivo de su propuesta; también inhibe el espacio para diseñar discursos que fomenten una experiencia intelectual enriquecedora.
En el formalismo, el diseño discursivo es una teoría del arte de la forma lógica de un texto. Su materialidad y textura se entienden como la fuente de interpretación; las cuestiones contextuales y conceptuales pasan a un segundo plano. El formalismo del diseño discursivo se convierte en el arte de la arquitectura de proposiciones, sentencias y cláusulas, formando cadenas de razones con ayuda de operadores modales. Este estilo privilegia la justificación hipotético-deductiva de la demostración, tan propia del discurso en el pensamiento matemático. La experiencia de leer este tipo de discurso se caracteriza por la sensación de estar inmerso en un acto racional de justificación de la verdad. El diseño formalista mide la justificación, demostración, explicación, categorización, cálculo y el arte de argumentar. Su estilo es el de una discusión que expresa las inferencias de solución como objetivo. Es un flujo de ideas basado en la intención de alcanzar objetividad. El diseñador, a través de su producto discursivo, hace énfasis estilístico en operaciones racionales extremas; su discurso está segmentado por operadores discursivos que permiten crear sofisticados cuerpos de razones y argumentos. Este formalismo en el discurso exige educar estilos de pensamiento objetivo. Con los resultados intelectuales del discurso formal se gana rigor, coherencia, complejidad, objetividad y, sobre todo, credibilidad de la verdad que defiende. Además, desarrolla la habilidad intelectual del arte de la razón como producto de estructuras formales: argumentos. Las proposiciones, los operadores modales y las inferencias son sus piezas distintivas. Para su diseño se requiere una habilidad lógica y una profunda abstracción al modo del pensamiento matemático.
En el comercialismo, el diseño está indisolublemente ligado a los criterios del mercado editorial. Su enfoque está centrado en las masas y en la utilidad profesional, industrial y laboral. En su ámbito técnico, busca el lucro, el activismo y la responsabilidad profesional. Esta perspectiva dominante en las editoriales reduce la complejidad, prefiere la ilustración gráfica, disminuye el rigor del lenguaje especializado y prioriza la exposición simplificada en detrimento de la demostración de la verdad. Se promueve la institución educativa en primer plano, relegando a un segundo lugar la figura de los académicos y su desempeño discursivo. Los proyectos buscan crear discursos que llamen la atención del mercado y generalmente la academia se subordina a la propuesta comercial, dejando en segundo plano los objetivos de progreso ético e intelectual. En este paradigma, un buen discurso se mide por su visibilidad electrónica en la web y su rentabilidad financiera. Sin embargo, este enfoque puede representar una oportunidad para financiar proyectos editoriales más serios y consolidar una editorial académica con viabilidad financiera. El diseño de este discurso es un modo práctico de informar, ilustrar conceptos mediante diseñadores gráficos hábiles y publicitar su supuesta utilidad.
El individualismo es un diseño centrado en un usuario con soberanía intelectual, para que este asuma la responsabilidad del desafío cognitivo, enfrentándolo al flujo del discurso de investigaciones complementarias necesarias para su plena comprensión. Son productos literarios con el sello individual de los autores y sus prototipos discursivos, que presentan estilos originales. La libertad académica en este discurso encuentra su máximo límite creativo, donde la idea del texto radica en la producción de experiencias de aprendizaje de la mayor seriedad y rigor posibles, renovando la imagen intelectual del escritor académico. Su diseño se configura como un conjunto de innovaciones discursivas en estilo y forma, adecuadas para lograr éxito en los niveles más elevados de complejidad posible[8].
Este enfoque genera una oferta de literatura donde los académicos tienen mayor libertad para crear propuestas discursivas con un sello personal. La tensión entre los criterios editoriales institucionales y la libertad académica alcanza aquí su punto más álgido. El diseño de cada obra se concibe desde su gestación para ganar originalidad discursiva e innovar en estrategias para abordar lo complejo. En este tipo de discurso, los autores son moralmente reconocidos en primer plano, mientras que las instituciones quedan relegadas a un segundo término. Sus diseñadores se convierten en voces influyentes, líderes de conocimiento en sus respectivas sociedades. Así, el producto de este diseño es un discurso que potencialmente constituye un arte, centrado en la comprensión de un trayecto individual de experiencia y que sirve como referencia del capital intelectual de las instituciones educativas.
