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Realismo
El realismo es una posición filosófica que sostiene que la realidad existe de manera independiente del sujeto que la conoce, es decir, que los objetos, los hechos y las leyes del mundo existen con autonomía respecto a nuestras percepciones, pensamientos o creencias. Según esta postura, el conocimiento no crea la realidad, sino que la descubre o la representa, aunque siempre de manera imperfecta (Abbagnano, 2010).
En el ámbito epistemológico, el realismo afirma que es posible conocer el mundo tal como es, al menos de manera aproximada. Esto implica que existe una correspondencia entre el conocimiento y la realidad. Frente al escepticismo y al idealismo —que ponen en duda la existencia de una realidad independiente—, el realismo defiende que los objetos existen aunque no sean percibidos. Por ejemplo, una montaña sigue existiendo aunque nadie la esté observando.
Desde la metafísica, el realismo sostiene que el ser no depende del pensamiento para existir. En esta perspectiva, las cosas poseen una naturaleza propia, independientemente del modo en que el sujeto las interprete. Filósofos como Aristóteles pueden considerarse realistas en la medida en que afirmaron la existencia objetiva de las sustancias, dotadas de forma y materia.
En la filosofía moderna, el realismo se desarrolló en diálogo y en conflicto con otras corrientes. René Descartes, aunque no fue plenamente realista, abrió el problema al cuestionar la certeza del mundo externo. Posteriormente, los realistas sostuvieron que, pese a las dudas del sujeto, existe una realidad objetiva que puede ser conocida. En la filosofía contemporánea, el realismo científico afirma que las entidades postuladas por las teorías científicas (como los átomos, campos o partículas) existen realmente, y no son solo construcciones teóricas útiles.
Además del plano filosófico, el realismo también tiene una expresión en la literatura y el arte. El realismo literario del siglo XIX, representado por autores como Balzac, Flaubert o Galdós, buscó retratar la realidad social con fidelidad, mostrando las condiciones de vida, los conflictos humanos y las estructuras sociales sin idealizaciones. En este sentido, el realismo artístico comparte con el realismo filosófico la intención de representar la realidad tal como es.
El realismo se ha enfrentado a múltiples críticas. El idealismo, por ejemplo, sostiene que la realidad depende de la conciencia o del pensamiento. Por su parte, algunas corrientes contemporáneas afirman que todo conocimiento está mediado por el lenguaje, la cultura y la historia, lo que impide un acceso directo a lo real. A pesar de estas críticas, el realismo sigue siendo una postura fundamental en los debates sobre la verdad, el conocimiento y la ciencia.
En el ámbito educativo y formativo, el realismo favorece una actitud de reconocimiento de los hechos, de respeto por la evidencia y de valoración del conocimiento como aproximación objetiva a la realidad. Esto resulta especialmente relevante frente a fenómenos como la posverdad y la desinformación.
En síntesis, el realismo es una postura filosófica que afirma la existencia objetiva de la realidad y la posibilidad de conocerla. Su importancia radica en que sostiene la confianza en el conocimiento, en la ciencia y en la capacidad humana de comprender el mundo más allá de las apariencias subjetivas.
Referencias
Abbagnano, N. (2010). Diccionario de filosofía. Fondo de Cultura Económica.
Putnam, H. (1999). Realismo con rostro humano. Tecnos.
Aristóteles. (2011). Metafísica. Gredos.
