5. Evidencia 

 

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Autores:

Eduardo Ochoa Hernández
Nicolás Zamudio Hernández
Gladys Juárez Cisneros
Filho Enrique Borjas García
Lizbeth Guadalupe Villalon Magallan
Pedro Gallegos Facio
Gerardo Sánchez Fernández
Rogelio Ochoa Barragán

 

 

 

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Las razones motivadoras son estados psicológicos, las razones normativas son hechos. La razón normativa es una consideración que, de hecho, favorece la acción. Una razón motivadora es por la cual la gente actuó como lo hizo. La razón normativa es una buena justificación para la acción, para mostrar lo que hay que decir a favor de ella; la razón motivadora es algo que citamos para explicar su acción, para mostrar lo que usted pensó que debía decir a favor de. La razón normativa es la consideración que favorece justificar lo que haremos. La razón motivadora es lo que percibimos a favor de lo que hicimos. 


La evidencia para la razón motivadora representa la objetividad del motivo por el que actuamos. Para la razón normativa, la evidencia es algo sobre la base de que alguien podría o debería, verificarla para sostener la razón en dirección a una creencia. La evidencia es algo que lógicamente apoya una idea, algo que objetivamente podemos apelar para explicar o racionalmente justificar nuestras creencias. Las creencias contienen una  o muchas evidencias. 


¿Por qué deberíamos preocuparnos por esta noción más compleja de evidencia en primer lugar, cuando tenemos una noción simple perfectamente viable que parece servirnos muy bien en el espacio académico o científico? La respuesta es corta, es que esta noción de evidencia es tan simple que casi cualquier cosa podría serlo. La evidencia es algo que es justificado para ser valido en el espacio de escenas criminales, en tribunales de justicia y en los laboratorios de investigación. Se justifican bajo la teoría que sostiene las hipótesis sobre lo que en ese espacio es real. A fin de evaluar significativamente nuestros juicios e hipótesis, necesitamos formar creencias apoyadas en la evidencia, de hecho, en evidencias pertinentes al marco teórico de explicación. Hemos aquí expresado a la evidencia como una razón para la creencia.


La mayoría piensa que nuestra relación con la evidencia es una proposición determinada en parte si somos racionales y justificamos para creer, asumimos que la honradez y responsabilidad son necesarias como valor, para ser parte de lo que la evidencia es. La cuestión central en el debate sobre la ontología de la evidencia es qué tipo de cosas pueden ser evidencias para una propuesta científica, ya advertimos que la forma lingüística de materializar una evidencia es una proposición. Ahora debemos estudiar que tipo de proposición es.


La escuela proposicionalista refiere a la evidencia como una proposición con el papel fáctico[1].  Dentro del factualismo no existe evidencia falsa y equipara los datos como una referencia directa con lo existente en la realidad[2]. El psicologismo refiere a evidencia como la relación de un proceso de lógica doxastica que justifica relevancia y pertinencia conceptual, en la que está expuesta a ser corrompida por las emociones[3], llamado sesgo cognitivo. Para el pluralismo valen todas las anteriores[4]. 


En resumen, la evidencia es un instrumento lingüístico provisto para apoyar lógicamente, favorecer objetivamente y explicar nuestras creencias; se nos presenta en forma de proposición, datos empíricos y teóricos, además, debe ser justificada su pertinencia y relevancia para los juicios en los que participa o es parte de la naturaleza generadora dentro de un ensayo experimental. La evidencia es un recurso de la razón para apelar y dar sentido a las propuestas sobre lo verdadero, creencias que deben explicar que tan formadas están a la tierra de los hechos. 


El papel de la evidencia, es aportar peso objetivo para las demostraciones sobre lo que consideramos verdadero. Justificar nuestras creencias, por mucho es anclarlas lo más firme posible en la evidencia. No solo es algo obvio que la evidencia tiene significado en el concepto que tengamos de hecho. Es decir, los datos numéricos en un ensayo experimental, solo tienen sentido en función del concepto del “hecho”, ese que está asociado al marco teórico de explicación del experimento. Un hecho puede entenderse como un concepto lo más próximo a lo empírico, a lo que existe y sucede en la realidad, es un consenso de la comunidad de conocimiento, siempre expuesto a su evolución dentro de las más pujantes nuevas teorías. 



La mayoría de las personas considera que la evidencia es la mejor razón para lo que existe, sin advertir, que los hechos son algo lingüístico y los datos en su sentido dependen totalmente de los hechos. La evidencia como lógica empírica es más interesante, es decir, construir evidencia como causa-efecto, correlaciones, funciones de probabilidad, el falso testigo…, nos permite argumentar que el método científico es un estilo de pensamiento para creer en una buena razón. La buena razón esta anclada en la evidencia, los hechos, las hipótesis, los conceptos, las teorías, las leyes, los argumentos, en la lógica doxástica y epistémica. Donde la escritura creativa es la forma viva del método de investigación científico.



Referencias


[1] Dougherty, T. (2011). In defense of propositionalism about evidence.

[2] Littlejohn, C. (2013). No evidence is false. Acta Analytica, 28(2), 145-159.

[3] Turri, J. (2010). On the relationship between propositional and doxastic justification. Philosophy and phenomenological research, 80(2), 312-326.

[4] Orsmond, P., Merry, S., & Reiling, K. (2000). The use of student derived marking criteria in peer and self-assessment. Assessment & Evaluation in Higher Education, 25(1), 23-38.