3. Sistema de preguntas al modo socrático 

 

_______________________________________________________________________________________

Autores:

Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Filho Enrique Borjas García
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez Fernández
Rogelio Ochoa Barragán

 

 

 

Avatar: Newton

 

 


Uno puede aceptar que las preguntas son en principio responsables de guiarnos a la información empírica o lógico-matemática, de modo que cualquier otra cosa sin ellas, es solo confusión reducible a una realidad sin sentido. En última instancia, la objeción no es posible si no hay espacio entre las preguntas que se pueden responder mediante evidencias o cálculos. El destino de todo problema, es el siguiente: algunos desaparecen al ser demostrados como errores y malentendidos de nuestro lenguaje, y otros, se encuentran como cuestiones científicas ordinarias disfrazadas de un problema original; y los menos, logran ser cuestiones trascendentales para la ciencia. Estas observaciones, creemos, determinan todo futuro de las preguntas de investigación[1].


Es una tentación recurrente para las personas impacientes no estructurar sus preguntas. Stephen Hawking  en su “The grand design” nos expresa[2]:


“Cada uno de nosotros existe por poco tiempo, en este tiempo exploramos una pequeña parte de todo el universo. Pero los humanos somos una especie curiosa. Nos preguntamos, buscamos respuestas. Viviendo en este vasto mundo que por turnos es amable y cruel, miramos a los inmensos cielos de arriba, la gente siempre ha hecho una multitud de preguntas. ¿Cómo podemos entender el mundo en que nos encontramos? ¿Cómo se comporta el universo? ¿Cuál  es la naturaleza de la realidad? ¿De dónde salió todo esto? ¿Necesitaba el universo un creador?  La mayoría de nosotros no pasamos la mayor parte de nuestras vidas preocupados por estas preguntas, pero casi todos nos hemos preocupado por ellas alguna vez. Tradicionalmente son preguntas para la ciencia y la filosofía, pero la filosofía está muerta. La filosofía no ha estado al día de los desarrollos de la ciencia, en particular de la física. Los científicos se han convertido en aportaciones de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda del conocimiento”. 


Vale la pena considerar la posición de Hawking en la medida en que ayuda a aclarar la naturaleza autorreflexiva de preguntar y por lo tanto responder a la primera objeción. Hume y Hawking tienen razón al considerar que, si se supone que las cuestiones científicas son cuestiones accesorias del estudio del razonamiento experimental sobre la materia de hechos y la existencia, el razonamiento abstracto sobre cantidad y número debería ser parte de la búsqueda de conocimiento filosófico, si las matemáticas y el pensamiento científico de frontera no los atiende la filosofía, entonces diríamos como Hawking: ¡la filosofía está muerta! 


Sentimos que estamos atrapados en muchos aspectos en una frase: el fin de la historia. No del todo, porque esto, es decir, el estancamiento en sí mismo, comienza cuando las personas dejan de hacerse preguntas sobre lo profundo de la vida humana y su entorno natural. Se observa una necesidad de una educación que desde el humanismo científico  se pregunte, como medio pedagógico, donde los diferentes tipos de cursos respondan al entrenamiento de preguntar los porqué de cada pieza de conocimiento en las aulas. El estancamiento se resuelve cuando hay realmente un entrenamiento intelectual para hacernos de la habilidad de crear sistemas de preguntas bajo el modelo hipotético deductivo. 


Discutir cuando hay preguntas genuinamente abiertas en la investigación científica, es el primer paso[3]. El cuestionamiento es un proceso de intensificación que tarde o temprano termina invadiendo la ciencia. Es es un buen progreso porque es una manera precisa de entender el carácter crucial autorreflexivo de las cuestiones científicas, es darse cuenta de que las cuestiones científicas son abiertas, en términos del desacuerdo por cerrarlas bajo la idea de que la ciencia logra la verdad absoluta cuando las contesta. Déjenos explicarlo.


El cierre es un proceso simple pero muy poderoso en las álgebras matemáticas, donde se dice que una álgebra es un cuerpo o campo cerrado bajo una operación binaria de suma y multiplicación. Una operación llevada a cabo entre los miembros del cuerpo o campo (números, vectores, tensores) siempre produce un miembro del mismo conjunto. Sin embargo, el mismo conjunto no está cerrado (es decir esta abierto a infinito). Lo mismo sucede con una pregunta de investigación, la base axiomática de la razón humana es cerrada, pero sus posibilidades de interrogar a la realidad son infinitas. 


Ahora, el conjunto de preguntas científicas es tal que si se cuestionan tales preguntas, se obtiene una más profunda cuestión. El conjunto de preguntas empíricas o lógico matemáticas, no está cerrado sino abierto al interrogatorio: continuar interrogando el tiempo suficiente, eligiendo cuidadosamente las preguntas correctas para ganar profundidad sobre lo que en el mundo es posible, tarde o temprano terminará saliendo fuera del conjunto de esas preguntas dentro de la disciplina particular y dentro del conjunto científico, tendiendo al plano de la filosofía. El problema en la primera objeción con las posiciones de Hawking, no es solo que se equivoca, sino que se autocontradice, porque la mala filosofía sigue siendo filosofía. 