Desde el racionalismo, el diseño discursivo se enfoca en la actividad lógica de plantear, discutir y resolver problemas. Este diseño corresponde a un estilo propio de la ingeniería y las ciencias naturales más rigurosas en su propuesta de justificar la objetividad. El discurso académico se estructura en torno a la declaración del problema, y las necesidades de diseño giran en función de ganar terreno en la aproximación a la verdad. Este tipo de discurso se sitúa en la frontera del conocimiento, sirviendo como referencia de las capacidades científicas e ingenieriles que la sociedad demanda en la formación de recursos humanos de alto perfil intelectual.
En este paradigma, la evidencia y la referencia para alcanzar objetividad, junto con la demostración, constituyen rasgos distintivos. El discurso despliega cadenas de proposiciones organizadas con lógica modal rigurosa y coherente. Además, la filosofía de la ciencia enmarca sus paradigmas, creando textos que desarrollan teorías y fomentan el rigor argumentativo. Entre sus géneros discursivos destacan el ensayo, la revisión, el informe técnico, la discusión, el cálculo y la justificación. Este enfoque compromete al lector a investigar términos especializados e ideas elementales implícitas, necesarias para la comprensión de lo complejo. En esencia, este discurso es un espacio propicio para cultivar la razón en su forma más rigurosa y elegante, como exige el pensamiento técnico y científico.
Sin embargo, el racionalismo tiende a ocultar al narrador, las emociones y la experiencia intelectual íntima del autor. Su redacción es fría y calculadora, dejando fuera la intención de crear una experiencia que desnude los procesos creativos del texto académico. Así, el diseño excluye la posibilidad de incluir elementos literarios o poéticos en sus narrativas, y prioriza el compromiso con la verdad y la eficacia técnica. Aunque este enfoque fomenta el pensamiento objetivo y la formulación racional, descuida la formación estilística y el estímulo de nuevas generaciones de científicos e ingenieros.
El cómo hemos vivido la escritura
De noche o de día, el viento recorre con letras viejas la ilusión de un océano que se retira y se acerca, resolviendo mi propio misterio. Escribir en lo infinito de la diversidad de la realidad tiene como navío la seducción de la propia vida. Cuando la conciencia es como cuchillo de doble filo, capaz de cortar la resistencia a nuestra facultad de explorar y, al mismo tiempo, provocar grandes esfuerzos para abolir el mito de vivir sin estilo. Estar fracturado de las modas que cifran al lenguaje en monótono fruto creativo es narrar dentro del misterio de la vida, uno sin camino predefinido, aquel donde la vía de semejanza, unidad a unidad, nos permite llegar a la otra orilla, ayudar a descubrir nuevas ramas del árbol de las posibilidades humanas, un salto a lo desconocido, renaciendo entre las lágrimas de la noche y la promesa de un nuevo día.
Grandes gigantes de la literatura, esos que rompieron las cadenas de su propia época, de miradas agudas y de corazón de titán de la vida; al leerlos no buscamos meras ideas nuevas, sino al modo de una vida prestada entre página y página, entre texto y texto, la paz y el temblor de habitar esta realidad. La literatura tiene tantas vidas que ofrecernos, que es increíble cuando sentimos, al terminar de leer, lo que sucedió y que fuimos testigos con otros ojos, en lugares y tiempos muy distintos al propio, semejanzas producto de la ficción de lo que a una persona le puede suceder, metáfora de una seriedad de una historia real o de imaginación pura, que nos recuerda que la memoria humana y la experiencia no tienen como límite los candados de la propia realidad que vincula nuestros cuerpos. De modo que estas imaginaciones formarán parte de nuestra propia personalidad.
Tengo que escribir para vivir, lograrlo no es sencillo, no hay reglas, y a veces es fácil perderse. Es perforar la realidad e inventar nuevas, después de una jornada en la que la técnica no escucha al corazón. El ensayo extenso me enseñó que, hasta que empiezas a escribir al día siguiente, la inspiración hay que alimentarla y dejarla fluir para que descubramos muchas más: musas y poesía, científicos y razones, lecturas de los no vivos, pero con existencia maravillosa. Entre escribir y vivir no hemos encontrado hasta hoy que se trate de algo muy distinto. En ocasiones, soy más grande que la página en la que escribo, en otras soy más pequeño que un torrente de lágrimas de las ausencias, de esas que ponen al alma a prueba en la soledad más inmensa. Entre mis demonios y mis narrativas, hay tanto en común, uno es el fuego y otro el medio por el cual yo te cuento.
