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Función matemática
La función matemática es uno de los conceptos centrales de la matemática moderna y una de las herramientas intelectuales más poderosas para describir el cambio, la dependencia y la estructura del mundo. En su definición contemporánea, una función es una relación que asigna a cada elemento de un conjunto —el dominio— un único elemento de otro conjunto —el codominio—. Esta idea, aparentemente simple, encierra una revolución conceptual que transformó el modo en que la humanidad entiende fenómenos físicos, biológicos, sociales y abstractos.
Históricamente, las funciones surgieron de la necesidad de describir magnitudes variables. En la antigüedad, se relacionaban con curvas geométricas o con relaciones proporcionales entre cantidades. Sin embargo, fue con el desarrollo del cálculo diferencial e integral en los siglos XVII y XVIII, especialmente gracias a Newton y Leibniz, que la noción de función adquirió una forma sistemática. La idea de que una magnitud puede depender continuamente de otra permitió formalizar conceptos como velocidad, aceleración, crecimiento y acumulación.
El salto decisivo ocurrió con la formulación formal de la función propuesta por Dirichlet en el siglo XIX. Él sostuvo que una función no era necesariamente una expresión analítica ni una curva suave, sino cualquier correspondencia bien definida entre conjuntos. Esta ruptura abrió la puerta a funciones discontinuas, irregulares e incluso no representables gráficamente de manera intuitiva. La matemática dejó de depender de la geometría como su modelo fundamental, y la función se convirtió en un objeto abstracto, independiente de la intuición visual.
A partir de aquí, las funciones se multiplicaron en tipos y aplicaciones. En análisis matemático, permiten estudiar límites, derivadas y series; en álgebra, estructuran homomorfismos y transformaciones; en topología y teoría de categorías, constituyen la base para definir estructuras y relaciones entre objetos. Las funciones también modelan fenómenos reales: representan cómo cambia la población de una ciudad, cómo varía la presión con la temperatura, cómo evoluciona una señal eléctrica o cómo se transforma un cuerpo rígido en el espacio.
Desde una perspectiva cognitiva, el concepto de función implica un salto significativo en el desarrollo del pensamiento matemático: pasar de ver las matemáticas como operaciones concretas sobre números a comprenderlas como relaciones abstractas entre variables. En educación, esto representa uno de los desafíos más complejos. Investigadores como Dubinsky y Sfard han mostrado que los estudiantes deben transitar desde una comprensión “procesual” —ver una función como una máquina que transforma números— hacia una comprensión “objetual”, en la que la función es concebida como un ente matemático independiente, susceptible de ser manipulado, transformado y analizado.
Filosóficamente, la función encarna la idea de dependencia estructural dentro de un sistema. Describe cómo una parte del mundo se vincula con otra mediante reglas, patrones o relaciones. En física, esta noción se traduce en leyes; en biología, en modelos de crecimiento; en economía, en curvas de oferta y demanda. La función es, así, un puente entre fenómenos y teoría, entre lo empírico y lo abstracto.
En última instancia, la función matemática es una forma de pensar: una manera de captar la dinámica del mundo y de inscribirla en estructuras que nos permiten comprenderla, predecirla y transformarla.
Referencias
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Dubinsky, E., & Harel, G. (1992). The nature of the process conception of function. The Concept of Function: Aspects of Epistemology and Pedagogy, 85–106.
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Euclid. (1956). The Thirteen Books of the Elements (T. L. Heath, Trans.). Dover.
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Katz, V. J. (2009). A History of Mathematics: An Introduction. Addison-Wesley.
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Sfard, A. (1991). On the dual nature of mathematical conceptions: Reflections on processes and objects as different sides of the same coin. Educational Studies in Mathematics, 22(1), 1–36.
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Stillwell, J. (2010). Mathematics and Its History. Springer.