A la luz de la primera objeción, podemos referir nuestra definición diciendo que las preguntas científicas son en principio cuestiones abiertas, cerradas bajo la base axiomática de la razón humana. Esto es mejor, pero desafortunadamente la nueva definición todavía no logra hacer frente a una segunda dificultad: la inflación. Si aceptamos que las preguntas científicas son abiertas, en el sentido del desacuerdo, y preguntas cerradas, en el sentido teórico, esto puede incluir demasiado para nuestro propósito de que sean prácticas a la investigación. El espacio de preguntas podría ser un Big Bang interrogativo (inflacionista) y este sería evidencia de que algo está mal con la definición en sí. Esta es la segunda objeción.


Puede parecer que lo que hemos hecho es saltar sobre el fuego, demasiadas preguntas ahora cuentan como científicas porque están abiertas. Contar con una gran variedad de preguntas lo que provoca es instalarnos en la más intensa incertidumbre y nos deja en lo mundano generando desacuerdos racionales honestos, pero sobre todo nos instala en una crisis de delimitación práctica para realizar una investigación durante la vida razonable de una persona. La preocupación es sensata, pero, al final se puede disipar, por dos razones. 


En primer lugar, las incertidumbres no están necesariamente vinculadas a preguntas abiertas. Por ejemplo, si nos preguntamos si habrá una crisis financiera el próximo mes, es una pregunta cerrada, no porque tengamos una respuesta. Está cerrada porque entendemos que tendrá una falta de una respuesta definitiva, por tanto, nuestro desacuerdo se basa precisamente en lo limitado de los recursos empíricos o lógicos matemáticos. Si tuviéramos más información, tendríamos una respuesta definitiva, en la que entonces no sería razonable discrepar. Tanto es así que a finales del próximo mes, veríamos que la pregunta estaba cerrada. Esta es la razón por la que, cuando hay limitada información y razones sobre la organización de un sistema, no significa que sea inabordable dar  pasos serios y modestos en lo desconocido.


La segunda se refiere a la naturaleza o al tema de las preguntas genuinamente abiertas. Las preguntas se dan en un grado de valor: importancia, pertinencia, relevancia, seriedad y dificultad. Debemos acercarnos a ellas sin que vismo. Dicho esto, es cierto que cuando nos enfrentamos a preguntas científicas tendemos a concentrarnos en problemas más significativos y consecuentes, en otras palabras, los temas de investigación los exponemos dentro de un razonamiento de interrogaciones al modo de algoritmo hipotético deductivo, por ello, este proceso interrogativo en su estructura racional decide el tema y no en la simple pregunta con signos de interrogación suelta y desvinculada de justificación con el resto de las interrogaciones. 


Las preguntas llevan a más preguntas. Cuando esto sucede, se puede decir que la pregunta Q1 plantea Q2 entonces sugiere Q3, y así sucesivamente. Pero las preguntas también nos pueden conducir hacia atrás en la relación lógica que da justificación y sustento al conocimiento moderno. Pensar es presuponer desde la lógica matemática o la empírica, y puede usar formalmente la implicación ordinaria de hacernos de un sistema de preguntas de investigación. A largo plazo la experiencia da lugar a una red de fórmulas de interrogación empleando operadores discursivos (ver http://www.libertadacademica.com/EbookLetras10/elements/TablaContenido.html), permitiendo a la mente del investigador admitir en su lenguaje estructurado, diferentes tipos de razonamiento robusto. De ello podemos concluir, es un error pensar que las preguntas abiertas son la primera y la última necesaria en el tiempo de investigación, más bien son solo una unidad interrogativa dentro de una cadena de preguntas conectadas con operadores modales. 


Las preguntas de investigación son preguntas finales dentro de una cadena de preguntas conectadas por la lógica modal (operadores discursivos), que influyen en términos de cascada sobre preguntas adicionales y respuestas relacionadas dentro de la red interrogativa. Con esta nueva definición de pregunta de investigación, dada como un sistema de fórmulas hipotético deductivas, que en su estructura provee que hay una posibilidad correcta de generar información para dar respuesta, deja fuera la posibilidad de que busquemos la verdad donde la ciencia no tiene acceso. El novel en la mitología de investigación, es común que no entienda que la ciencia no está en la empresa de describir soluciones, sino la de diseñarlas como aplicación de un método. El método es el diseño conceptual, no en la lógica formal de lo que se encuentra en el corazón del pensamiento científico, como ya hemos argumentado cuando referimos qué es la teoría. 


 


Referencias



[1] Sorensen, R. A. (2002). Pseudo-problems: how analytic philosophy gets done. Routledge.

[2] Hawking, S. (2010). The grand design. Random House Digital, Inc.

[3] Floridi, L. (2013). What is a philosophical question. Metaphilosophy, 44(3), 195-221.