Una vida sin conflictos no la puede vivir un escriba enamorado de la narrativa. Tengo la impresión de que, en una canción y sus letras, o en un texto de protesta en un barrio pobre y en desesperada barda como lienzo de los sin esperanza, son la misma pasión que no guarda silencio ante la indiferencia de aquellos que acumulan dinero como un deporte, cuya biografía siempre se escribe con amateurismo. Es decir, un ser humano siempre amateur de la vida.
Escribir en la Nicolaita
Escribir en la universidad es más importante cuando descubro la literatura como exploración de la conciencia humana. Escribí, en un principio, sobre lo que humildemente sé; después amplié mi comunicación cuando introduje la investigación documental y la filosofía en el análisis de mis argumentos. En estos años, desde 1997 hasta 2019, la autocensura en lo que escribo se ha hecho parte de mi oficio. El texto original solo lo pude escribir en el rigor de la conciencia trabajada entre palabras y palabras, entre autores y obras, hasta lograr que produjeran un modo de sorpresa para mí. Me he preguntado muchas veces qué es el acto de escribir; me respondo algo así: más que la crítica, el entretenimiento, la profesión… es tocar las fronteras de mi propia visión y sensación de la realidad, sin saber la influencia de la literatura que me arrojó a ella. Ese paso me invita a escribir lo que mi espíritu eligió leer en libertad plena, apetito original de la voluntad de saber y de experimentar los más maravillosos sentimientos del paisaje de la civilización: la literatura.
Cuando comencé a escribir, los textos fueron publicados en Internet. Sin darme cuenta, los lectores nos honraban con su presencia. En el primer año, unos cincuenta mil; ahora, en solo un día, en promedio consultan nuestros textos unos quince mil lectores. Reflexionando de alguna manera, siempre creí en un mundo de lectores interesados en la obra de la imaginación literaria. Yahoo y, luego, Google fueron introduciendo criterios sobre la visibilidad electrónica de textos, cada vez más correlacionados con las variables de originalidad literaria, actualidad e impacto. La literatura no le teme a Internet ni a las nuevas tecnologías de redes sociales. En contra de lo que se podría pensar, está ocurriendo que las ciudades de las palabras también tienen un lugar simbólico en Internet. Nuestra apuesta a ser escritor solo dentro del tejido digital ha traído su recompensa, y con esta, más responsabilidades sobre nuestra tarea apasionante de escribir. Si un escritor no siente su pulsión de vivir el experimento social del texto en Internet, nunca sabrá que es una forma de tener lectores que justificarán que la poesía, la literatura, la ciencia y la técnica como conocimiento forjarán un nuevo poder. Entre todos, seremos mejores humanos. Una vez que el texto está escrito, vuela en el tejido digital, intentando encontrarse con la crítica y el placer. Pienso entonces: volveré como héroe al vientre del discurso escrito para reinventarme en la fractura incesante de mi conciencia.
Escribí para ganarme la comida, sí es verdad; escribí para vivir, sí es verdad; la urgencia de escribir en la retina de una musa, sí es verdad; escribir es un riesgo al escandalizar al moralista del poder, sí es verdad; cicatrices en todo mi cuerpo y alma son testigos de que mi inspiración por la libertad creativa es imaginación y vocación en el filo del horizonte de un mar de textos con su propio y original corazón.
No soy un escritor tolerante de ver con ojos ajenos. Me exijo que los míos aprendan en su propio camino a ver cada rincón de la realidad, visión distinta, pero tan necesaria para este oficio de escribir. La gente que me visita en la oficina del aula digital de la universidad, muchas veces me dice: “¡No te cansas de estar solo!”. Contesto: “¿Solo? Cuando tantas voces de tantos escritores me hablan en estos libros, cuando estas computadoras y servidores registran que, en este momento, muchos acompañan mis textos en Internet”. Agrego comúnmente: “Soy privilegiado de tener tantos jóvenes preparándose al consultar los libros del aula, los acervos de la biblioteca digital, procesando datos y preparando innumerable cantidad de textos”. Supongo que la mayoría lee en el aula convencional, reflexiona y vive el conocimiento; ¡qué gran ficción! Leer por placer, curiosidad y con ganas de explorar, lo puedo ver en el aula digital, y tan ausente en el aula convencional.
