Palabras clave
Expresión oral
Expresión oral
La expresión oral es una de las competencias comunicativas fundamentales del ser humano y constituye un medio privilegiado para construir, compartir y transformar significados en contextos sociales, académicos y profesionales. A diferencia de la expresión escrita, la oralidad se caracteriza por su inmediatez, su carácter interactivo y su dependencia del contexto situacional. A través de la voz, el ritmo, la entonación y los gestos, la expresión oral permite transmitir no solo información, sino también emociones, matices y actitudes que moldean la interacción comunicativa. Por ello, el desarrollo de la expresión oral es considerado un pilar esencial en los procesos educativos y en la formación integral de las personas.
Desde una perspectiva lingüística, la expresión oral involucra la planificación y producción de mensajes verbales coherentes, adecuados y comprensibles. Hymes (1972) destacó que la competencia comunicativa no se limita a conocer las reglas gramaticales, sino que implica saber utilizarlas en contextos reales de comunicación. En este sentido, la expresión oral requiere seleccionar las palabras apropiadas, estructurar ideas de manera lógica y ajustar el discurso según el interlocutor, la situación y el propósito comunicativo. Esta habilidad es especialmente visible en situaciones formales, como exposiciones, debates, entrevistas o discursos públicos, donde la organización del discurso influye directamente en la eficacia de la comunicación.
La expresión oral es también una práctica social que implica la interacción con otros. A diferencia de la escritura, que suele desarrollarse de manera individual y asincrónica, la oralidad se construye en tiempo real y, a menudo, en colaboración con los interlocutores. Bakhtin (1986) propone que todo enunciado es dialógico: responde a otros discursos anteriores y anticipa posibles réplicas futuras. De este modo, la expresión oral requiere no solo hablar, sino también escuchar activamente, interpretar señales verbales y no verbales, y adaptar el mensaje de acuerdo con la dinámica conversacional. Esta dimensión interactiva convierte a la oralidad en una habilidad compleja que integra procesos cognitivos, emocionales y sociales.
En el ámbito educativo, la expresión oral ocupa un lugar central en el desarrollo de competencias comunicativas y del pensamiento crítico. La escuela y la universidad buscan que los estudiantes no solo sean capaces de comprender textos, sino también de construir discursos propios, argumentar, explicar y dialogar. Mercer (2000) señala que el habla es una herramienta para pensar colectivamente: a través de la discusión y el intercambio oral, los estudiantes elaboran ideas, desarrollan razonamientos y resuelven problemas de manera colaborativa. Por esta razón, actividades como exposiciones, debates, seminarios y presentaciones son estrategias esenciales para promover el aprendizaje significativo.
El desarrollo de la expresión oral también está ligado al dominio de aspectos paralingüísticos y no verbales. Elementos como la entonación, el volumen, el ritmo, la postura corporal y los movimientos de las manos influyen en la forma en que el mensaje es recibido. Goffman (1959) indica que la comunicación oral implica una forma de “presentación del yo”, en la que el hablante construye su credibilidad y su identidad a través de la actuación comunicativa. Así, una expresión oral efectiva no solo depende del contenido, sino también de la capacidad del hablante para transmitir seguridad, claridad y coherencia mediante recursos no verbales.
En el entorno profesional, la expresión oral es una competencia altamente valorada. En reuniones, entrevistas, negociaciones, conferencias o ventas, la capacidad de comunicar ideas de forma persuasiva y clara resulta crucial. La oralidad profesional requiere precisión terminológica, estructura argumentativa y habilidades retóricas que permitan captar la atención del interlocutor y transmitir confianza. De hecho, numerosos estudios señalan que las habilidades de comunicación oral son uno de los factores que más influyen en la empleabilidad y el desempeño laboral (Knight & Yorke, 2003).
La expresión oral también cumple una función cultural y comunitaria. A través de ella se transmiten tradiciones, relatos, saberes y formas de identidad colectiva. En muchas culturas, la oralidad es el medio principal de memoria histórica, educación comunitaria y cohesión social. La narración oral, la poesía declamada y los discursos rituales constituyen prácticas en las que la voz adquiere un papel simbólico y performativo. Ong (1982) afirma que la oralidad primaria —propia de culturas no alfabetizadas— y la oralidad secundaria —potenciada por los medios electrónicos— moldean modos específicos de pensamiento y relación social.
En contextos contemporáneos, el auge de plataformas audiovisuales, podcasts, videoconferencias y redes sociales ha renovado la importancia de la expresión oral. La comunicación digital basada en la voz combina elementos tradicionales de la oralidad con nuevas formas de interacción mediada. Esto exige habilidades adicionales, como el control del tiempo, la claridad del mensaje y la adaptación a públicos diversos. En este escenario, la expresión oral se vuelve una competencia transversal que articula el mundo académico, profesional, artístico y social.
En síntesis, la expresión oral es una habilidad compleja y multifacética que permite a los individuos participar activamente en la vida social, construir conocimiento, desarrollar relaciones y comunicar ideas con eficacia. Su desarrollo requiere práctica, reflexión y conciencia de los múltiples recursos lingüísticos, paralingüísticos y no verbales que intervienen en el acto comunicativo. Fomentar la expresión oral no solo mejora la capacidad de comunicar, sino que fortalece el pensamiento crítico, la creatividad y la participación democrática en la sociedad.
Referencias
Bakhtin, M. (1986). Speech genres and other late essays. University of Texas Press.
Goffman, E. (1959). The presentation of self in everyday life. Anchor Books.
Hymes, D. (1972). On communicative competence. In J. B. Pride & J. Holmes (Eds.), Sociolinguistics (pp. 269–293). Penguin.
Knight, P., & Yorke, M. (2003). Assessment, learning and employability. McGraw-Hill.
Mercer, N. (2000). Words and minds: How we use language to think together. Routledge.
Ong, W. (1982). Orality and literacy: The technologizing of the word. Routledge.
