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Argumento

 

 

Argumento

El argumento es una estructura discursiva mediante la cual una persona defiende una idea, postura o conclusión utilizando razones, evidencias y explicaciones que buscan persuadir o convencer a un interlocutor. En términos generales, argumentar implica justificar una afirmación mediante un conjunto de premisas que la respaldan, de modo que el receptor pueda comprender su validez y verosimilitud. Esta actividad es esencial en la comunicación académica, científica, jurídica y cotidiana, pues permite sustentar opiniones y tomar decisiones informadas basadas en razones explícitas (Weston, 2018).


La construcción de un argumento sólido requiere claridad en la tesis central, pertinencia en las razones ofrecidas y un uso adecuado de la evidencia disponible. La tesis es la idea principal que se busca defender; las premisas son las razones que justifican esa tesis; y la conclusión es el resultado lógico del razonamiento. Cuando estas partes se articulan de manera coherente, el argumento adquiere fuerza lógica y persuasiva. Sin embargo, si las premisas son débiles, irrelevantes o contradictorias, el argumento puede caer en falacias, debilitando su credibilidad y su efecto sobre el lector o el oyente (Copi, Cohen & McMahon, 2014).


En el ámbito académico, el argumento constituye el núcleo de géneros como el ensayo, el artículo científico, la reseña crítica, el comentario analítico y el debate oral. Su función no es únicamente convencer, sino también participar de manera rigurosa en el intercambio de ideas, exponiendo posiciones fundamentadas y evaluando críticamente las posturas ajenas. La argumentación fomenta habilidades de pensamiento crítico, ya que exige examinar supuestos, analizar pruebas y valorar la consistencia interna del razonamiento.


Además, la calidad de un argumento está estrechamente vinculada al uso adecuado de la información documental y a la capacidad de integrar fuentes confiables. La incorporación de citas, datos estadísticos, ejemplos verificables y teorías relevantes fortalece la estructura argumentativa, siempre y cuando la evidencia utilizada sea pertinente y se cite correctamente. Argumentar, por tanto, no solo implica expresar una postura, sino también demostrar que dicha postura se sostiene en fundamentos sólidos y verificables.


Desde una perspectiva comunicativa, el argumento también depende de factores retóricos, como la claridad del lenguaje, la coherencia del texto y la selección de conectores discursivos que articulen las ideas de manera lógica. La argumentación se apoya tanto en la dimensión racional como en la capacidad de presentar las ideas de forma ordenada, precisa y convincente. En este sentido, argumentar es una práctica compleja que integra pensamiento crítico, habilidades lingüísticas y dominio del contenido.


En síntesis, el argumento es un recurso fundamental para la construcción del conocimiento y para la participación activa y crítica en cualquier comunidad discursiva. Permite justificar ideas, evaluar posiciones y dialogar con diferentes perspectivas. Su dominio constituye una competencia clave para el trabajo académico, la vida profesional y la comunicación efectiva en una sociedad basada cada vez más en la evaluación racional de la información.


Referencias


Copi, I. M., Cohen, C., & McMahon, K. (2014). Introducción a la lógica (14.ª ed.). Pearson.
Weston, A. (2018). A rulebook for arguments (5th ed.). Hackett Publishing.