No existe razón alguna para no vivir y hacer literatura en la universidad. La contracultura institucional pretende que sea algo en desuso; no es algo exótico, debería ser lo sustantivo.
Referencias
[1] Manguel, A. (2013). Una historia de la lectura / A History of Reading (Spanish Edition) (Translation ed.). Alianza Editorial Sa.
[2] https://dle.rae.es/?id=DuKP0H9
[3] Norman, D. (2010). Why design education must change. core77, 11, 26.
[4] Deming, W. E. (2018). Out of the Crisis. MIT press.
[5] Lyons, R. E., & Rayner, S. (2016). The Academic Book of the Future (1st ed. 2016 ed.). Palgrave Macmillan.
[6] Lévi-Strauss, C. (1963). Totemism ((157)). Beacon Press.
[7] Norman, D. A. (2013). The Design of Everyday Things (The MIT Press) (revised and expanded edition ed.). MIT Press.
[8] Sanders, L., & Stappers, P. J. (2012). Convivial Toolbox: Generative Research for the Front End of Design (01 ed.). BIS.
El estilo académico
Desde la lingüística, el estilo es una subdisciplina del análisis del lenguaje. El estilo refiere al tipo de discurso, género, contexto, época, autor, prosa, propósito…, estos estudios distinguen las particulares formas asociadas con los géneros del texto[1]. El interés científico desde los años 90 comenzó a crecer en el enfoque del estilo del texto como efecto en el lector[2]. La estilística realiza análisis de técnicas discursivas y métodos creativos en el sentido de lograr efectos racionales, emocionales, estéticos y literarios. Algunos otros nombres que se le dan a estos estudios estilísticos del discurso escrito son la lingüística literaria y la crítica literaria. Pero es el análisis retórico y el análisis lingüístico los más emergentes en el siglo XXI, dada su importancia capital para los tipos de discurso científico y académico dentro de las sociedades industriales avanzadas y sus efectos para oponerse a la posverdad. El análisis retórico se da desde la morfosintaxis, que estudia las arquitecturas de sentencias, cláusulas, proposiciones, frases, metáforas…, las cadenas de razón, las inferencias en argumentos, en metaargumentos, sugieren posibles explicaciones en el funcionamiento racional y emocional del texto literario y sus efectos en la plasticidad de las redes neuronales como efectos del aprendizaje. Para la poesía, interpreta los efectos de musicalidad, estética y profundidad metafórica. En el discurso académico en particular, intenta determinar los factores de narrativa, objetividad, entrenamiento de los estilos intelectuales que, desde el texto, manifiestan el arte complejo de educar a las nuevas generaciones.
Una evidencia que apunta a considerar el estilo académico como un enfoque lingüístico que explica su discurso en términos de textualidad implica un concepto creativo de innovación del estilo mental de abordar las habilidades intelectuales de las disciplinas, al modo de narrativa objetiva[3]. Donde el flujo narrativo es pragmático, cuya visión compleja del mundo refleja la tradición intelectual de la comunidad académica, que, a través de sus opciones lingüísticas, hacen de la vivencia un juego de aprendizaje de los estilos de pensamiento de las diferentes comunidades epistémicas.
Significa que el discurso académico es un diseño bajo estilos consolidados en el fenómeno literario del texto en apoyo curricular[4]. Trabajos recientes en estilística académica se han preocupado por su papel de producir significado textual en el lector, dado que este entrena en la habilidad intelectual de pensar. Estos enfoques contribuyen al diseño de cuerpos de texto con propósitos de justificar, fundamentar, describir, calcular, categorizar y explicar los sistemas de ideas[5]. Esto da origen a una explosión de innovaciones discursivas que ensayan nuevos efectos cognitivos para conceptualizar el mundo, todo dentro de la literatura como acción a situaciones de entrenamiento del estilo de pensamiento.
Los cuerpos de texto ya mencionados, que se integran al estilo académico, agregan valor honorífico que destaca las maneras en que al lector se le puede formar un estilo de pensamiento objetivo. La presencia en el texto de proposiciones, operadores modales, inferencias, referencias, evidencias, hechos, teorías, discusiones y el narrador impiden que el lector se distraiga de la manera intelectual con que las disciplinas enfrentan los problemas. El lector es responsable de producir el significado en sus lecturas, investigar todo en lo que en ellas le sea desconocido; además, colonizar el lenguaje especializado e intentar dejar de ser extranjero en los sistemas conceptuales de explicación de lo complejo. La creación del mundo académico es contribuir con discursos a los lectores que crearán, desde el texto, una experiencia en el estilo de pensamiento científico, poético, matemático o de alguna disciplina particular de aplicación y diseño.
El diseño de planificación textual del discurso académico es un enfoque estilístico que adopta el uso cognitivo de esquemas para explicar ciertas clases de tradiciones intelectuales para abordar el paradigma problema-solución[6]. El profesor escritor de esta literatura sigue, como fiel aspiración y objetivo de diseño discursivo, lo expresado en los planes de estudio dentro de las mallas curriculares. Uno de los rasgos más distintivos del discurso académico es su efecto en el lector, al modo de una experiencia del acto del estilo de pensamiento de una tradición intelectual[7].
Siendo su estilística el poder explicativo del modo de crear el conocimiento, también es un rasgo distintivo de su poder lingüístico. Su objetivo es entender en mayor profundidad las formas en que el estilo del texto influye en las percepciones de los lectores sobre el modo intelectual de abordar los desafíos curriculares[8]. El profesor escritor intenta conseguir crear una nueva oposición semántica, de la forma de un nuevo camino con propuestas de reflexión para tener la suerte de influencia sobre los jóvenes que lo leen.
Escribir literatura académica, en resumen, es desarrollar una narrativa lingüística detallada en los tipos de técnicas que más generalmente están cubiertas por la retórica. El arte del argumento, como estilística para estos propósitos académicos, aborda los aspectos explícitamente persuasivos del estilo como fenómeno psicolingüístico, con similitudes entre técnicas del discurso objetivo y el literario. La escritura creativa es el oficio para el diseño del discurso académico, proporcionando el carácter más técnico. Entonces, es la plataforma creativa para crear características textuales persuasivas propias de la justificación, la fundamentación, la explicación, el cálculo, la descripción y la categorización.
La competencia en la escritura creativa ayuda a crear el efecto de inmersión en las disciplinas curriculares. El desarrollo del espíritu crítico del discurso académico no solo está creado por el arte de las proposiciones, operadores modales, inferencias, y argumentos, sino, sobre todo, por la elaboración de cuerpos teóricos de explicación. El estilo académico, particularmente en su posicionamiento del texto en su centro, se preocupa por construir desnudas las experiencias intelectuales para crear conocimiento.
El diseño del discurso académico tiene como interés, primeramente, que los estudiantes experimenten con proyectos de formación de sus habilidades intelectuales. Hacer más con el diseño es, a menudo, algo más que producir código escrito, teoría, crítica y definir la práctica; es distinto a otras disciplinas creativas, dado que sus productos fertilizan el terreno de los cambios sociales. El diseño discursivo de la academia no es una respuesta al mercado de la oferta; en última instancia, es el futuro avance y el crecimiento ético de la sociedad. Esto dificulta una comprensión más amplia del diseño discursivo respecto a un currículo cerrado, dado que el diseño requiere ganar profundidad, originalidad, objetividad y, sobre todo, la confianza para ser ayuda en apoyo a las dificultades de una comprensión más amplia en el estilo de pensamiento propuesto. Producir literatura académica es, y ha sido desde 1814 con el nacimiento de la universidad de la ilustración, el factor positivo de evolución de la tradición intelectual de la comunidad de conocimiento.
Típicamente, la literatura comercial ha operado en su diseño discursivo en el espectro de ser instruccional y estar formada por textos que reducen todo a pequeños contextos, definiciones y procedimientos. Pero el discurso académico, en su sentido histórico, sorprendentemente, trabaja el discurso más allá de presentar lo general y algunos análisis; lo que lo legitima es que problematiza y conceptualiza en fascinantes discusiones, lo que agudiza el carácter teoría-práctica. Sí, el diseño discursivo se va a cerrar en la brecha de presente y futuro; es el tipo de diseño discursivo que demandará estirar un poco más la complejidad intelectual del creativo[9]. Esto es consecuencia, dado que el discurso para el ciudadano comprometido con el futuro adopta un papel más amplio, comprometido con los cambios socioculturales, el activismo medioambiental, la soberanía intelectual, el poder educador y provocador de progreso ético.
Con la idea de formar profesores escritores, asumimos el énfasis en ayudar a los profesionales en su diseño discursivo académico. Este proyecto propone una estructura básica de organización, ensayo de técnicas de escritura creativa, estudio del discurso académico, nueva terminología y exposición a sugerencias desprendidas de diversos reportes de investigación científica. Se intenta crear un espacio inteligente para el diseño de nuevas posiciones teóricas, creando un marco y nuevos pensamientos sobre el diseño del discurso académico. Contribuimos al escaso cuerpo de teoría del diseño discursivo en el estilo académico. Con este fin, nuestro objetivo es ser profundos en el delicado arte de la literatura académica que desarrolla, en su ambiente, una tradición intelectual. Nuestro puerto de entrada es el sistema de escritura, para luego movernos de diversas formas dentro del discurso objetivo, literario y persuasivo.
En realidad, no somos los únicos interesados en innovaciones en el discurso; podemos contar con los poetas, cineastas, novelistas, compositores, publicistas, políticos y científicos. La palabra escrita es un movimiento de diversas formas de imágenes mentales para fines discursivos. Aunque puede haber muchos enfoques legítimos, problematizar y teorizar sobre el diseño del discurso no es lo más difícil; se presenta un desafío distinto basado en nuestra experiencia. Los profesores en activo no les gusta mucho leer para profundizar. Una de las razones históricas es que subestiman y son reacios a considerar que se puede educar mejor a través del libro con un discurso más estructurado. Como premisa básica, asumimos que el diseño discursivo académico ha sido aletargado en su propia tradición de enseñanza cara a cara, dado que el claro sustantivo del compromiso intelectual con la sociedad no se reconoce como función sustantiva de las comunidades académicas. Como resultado, el crecimiento intelectual de profesores y estudiantes se atrofia y disminuye su estatura en relación con los avances reales de las disciplinas. La posverdad en la actividad académica se materializa, no solo al presentar información caduca en las aulas, sino que se aleja del horizonte de la idea básica de verificar su rigor, justificación, demostración y, más grave aún, produce habilidades de memoria, mecanización de procesos, el plagio como recurso literario y, más grave, resulta que el desarrollo de la capacidad intelectual se aleja de los procesos del estilo de pensamiento más fino para formar la creatividad.
estudiantes y descargue al profesor de tareas frente al grupo, nos instalamos en el terreno de la innovación discursiva con la que educamos, aprovechando las herramientas de diseño de la escritura creativa, el lenguaje objetivo y los métodos para construir más allá del servicio intelectual una tradición. La tradición del arte de pensar bajo el estilo académico y científico.
Más allá del diseño del funcionalismo moderno, que busca producir un servicio a la humanidad con la producción de literatura académica, la función pedagógica incluye el cómo o en qué condiciones surgen las posibles consecuencias para un cambio en el tejido social. No se puede pensar solo en privilegiar la utilidad y negar una mayor complejidad que neutraliza las capacidades intelectuales y morales de los estudiantes. Esta tendencia hacia un diseño funcional debe dejar paso a uno donde las actividades de diseño se enfoquen en procesos intelectuales.
El formalismo, por su parte, es un diseño centrado en la forma del objeto de estudio y su materialidad como fuente de interpretación del contenido curricular. Así que, desde este tipo de diseño, las cuestiones del contexto teórico, conceptual e intelectual pasan al asiento trasero. El diseño formalista reduce el estilo discursivo a un sinónimo de forma, lo que deja fuera la vivencia potencial del lector en su diseño narrativo y literario. Por ejemplo, se dejan fuera los valores epistémicos como la originalidad, el respeto a la propiedad intelectual, el manejo del sesgo cognitivo, el amor por la verdad y el rigor en la profundización de las ideas. En resumen, el formalismo deja de lado el diseño del estilo de pensamiento como experiencia vivencial, que es un paso esencial para aplicar habilidades disciplinares avanzadas en un escenario de creatividad intelectual.
Otro obstáculo es el criterio de diseño comercial. El diseño discursivo comercial está ligado al mercado, a la producción en masa como dispositivo servil de la industria y el perfil laboral, que no diferencia entre competencia intelectual y producto de valor con fines de lucro y explotación. En este paradigma comercial de la literatura académica, la medida última de valor de diseño es la rentabilidad financiera y la producción de nuevos productos y servicios con la promesa de que la inversión se multiplicará rápidamente. La limitación, sin embargo, es cuando el diseño no respeta, dentro del marco comercial, la dignidad humana de crear una sociedad con claro progreso ético para la paz, el respeto al medio ambiente, la democracia y la justicia social.
Otro paradigma es el diseño individualista del discurso, un problema que se genera por centrarse en conceptos individuales y dejar de lado la colaboración que satisface principios científicos de validación, revisión, confiabilidad y producción editorial bajo criterios de profundidad, rigor y complejidad, necesarias para una experiencia intelectual innovadora. La escritura multidisciplinar se debilita, la investigación colectiva se extingue, y la escritura desde varios enfoques se deja fuera de la ecuación del diseño discursivo. Si se pretende construir una tradición intelectual para la comunidad académica, el paradigma individualista del diseño cancela esta aspiración.
El diseño desde el racionalismo da la impresión de que es una actividad lógica discursiva la solución a los problemas de la actividad intelectual, dejando de lado la base axiológica de la actividad epistémica, disciplinar, social y científica. El diseñador desde este paradigma de diseño racionalista plantea problemas, los justifica, los teoriza, calcula, demuestra, explica, describe, pero es altamente reductivo en cuanto a cuerpos de argumentos y deja de lado la sensibilidad humana al compromiso social, ambiental y de progreso ético. Similar al funcionalismo, su discurso es un cuerpo discursivo muy útil para revelar la objetividad, pero deja de lado la creación de una tradición intelectual con ingredientes humanistas. Un proyecto de diseño racionalista hace énfasis en producir cadenas de razón, argumentos, marcos de teorías de la lógica modal y las inferencias. La experiencia posracionalista de la actividad intelectual queda fuera de su ecuación de diseño. El lector es visto como consumidor del discurso objetivo, frío y calculador, minimizando la utilidad moral relativa a la experiencia intelectual del estudiante. Promueve el arte del pensamiento objetivo, pero pasa al asiento trasero la imaginación integral de la creatividad humanista.
El diseño positivista del discurso controla artificialmente las variables y crea un espacio intelectual fuera de las condiciones reales de la vida humana. La discusión positivista reduce la variabilidad de contextos sociales que impiden sumar la condición cambiante de la vida humana. El conocimiento contextualizado del contenido se reduce a la idea de cuerpos de razonamiento que por sí mismos formarán el imaginario social de los estudiantes. Especialmente aporta importantes procesos prácticos, procesos de validez y confiabilidad en sus conclusiones, pero desensibiliza la consideración de la actividad intelectual como un propósito de inspiración social. Tanto el positivismo como el realismo son reacios a la alternativa reflexiva. La meta discursiva es racional y práctica en el racionalismo y el positivismo, pero en su agenda no produce empatía social, progreso ético y estético. Estos paradigmas, en su meta, buscan sistematizar el refinamiento de la lógica, la coherencia, el rigor y lo fáctico. Además, en sus criterios, cierran las puertas del diseño para aquellos marginados de la mejor educación, no promueven la compasión y la solidaridad, y crean élites del conocimiento. Por último, la antropología y la psicolingüística son marginales en el diseño discursivo de los cuerpos de literatura curricular.
Nuestra posición posracionalista reconoce en el diseño discursivo los conceptos narrativos de accesibilidad a la experiencia del estilo intelectual; la funcionalidad de piezas en su estructura; la educación de capacidades intelectuales hipotético-deductivas de acceso a la verdad por aproximación lingüística; la estética del discurso; lo axiológico como proceso de reflexión; la elaboración de contextos sociales y el español con propósitos académicos. En el posracionalismo, el Yo y el Mundo es una experiencia narrativa. Modificar esta con innovaciones discursivas es educar para un mundo en evolución ética. El discurso posracionalista no niega al racionalismo, sino que lo conduce a objetivos más allá de la simple objetividad lógica del texto; es decir, hace esfuerzos importantes en la promoción del sistema de pensamiento con fines de progreso ético, soberanía intelectual de sus lectores, y propone una tradición epistémica como distinción de la calidad educativa.
La obra internacional de Lyons y Rayner titulada The Academic Book of the Future (2016) fue producto de una convocatoria internacional realizada en 2014 por el británico Consejo de Investigación en Humanidades. El objetivo fue arrojar luz sobre el futuro del libro académico. La actual editorial académica, para su producción, se ha liberado de la manipulación de gobiernos, administraciones, grupos de poder religiosos y políticos, creando un mercado democrático del conocimiento accesible para la formación de nuevos cuadros académicos, lo que se conoce como Libertad Académica. El libro académico, o también denominado curricular, es el reflejo de la tradición intelectual de la comunidad que lo crea; es un contenedor de experiencias de conocimiento, inspiración del progreso ético y agitación rebelde de las ideas. Entre los objetivos para los próximos años se sugieren:
• El libro académico como indicador de la salud de la libertad académica de las instituciones educativas.
• Aumentar la conciencia sobre el libro académico, involucrar a los medios y alertar a los responsables políticos de la educación sobre su importancia como parte del ecosistema intelectual de nuestra sociedad.
• Hacer que el libro académico sea más accesible para una audiencia más amplia que solo las comunidades escolares.
• Promover las habilidades, los servicios de librerías y bibliotecas del texto académico como base de la educación en línea.
• Fomentar los procesos y las habilidades de escritura creativa para la creación del libro académico por parte de académicos y editores.
• Abrir oportunidades para debatir sobre el diseño del discurso académico y fomentar la colaboración entre editores, profesores escritores e investigadores.
• Debatir sobre el libro académico para el futuro proyecto de la tradición académica de la comunidad educativa.
• Mejorar los sistemas digitales de la web para el E-book y hacer del ISBN un símbolo de respeto a la propiedad intelectual.
La prestigiosa editorial Macmillan con su “Proyecto Palgrave[11]” en marzo de 2015 se propuso crear un libro académico por semana[12]. Esta misma metodología fue adaptada por la CIE ahora LAN de la USMNH para formar profesores escritores, destacando los ejes de formación:
• El sistema de escritura
• Gramática
• Ortografía
• Puntuado
• Arquitectura de sentencias
• Lógica modal y cadenas de razón
• Retórica
• Textualidad académica
La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH), desde su Coordinación de Innovación Educativa adaptó esta misma metodología de diseño del discurso académico bajo un seminario-taller de escritura creativa, formando 37 profesores de media superior y produciendo 18 libros curriculares y 9 de apoyo extracurricular entre 2016 y 2019. Esta editorial académica contabiliza 28 libros a Mayo de 2019. Actualmente dispone en línea dos de los tres módulos del seminario-taller, que son cursos en la Web con la idea global de este proceso de formación docente, editorial y de innovación educativa basada en el diseño de nuevos discursos académicos. URL: http://www.libertadacademica.com/Ebook/LibrosPDF.html.
Referencias
[1] Leech, G. (2014). Language in literature: Style and foregrounding. Routledge.
[2] Alderson, J. C., & Short, M. (1989). Reading literature. Reading, Analysing and Teaching Literature. London: Longman, 261.
[3] Short, M. H., & Leech, G. N. (2013). Style in fiction: A linguistic introduction to English fictional prose. Routledge. Retrieved from https://www.pala.ac.uk/uploads/2/5/1/0/25105678/2007_may.pdf
[4] Hoover, D. L., & Lattig, S. (2007). Stylistics: prospect & retrospect (3). Rodopi.
[5] Hoover, D. L., & Lattig, S. (2007). Stylistics: prospect & retrospect (3). Rodopi.
[6] Rybicki, J., Eder, M., & Hoover, D. (2016). Computational stylistics and text analysis. Doing Digital Humanities, 123-144. Retrieved from http://www.infotext.unisi.it/upload/rybickihoovereder_with_figures.pdf
[7] Lambrou, M., & Stockwell, P. (2010). Contemporary Stylistics. A&C Black. Retrieved from http://books.google.com.mx/books?id=anUwb4lCwqgC&hl=&source=gbs_api
[8] Jeffries, L. (2010). Opposition In Discourse: The Construction of Oppositional Meaning (Advances in Stylistics) (1 ed.). Continuum.
[9] Norman, D. A. (2013). The Design of Everyday Things (The MIT Press) (revised and expanded edition ed.). MIT Press.
[10] Lyons, R. E., & Rayner, S. (2015). The Academic Book of the Future., 133.
[11] McCall J., Bourke-Waite A. (2016) The Academic Book of the Future and the Need to Break Boundaries. In: Lyons R.E., Rayner S.J. (eds) The Academic Book of the Future. Palgrave Macmillan, London
[12] Vulpes Libris (2015) ‘Palgrave Pivot: Mopping Up the Mid-Length Manuscripts’, Vulpes Libres blog, https://vulpeslibris.wordpress.com/2015/04/29/palgrave-pivot-mopping-up-the-mid-length-manuscripts/, accessed 20 August 2015.